Desde el estado francés nos dan un claro ejemplo de todo lo que está mal con la burocracia.
Se ha publicado en Naiz la ordalía que está viviendo el represaliado vasco Oier Oa, lean por favor:
París aboca al expreso Oier Oa a un callejón sin salida
El donostiarra afincado en Lapurdi Oier Oa salió en libertad tras cumplir su condena el pasado 4 de abril. Ante la imposibilidad de extraditarlo al Estado español, París optó por imponerle una asignación con medidas extremas que le imposibilitan trabajar o acceder a un domicilio. Instalado ahora en una tienda de campaña en el jardín de una iglesia de Sartrouville, sigue a cientos de kilómetros de Euskal Herria y sin poder acceder a ningún servicio básico.
Ion Telleria
El ex preso político vasco Oier Oa salió en libertad el pasado 4 de abril tras cumplir la condena impuesta por el Estado francés, aunque esa libertad no ha sido tal ya que París optó por asignarlo cerca de la capital gala e imponerle fuertes medidas de control, como tener que firmar en comisaría tres veces al día. La asignación es debida a que Francia no puede extraditarlo al Estado español, ya que el tribunal de Versailles decidió no aceptar la euro orden emitida en su día por Madrid por una causa anterior. Ante esa situación, en vez de posibilitar al donostiarra afincado en Larresoro (Lapurdi) volver a su localidad junto a su familia, París mantiene la asignación con unas condiciones que imposibilitan a Oa acceder a una vivienda, a un trabajo o a servicios sociales básicos.
La situación ha llegado a tal punto que Oa permanece ahora viviendo en una tienda de campaña en el jardín de una iglesia Sartrouville, localidad contigua a París. Al no tener documentación alguna no puede acceder al servicio de empleo francés y la búsqueda de trabajo le es imposible. Sin embargo, ha logrado una oferta de trabajo y domicilio en París, por lo que ha solicitado al Ministerio de Interior que acepte cambiar la asignación a la capital. El próximo martes debería comenzar en este nuevo empleo, pero París sigue sin responder a la solicitud.
La respuesta sobre esta última opción debería haber llegado esta semana, pero el silencio aboca al expreso a un callejón sin salida. Carece de documentación alguna y no puede acceder a ella, por lo que no puede optar ni al servicio de empleo francés, ni a la seguridad social ni a servicios básicos de ayuda o formación.
El silencio del Ministerio de Interior ante la solicitud de cambiar la asignación a París supone situar a Oier Oa «en la cuerda floja», tal como relata en declaraciones a NAIZ. Afirma Oa que «primero asumes tocar todas las puertas, pero cuando se acaba se acaba», viendo que se le terminan las opciones tratadas hasta el momento.
Cronología hacia un callejón sin salida
París decidió en un primer momento asignarlo en la localidad de Saint-Germain-en-Laye, imponiéndole condiciones férreas de control como el tener que firmar tres veces al día o tener que permanecer en lugar donde dormiría para las 21.00 de la noche.
A principios de mayo las autoridades accedieron a ofrecerle una habitación en un hotel de la localidad de Sartrouville. Tuvo que dejar el hotel asignado por indicación médica después de verse infectado por una plaga de chinches. Durante esos días la abogada de Oa ya había presentado la solicitud de trabajo y casa que había logrado en París, además de instar a que la administración buscase una solución a la falta de domicilio creada tras tener que dejar el hotel. El Ministerio de Interior se comprometió a responder esta semana a ambas peticiones. Pero sigue el silencio.
El martes, ante la falta de domicilio, el párroco principal de Sartrouville le propuso al donostiarra instalar una tienda de campaña frente al jardín de una de las iglesias de la localidad. Desde entonces, el expreso se situó en esta campa y es donde ha permanecido hasta hoy, cuando ha solicitado reubicarse en un espacio situado a 200 metros del actual que le permitiría colocar una caravana donde pernoctar, pero que supera la línea limítrofe de la localidad y por lo que debe esperar, una vez más, la autorización del Ministerio de Interior.
O sea, París, siguiendo las instrucciones de Madrid, ha renunciado al principio de la reinserción que se supone rige las políticas penitenciarias de las democracias avanzadas. Según este principio, cuando una persona es juzgada y condenada, se le hace permanecer preso no para castigarlo sino para rehabilitarlo y darle la oportunidad de reintregrarse a la sociedad una vez que su pena se haya cumplido. También según este principio, una vez que el preso cumple su condena queda borrada toda deuda que haya contraido para con la sociedad.
Bueno, todo lo anterior no aplica en lo que respecta a lxs presxs políticxs vascxs, definitivamente no. A la larga lista de estrategias represivas que se les aplica en la cárcel: aislamiento, prohibición del vis a vis, alejamiento (dispersión), aplicación de medidas como la doctrina Parot, negativa al tercer grado por razones de enfermedad o edad avanzada se suma todo el hostigamiento que sufren una vez que terminan su estadía en las mazmorras del estado. Baste recordar a los amables lectores casos como el de Iñaki de Juana, el de Jorge Olaiz, el de Iosu Uribetxeberria... y un largo, largo etcétera.
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