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martes, 1 de febrero de 2022

Gil de San Vicente | "Los Bárbaros Avanzan"

Desde su espacio habitual en Rebelión traemos a ustedes este texto de Iñaki Gil de San Vicente en el que nos advierte de los peligros de quedarse con las manos cruzadas mientras el autoritarismo y el fascismo van ganando espacios en el mundo.

Adelante con la lectura:


“Los bárbaros avanzan”

Iñaki Gil de San Vicente

Nota: Tesis para debatir en las charlas organizadas por Nación Andaluza en Huelva el 5 de febrero y en Granada el 6 de febrero sobre «Crecimiento del autoritarismo y dominación burguesa. El papel de Andalucía».

1.- El encabezamiento –‘Los bárbaros avanzan’– pertenece León Rozitchner cuando desarrolla la crítica de Freud a G. Le Bon (1841-1931) a su teoría de la obediencia de las masas a la dominación de la autoridad. Rozitchner viene a decir que las tres características de la cultura burguesa que hacen avanzar a los bárbaros son anonimato, irresponsabilidad y carencia de freno. Si vemos a las turbas fascistas moverse, el anonimato lo obtiene con los uniformes, en los gestos agresivos realizados rítmicamente todo lo cual impide o imposibilita mucho su fácil identificación personal. A todo ello hay que unirle la irresponsabilidad que se ampara en la excusa de que obedecen a una Autoridad intocable, el Caudillo que les guía hacia un bien supremo, la Raza, el Imperio… o sea, la propiedad capitalista. Por último, la carencia de freno se muestra en todo, desde la paliza a cualquiera, sobre todo a mujeres…., hasta la negación de los crímenes nazis o yanquis, pasando por la lucha contra los elementales derechos sociales que aún son respetados por sectores de la burguesía.

2.- ‘Los bárbaros avanzan’ porque el autoritarismo y su forma extrema el fascismo, surge y se reproduce en el interior de las contradicciones capitalistas, no es algo exógeno, secundario, sino que es parte de la explotación del trabajo por el capital. ‘Los bárbaros avanzan’ porque entre otras cosas, esas tres características también dormitan en muchas personas aparentemente «no autoritarias» tanto porque son consustanciales a la estructura psíquica de masas, como porque son impulsadas y reforzadas por el Estado burgués. Freud lo sabía y lo denunció: «El Estado exige a sus ciudadanos un máximo de obediencia y de abnegación, pero les incapacita con un exceso de ocultación de la verdad y una censura de la intercomunicación y de la libre expresión de sus opiniones, que dejan indefenso el ánimo de los individuos así sometidos intelectualmente, frente a toda situación desfavorable y todo rumor desastroso».

3.- Por «indefensión de ánimo» Freud entiende la incapacidad de desarrollar un pensamiento crítico que analice racionalmente los problemas a los que se enfrenta. Más aún, sostiene que nunca ceja la presión coercitiva global sobre la persona, logrando que: «durante la vida individual se produce una transformación constante de esta coerción exterior en coerción interior», impidiéndole reaccionar frente a las situaciones desfavorables, cuando se constata el peso reaccionario de la obediencia individual y colectiva, y la extrema debilidad de las personas obedientes ante la capacidad manipuladora del Estado.

4.- Pero Freud advierte que la realidad es más compleja: «La aparición de estos productos de la reacción es favorecida por las circunstancias de que algunos impulsos instintivos surgen casi desde el principio, formando parejas de elementos antitéticos, circunstancia singularísima y poco conocida, a la que se ha dado el nombre de ambivalencia de los sentimientos […] sólo muy insuficientemente puede ser clasificado con el criterio de bueno o malo. El hombre es raras veces completamente bueno o malo; por lo general, es bueno en unas circunstancias y malo en otras, o bueno en unas condiciones exteriores y decididamente malo en otras». Freud rezuma dialéctica al mostrar que la personalidad es una unidad de contrarios, de «elementos antitéticos», lo que abre la puerta a la concienciación revolucionaría, pero a la vez a la colaboración de la dominación con prácticas autoritarias.

