Por medio de este reportaje publicado por El Confidencial les compartimos la acción de censura mojigata más reciente en las fiestas veraniegas de Euskal Herria, específicamente en el área de txonas -siempre festivamente irreverentes en sus propuestas- de la Aste Nagusia de Bilbo:
Solo el PP celebra la decisión judicial de quitar la composición 'Carnicerías vaticanas' de la caseta de Hontzak, mientras que la Federación de Comparsas y los demás grupos de la oposición se alinean con la afectadaJosé Mari AlonsoEl recinto festivo de Bilbao con motivo de su Semana Grande está acostumbrado a lidiar con la polémica por la decoración de las 'txosnas' (casetas festivas), en especial por los reiterados apoyos a los presos de ETA. Se ha reproducido en muchas ocasiones la fotografía de la entrada de la Ertzaintza para retirar fotos de etarras encarcelados o pancartas de respaldo a la banda terrorista. Este año, la policía vasca ha vuelto a acceder al recinto festivo de El Arenal por orden judicial, si bien en esta ocasión su intervención nada tiene que ver con alabanzas a los terroristas y sí con presuntas “blasfemias” y “ataques contra la libertad religiosa”.En la 'txosna' de la comparsa Hontzak ya no es visible la simulación del despiece del cuerpo de Cristo crucificado para su venta bajo el título 'Carnicerías vaticanas', en la que se ironizaba con la frase “tomad y comed, este es mi cuerpo”. La retirada este lunes por la mañana de la decoración tras la denuncia interpuesta por el Obispado de Bilbao ha hecho que en las fiestas de la capital vizcaína se imponga el debate de hasta dónde debe llegar la libertad de expresión. El veto judicial está marcando la celebración de la Semana Grande. El debate está en la calle, en cada uno de los rincones festivos, con opiniones enfrentadas.La Federación de Comparsas, Bilboko Konpartsak, se ha alineado en bloque con la caseta afectada ante lo que califica de “ataque contra toda la ciudadanía”. Este organismo defiende que la sátira "no debe conocer ningún tipo de límite” mientras las críticas “no supongan una opresión contra cualquier colectivo minorizado”. “El humor y la sátira son dignas, legítimas, necesarias e imprescindibles para una sociedad plural, crítica, paritaria y responsable”, argumenta. Por ello, en solidaridad, el resto de comparsas han colocado en sus 'txosnas' una réplica del cartel retirado por la Ertzaintza con la imagen de Cristo crucificado.A nivel político, la comparsa ha recibido el respaldo unánime de los partidos de la oposición en Bilbao salvo el PP, que ha sido el único grupo que ha celebrado abiertamente la retirada de esta composición por constituir una “humillación y vejación”. “Un Jesucristo crucificado y despiezado como si se tratase de una pieza animal en una carnicería es una ofensa y un ataque gratuito de esta imagen hacia la religión católica y hacia el respeto y tolerancia mínimo necesario para una convivencia en paz”, sostiene la portavoz de los populares de Vizcaya, Raquel González.El Ayuntamiento de Bilbao, gobernado por PNV y PSE, no emprendió ninguna acción ante esta decoración a pesar de, como apunta el PP, las “quejas de miles de personas”. El alcalde, el ‘jeltzale’ Juan Mari Aburto, ha manifestado su desacuerdo personal con este montaje (“conocen mis creencias y no me gusta nada”, ha afirmado) y ha insistido en el mensaje del “respeto a todo tipo de creencias” para que ningún ciudadano pueda sentirse “insultado e incómodo”. En este sentido, ha pedido una "reflexión", ya que "para pasárselo bien no hace falta meterse con nadie, no hace falta que ningún bilbaíno se sienta mal". En todo caso, ha eludido pronunciarse respecto a si se han superado los límites de la libertad de expresión. A este respecto, se ha limitado a afirmar que "será un juez" quien decida si la decoración se enmarca dentro “del ejercicio de libertad de expresión o no”. Tampoco ha querido entrar a valorar la decisión de las demás 'txosnas' de exhibir un cartel con la obra retirada en solidaridad con la caseta afectada.La respuesta del alcalde ante esta polémica ha indignado al PP, que habla de “insulto a cualquier persona con un poco de dignidad y decencia” por dar a entender que el ayuntamiento “no puede hacer nada” ante las imágenes “grotestas” que permanecieron dos días en el recinto festivo situado en El Arenal, centro neurálgico de la fiesta. Por ello, ante la inacción municipal, los populares van a pedir la modificación de las ordenanzas festivas con vistas a que “se disponga de los mecanismos necesarios para actuar con rapidez y firmeza” ante este tipo de “humillaciones”.Por contra, EH Bildu y Podemos denuncian duramente este “ataque a un ejercicio democrático”. La coalición ‘abertzale’ habla de “intolerable atropello al humor, a la crítica sociopolítica y a la libertad de expresión” con una medida que, según asegura, “daña la imagen” de la Semana Grande y de Bilbao. En esta línea, la formación de Pablo Iglesias en el País Vasco ataca tanto al obispo de Bilbao, Mario Iceta, como a Aburto, a quienes ha calificado de “inquisidores” por montar una “policía de la moral”. El responsable del área de Cultura, Andeka Larrea, critica la “evidente falta de sentido del humor” del alcalde por afirmar que “nadie debe sentirse ofendido” en un recinto festivo que, para Podemos, representa “un espacio de reivindicación y de lucha”. Por su parte, el grupo municipal Udalberri, conformado por Podemos, IU y Equo, censura esta “desmesurada” medida contra un montaje humorístico que se asemeja al de los 'ninots' de las Fallas de Valencia.La comparsa afectada defiende que su ‘Carnicerías vaticanas’ constituía “un ejercicio práctico de libertad de expresión y desobediencia civil”. Hontzak, que ya sin Cristo crucificado ha remodelado su caseta de piezas de carnicería bajo el lema ‘Con censura eclesiástica’, para evidenciar su protesta (en su cuenta de Twitter ha ironizado con el tuit “como dirían los eclesiásticos: habemus decoración” junto a una fotografía de la nueva imagen), asegura que su intención era hacer una crítica a la existencia en el Código Penal del “absurdo e injusto delito contra los sentimientos religiosos”. Incluso asegura “no entender” que haya quien se pueda sentir ofendido por despiezar a Jesucristo. Así, para defender su actuación, realiza una comparativa con las procesiones de Semana Santa, donde “unos encapuchados pasean públicamente y en presencia de niños, muñecos macabros y ensangrentados que pueden herir la sensibilidad de muchas personas”, pero que suponen “un ejercicio de libertad de expresión”.El Obispado de Bilbao, que el mismo sábado, día de inicio de las fiestas, interpuso una denuncia ante el juzgado de instrucción número 3 de la capital vizcaína por esta “composición de imágenes blasfemas de Jesús crucificado”, argumentaba que esta decoración “ofende sentimientos profundos y creencias religiosas arraigadas en buena parte de los habitantes” de Bilbao y el territorio. Por ello, en el momento de la denuncia, había solicitado el “amparo” y la “intervención” de las instituciones públicas responsables de “velar por el respeto al derecho fundamental a las creencias religiosas en aras de la promoción de la convivencia social en paz y armonía”. En todo caso, rehúsa valorar la retirada de la decoración por orden judicial.
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