¿Recuerdan el episodio en el que un ser violento y de bajo coeficiente intelectual destruyó a mazo limpio la herriko taberna de Lazkano?
Maite Soroa nos presenta lo más reciente del caso en esta nota publicada en Gara:
Maite Soroa nos presenta lo más reciente del caso en esta nota publicada en Gara:
Maite Soroa
Otra de herriko taberna
Resulta que, concluidas las obras, han vuelto a abrir al público la herriko taberna de Lazkao, allí donde un tipo embrutecido desfogó sus iras. Y los que le jalearon sienten ahora el amargor del chasco. Ayer, en «Periodista Digital», Manuel Molares do Val nos regalaba una pieza casi única. Lamentaba que se haya abierto el bar «para enriquecer ideológica y económicamente con alcohol las tesis terroristas». Observen la profundidad de la reflexión que nos acerca el columnista: «Los españoles de ambos sexos suelen resolver en un bar, alrededor de una copa, los problemas mundiales, aunque el principal empeño de los hombres es discutir de fútbol. La excepción se da en las herriko tabernas, donde los parroquianos se enchispan exclusivamente para dar vivas a Euskal Herria y a los asesinos terroristas». Manolo el del bombo empieza a parecer un filósofo clásico al lado del escribiente, ¿verdad?
Desde la cumbre del disparate, Molares do Val explica a sus compatriotas la esencia misma del conflicto: «Como los beneficios de las tabernas se le ingresan a la causa etarra, según los tribunales, el mayor borracho resulta ser el más patriota, que también se vuelve muy violento: todo el discurso político y físico batasuno es producto del alcohol, su verdadera seña de identidad y de conducta. Los patriotas radicales salen fogosos de las herriko tabernas en avalanchas contra los que consideran sus enemigos, arrasando todo lo que tienen delante: la primera resaka de la herriko taberna es la kale borroka». Resaca la que habrá tenido el columnista tras escribir esta perla literaria.
Reconoce, no obstante, que «la relación entre la bebida y las tesis independentistas ha sido poco investigada por politólogos, sociólogos, psicólogos y psiquiatras» y da un pasito más allá camino del caos intelectual: «también deberían analizar una variante del caso: la del creciente número de abertzales que dejan de beber, pero que en lugar de pasar por Alcohólicos Anónimos se convierten al islam. Según el diplomático, especialista en el mundo musulmán y diputado del PP Gustavo de Arístegui, hay centenares de batasunos conversos a los que la ausencia de alcohol no los vuelve más pacíficos, sino que los lleva hacia las variantes más radicales del islamismo». Este hombre debería hacérselo mirar. Tal vez todavía esté a tiempo de sanar.
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