5.- No entramos a mayores análisis sobre Freud ni sobre la hipnosis, nos quedamos con la idea de Rozitcner sobre el autoritarismo al alza en la sociedad burguesa: la estructura social que hace que el poder paralizante de la persona omnipotente que domina a la persona impotente hundiéndola en la dependencia sumisa, también hace que la cultura burguesa sea «una mirada sin conciencia». El autoritarismo y la dominación miran y ven, no son ciegos, saben lo que pasa y lo que quieren, pero no tienen conciencia y de ahí y aunque parezca paradójico, su incapacidad última para vencer, paralizando definitivamente la resistencia del proletariado, de los pueblos y de la mujer trabajadora.

6.- ¿Por qué la mirada sin conciencia, autoritaria y dominante, ve, pero no termina venciendo definitivamente como se comprueba en Andalucía, donde a pesar de la fuerza del autoritarismo siempre resurge el Ave Fénix de la resistencia popular? Rozitchner nos ayuda a ir comprendiendo la respuesta:

«Para los psicólogos burgueses «buenas» masas eran pues las institucionalizadas; «malas» masas, las revolucionarias […] 1. Las masas institucionalizadas, que forman cuerpo con el sistema global, y que están inmovilizadas dentro de una racionalidad contradictoria. 2.- Las masas revolucionarias en las que los hombres se descubren unidos por un interés común, y que pueden llevarlos a transformar radicalmente el sistema».

7.- Además del Estado, la psicología burguesa aparece por tanto como una disciplina fundamental para el mantenimiento del orden autoritario, de la disciplina necesaria para la acumulación ampliada de capital. Fue en los críticos años treinta, en pleno avance de la barbarie, que W. Reich escribió:

«La psicología burguesa tiene por costumbre en estos casos el querer explicar mediante la psicología por qué motivos, llamados irracionales, se ha ido a la huelga o se ha robado, lo que conduce siempre a explicaciones reaccionarias. Para la psicología materialista dialéctica la cuestión es exactamente lo contrario: lo que es necesario explicar no es que el hambriento robe o el explotado se declare en huelga, sino por qué la mayoría de los hambrientos no roban y por qué la mayoría de los explotados no van a la huelga. La socioeconomía, por tanto, explica íntegramente un hecho social cuando la acción y el pensamiento son racionales y adecuados, es decir, están al servicio de la satisfacción de la necesidad y reproducen y continúan de una manera inmediata la situación económica. No lo consigue cuando el pensamiento y la acción de los hombres están en contradicción con la situación económica y, por tanto, son irracionales».

8.- Para salvar u ocultar esta contradicción entre la realidad y el irracionalismo, el Estado y sus diferentes servicios, y especialmente la institución psiquiátrica con sus drogas, y la psicológica, junto con la industria mediática y educativa, las iglesias, etc., intervienen en todo momento para crear la «normalidad» según explica J. Gervis:

«Somos exhortados a ser normales obedeciendo a las leyes, honrando al padre y a la madre, vistiéndonos como requiere nuestra condición social, teniendo las distracciones y las costumbres de nuestro propio ambiente, comportándonos de modo tranquilo y sensato, así sucesivamente. La normalidad viene prescrita como una serie variable (según las clases) de códigos de comportamiento; si ésta es violada intervienen la represión judicial y la psiquiátrica, en particular si el sujeto pertenece a clases sociales subordinadas».

9.- Los diferentes códigos de comportamiento según las clases, el sexo-género y el origen nacional/cultural, son aún más perceptibles a simple vista durante las grandes crisis, como la que golpea a Andalucía. La corrupción política y económica, el cinismo de la doble moral y la prepotencia chulesca de los «señoritos» y de la casta católico-militar contrastan a diario con el empobrecimiento, la precarización existencial, el terrorismo machista y la explotación sexual, el abandono educativo, el narco-capitalismo, la dependencia económica hacia un modelo de escasa producción de valor, el saqueo de los recursos, la guerra cultural, las bases militares extranjeras que hacen de Andalucía una «diana».

