Ya lo habíamos mencionado, el pacto de agresión en contra de Euskal Herria por parte de las filiales "comunitarias" de los partidos estatales PP y PSOE que colocara a Patxi López en la poltrona de Lakua no fue el primero como nos lo recuerda esta nota y la editorial de Gara.
Primero la nota:
Y esta es la editorial:
Primero Nafarroa, después la CAV, las agresiones del Estado Español hacia el pueblo vasco se dan en todos los ámbitos, y pensar que hay vascos que consideran al PSOE como una opción política.
Primero la nota:
El Congreso de UPN presionará al PSN para que blinde el marco
UPN aprobará el domingo una nueva ponencia en la que resalta la presión sobre el PSN. La formación que pasará a liderar Yolanda Barcina le avisa de que tendrá «absoluta radicalidad» con el estatus actual y que no cabe retoque alguno.
Ramón Sola
UPN dedicará su VIII Congreso a intensificar el blindaje sobre el actual estatus de Nafarroa. Y lo hará a través de la presión sobre el PSN, cuya buena relación histórica se ha estrechado aún más en los últimos dos años. En la ponencia política que será aprobada el domingo en el Baluarte, el partido que pasará a presidir Yolanda Barcina apuesta por avanzar en la vía del entendimiento con este partido, pero le avisa de que sólo habrá colaboración para «garantizar el mantenimiento de la identidad y la personalidad política, la estabilidad institucional y la gobernabilidad de la Comunidad Foral».
La ponencia está redactada en términos muy contundentes en este terreno. Así, se remarca que UPN mantendrá una posición de «absoluta radicalidad», de modo que «no cabe consenso en ningún planteamiento propuesto de manera directa o indirecta a la pretensión nacionalista de destruir la entidad de Navarra». Y añade que tampoco cabrá lanzar «propuestas que puedan ser aparentemente inocuas, pero que conducen a inducir en manera artera sus pretensiones».
En esta línea, la ponencia redactada con Miguel Sanz al frente detalla varias cuestiones que UPN define como ineludibles. Tras recordar que el partido surgió una vez aprobada la Constitución de 1978 «debido sobre todo a la inquietud, a la confusión y a la contradicción que generó la Disposición Transitoria Cuarta», la ponencia proclama que «su supresión es objetivo político de UPN», aunque no fija fechas ni iniciativas concretas.
Añade que el partido «se opone a cualquier propuesta de estatuto, dieta u órgano común con cualquier otra entidad política o administrativa».
Ruptura con el PP como peaje
El texto, que será aprobado por los delegados el próximo domingo, no oculta que la ruptura del pacto que UPN mantenía con el PP desde 1991 es el peaje que ha decidido pagar para intensificar la unión con el PSN. «UPN, libre de compromisos políticos preestablecidos sobre Navarra, concede mayores facilidades en el ámbito de la Comuni- dad Foral de Navarra para establecer pactos políticos con las fuerzas políticas constitucionales, ordenados a la gobernabilidad y estabilidad política de la Comunidad Foral», expone.
Como ya afirmó Sanz tras la separación, la ponencia incide en que «en Navarra, la línea no se sitúa entre UPN y PSN, sino entre los defensores del Amejoramiento y los nacionalistas».
Un partido «europeísta» que sin embargo dejará vía libre al PP
La celebración del Congreso coincidirá con el cierre de las candidaturas para las elecciones europeas de junio. Y UPN no estará en ellas. Lo que supone que renuncia a competir con el PP y le deja vía libre para obtener miles de votos en Nafarroa. Un guiño político clarísimo, apenas unos meses después de procederse a la ruptura del pacto con gran parafernalia mediática.
Preguntado al respecto, Miguel Sanz insinuó incluso el domingo que él está dispuesto a votar al PP, aunque el partido probablemente dará libertad de voto o no se posicionará -otra cosa difícilmente se entendería-. Al planteársele en una entrevista a ``Diario de Navarra'' qué hara él personalmente el 7 de junio, Sanz responde primero que «el voto es secreto. Entre las opciones que hay, habrá que elegir. O no elegir». Se le pregunta entonces si influirá en su decisión la opción de que pueda haber candidatos navarros como Javier Pomés o Jaime Ignacio del Burgo -hasta ahora en UPN y ahora en el PP-, y Sanz responde entonces: «En mí, sí influirá». Mariano Rajoy ya dejó claro hace muchos meses que habrá un candidato navarro en puestos de salida, con el objetivo de afianzar la presencia del partido en el herrialde, donde no acaba de despegar.
La decisión de UPN de no concurrir a estas elecciones y dejarle así el camino expedito al PP constituye una muestra evidente de que la ruptura no ha sido total. Y contrasta abiertamente con muchas afirmaciones de la ponencia que será aprobada el domingo, en la que UPN se definirá como un partido «europeísta». Se puede leer, entre otras cosas, que «la Unión Europea es nuestro referente tanto a nivel institucional como económico, donde UPN defiende una presencia activa y permanente de la Comunidad Foral de Navarra».
UPN no ha barajado opciones como coaligarse con otras formaciones regionalistas con las que ha tenido lazos históricos -como Coalición Canaria-, y ha descartado también una concurrencia en solitario que le hubiera permitido competir con el PP y escenificar así su actual independencia. Ha optado justamente por lo contrario.
Y esta es la editorial:
UPN engaña al PSN, a la verdad y a Nafarroa
Cualquier votante crítico del PSN que lea con objetividad la ponencia política que aprobará UPN el domingo encontrará motivos sobrados para que aumente el enfado expresado aquel agosto de 2007 en que renunció al Gobierno navarro. Su contenido refleja perfectamente la relación de subordinación establecida respecto a UPN. El partido que aún lidera Miguel Sanz explica que «tiende la mano» al PSN exclusivamente en la medida en que contribuya en el blindaje del actual marco político en Nafarroa. Curiosamente, la ponencia no define la hoja de ruta del partido que la aprueba, sino que se convierte en un catálogo de condiciones para el socio que lo mantiene en el Ejecutivo. Y retrata, por tanto, que ese pacto es en realidad una trampa política para el PSOE.
Pero la ponencia, además, falsea la realidad, algo que se ha convertido en otra seña de identidad de UPN. Lo hace al definir el actual estatus de Nafarroa como su «innegociable identidad», cuando la autonomía uniprovincial actual no es más que el producto de «negociaciones» como la conquista de 1512, la ley impuesta en 1841 tras otra victoria militar o el Amejoramiento creado en 1982 entre el ruido de sables posfranquista. Y falsea también la realidad, de modo consciente, al asegurar que los abertzales buscan «incorporar Navarra como provincia de la CAV» o «negar su personalidad».
Estas dos trampas llevan a una tercera, a la trampa central. La clave de la ponencia de UPN no está en lo que dice, sino en lo que no dice. Mientras se esfuerza en cerrar todos los resquicios a cualquier fórmula de cambio político, en ningún punto de su ideario se podrá encontrar una formulación política básica en democracia: que sea la ciudadanía la que decida libremente. UPN surgió precisamente para evitar que los navarros y navarras recuperaran la decisión sobre su futuro. Tres décadas después insiste en ello, aunque sea a costa de hacer trampas al PSN, a la propia ciudadanía navarra, y a la realidad de los hechos.
Primero Nafarroa, después la CAV, las agresiones del Estado Español hacia el pueblo vasco se dan en todos los ámbitos, y pensar que hay vascos que consideran al PSOE como una opción política.
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