El rostro más tenebroso de la presente "crisis de migrantes" que enfrenta Europa es la de los menores de edad que simplemente se están esfumando. Se dice que por lo menos diez mil de ellos ya han caido en manos de los tratantes de personas. Lo más lacerante es saber para que fines pueden ser utilizados por el crimen organizado, en un abanico que va desde el trabajo esclavo hasta la explotación sexual.
Es por lo anterior que se nos hizo necesario compartirles este reportaje publicado por El Mundo:
Maxi VegaEl ilegal negocio del traslado de inmigrantes desde el norte de África hasta las costas europeas está adoptando una nueva derivada en los últimos meses consistente en llevar a menores desde los centros de acogimiento en Andalucía hasta otras regiones, especialmente hasta el País Vasco. Los adolescentes y jóvenes pagarían por ese traslado interior entre 1.000 y 1.500 euros, según confirman los especialistas que conviven con los inmigrantes en Cádiz.Los educadores y mediadores que trabajan con los menas (menores extranjeros no acompañados) en los centros de acogida del Campo de Gibraltar han detectado en los últimos meses que son cada vez más los chavales que desaparecen de los centros de internamiento para dirigirse a otras regiones. José Carlos Cabrera es mediador intercultural en el centro Nuestra Señora del Cobre en Algeciras y señala que los adolescentes apuestan por ir donde «su proyecto vital tiene más garantía de éxito» y una buena parte de ellos tiene su punto de destino en el País Vasco.Se da la circunstancia de que muchos de los menas que están llegando a las costas andaluzas son de dos zonas concretas de Marruecos, de Tinghir y de Beni Melal, ambas situadas al sureste de la capital Rabat, mayoritariamente agrícolas, de población bereber y muy empobrecidas.Centenares de familias deciden mandar a sus hijos a cruzar el estrecho de Gibaltrar para lo que tienen que vender sus propiedades o incluso se endeudan con las mafias. Por el paso en moto de agua pueden pagar hasta 5.000 euros, algo menos si el trayecto se hace en una atestada patera. Pero la novedad que se ha detectado en los últimos meses es que el viaje se completa con un segundo trayecto que se paga también en origen consistente en que el chaval, una vez en el centro de acogida, se pone en contacto con la mafia que le ha ayudado a pasar el Estrecho para que lo traslade hasta Cataluña, Valencia o Euskadi. Para ese segundo viaje, la familia realiza un segundo pago de hasta 1.500 euros, dependiendo de si el viaje lo hace el mena sólo o en un grupo o de la mejor negociación que hayan podido hacer las familias.El lunes de esta semana desaparecieron de un centro de la Línea de la Concepción 63 menores. No es el único caso de huidas masivas, y son estas situaciones las que llevan a los expertos a asegurar que son movimientos perfectamente planificados y dirigidos por las mafias que controlan los movimientos de estos inmigrantes.Los centros de menores, según la legislación, son de régimen abierto y los jóvenes pueden entrar y salir, lo que facilita que puedan contactar con esas redes de trata de seres humanos que organizan sus traslados de un lugar a otro.Las atractivas ayudas sociales y para la integración son las razones que los menores sopesan a la hora de elegir la Comunidad Autónoma Vasca como destino final. «Muchos van al País Vasco porque allí tienen familia, aunque ésta muchas veces no responde por ellos y la custodia queda en manos de las instituciones, y otros porque eligen aquellos lugares donde tienen más posibilidades de hacer una integración laboral y con unas condiciones más atractivas», señala Cabrera, que en contraposición a los beneficios que obtienen de Euskadi cita a Madrid «donde literalmente los echan, ni los acogen».Los centros de menores del Campo de Gibraltar están totalmente saturados, como confirma Cabrera, hasta el punto de que se han tenido que habilitar un área de emergencias en un camping de Tarifa para más de 60 plazas y abrir dos pisos. La capacidad de los centros es de 40 personas y en este momento hay más de 200 menores acogidos en ellos. «Estamos atrayendo a esos jóvenes con el imaginario de que estamos saliendo de la crisis y este año es el de mayor flujo desde que empezó el fenómeno migratorio en 1999 y se va a superar en más del 30% el mayor año, que fue 2007», afirma el mediador del centro de menores de Algeciras.
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