10.- La nación andaluza está marcada históricamente por el expolio impuesto por la clase que se apropió de todo con una violencia inusitada y un exterminio cultural implacable, porque: «la conquista castellana y el modelo de colonia que se establece con la conquista castellana es absolutamente central» para comprender el presente, según indica F. J. Escalera. Para la muy superior cultura andalusí, los invasores cristianos eran bárbaros sucios e ignorantes: desde entonces ‘los bárbaros avanzan’ en Andalucía, aunque se crean progresistas ya que una seña de identidad de su españolismo es la «andalufobia» perceptible a simple vista, que normaliza a los ojos del nacionalismo español que Andalucía sea «un pueblo sin tierra y sin agua», incapaz de dirigirse el a sí mismo en su necesaria soberanía.

11.- Dos mundos antagónicos que no chocan en una feroz lucha nacional de clase a pesar de la pugna soterrada o que emerge en determinados momentos como recientemente en Cádiz porque, como dice muy bien Alí Manzano existe «La obediencia andaluza» que ayuda a apagar los fuegos de la ira popular en las miasmas de la «democracia española». En este caso, por «obediencia andaluza», debemos entender el conjunto de excusas que pone la izquierda blanda para justificar sus alianzas con el reformismo españolista porque «obedece a Andalucía» antes que, al Estado, dejando de lado el trabajo por la independencia popular andaluza. No hace mucho, el secretario general del PCE en Andalucía afirmó que la bandera rojigualda, impuesta a cañonazos, es la bandera de todos los españoles. Entramos aquí en el crucial problema del valor revolucionario o reaccionario de los símbolos, confirmada por la pasividad del soberanismo andaluz ante la industria del turismo religioso de la supuesta «semana santa», que no existiría como tal si no fuera por la guerra cultural del nacional-catolicismo desde 1936 hasta ahora.

12.- Más adelante veremos cómo la resistencia a la dominación y al autoritarismo se debilita cuando se difuminan y diluyen los objetivos por los que se lucha, sobre todo en contextos de crisis estructural en una nación oprimida como Andalucía, cuyo control absoluto es vital para la supervivencia del imperialismo y de su brazo armando: la OTAN. Ahora es necesario aclarar qué es la obediencia para entender mejor lo que sigue, y para ello recurrimos a E. Fomm:

«La historia humana comenzó con un acto de desobediencia, y no es improbable que termine con un acto de obediencia […] Si la humanidad se suicida será porque la gente obedecerá a quienes le ordenan apretar los botones de la muerte […] La obediencia a una persona, institución o poder (obediencia heterónoma) es sometimiento; implica la abdicación de mi autonomía y la aceptación de una voluntad o juicio ajenos en lugar del mío. La obediencia a mi propia razón o convicción (obediencia autónoma) no es un acto de sumisión sino de afirmación […] Mientras obedezco al poder del Estado, de la Iglesia o de la opinión pública, me siento seguro y protegido. En verdad, poco importa cuál es el poder al que obedezco. Es siempre una institución, u hombres, que utilizan de una u otra manera la fuerza y que pretenden fraudulentamente poseer la omnisciencia y la omnipotencia. Mi obediencia me hace participar del poder que reverencio, y por ello me siento fuerte. No puedo cometer errores, pues ese poder decide por mí; no puedo estar solo, porque él me vigila; no puedo cometer pecados, porque él no me permite hacerlo, y aunque los cometa, el castigo es sólo un modo de volver al poder omnímodo».

13.- ‘Los bárbaros avanzan’ apoyándose en esta obediencia general, en sus expresiones fuertes y en las débiles, en la obediencia «a regañadientes», porque en todas ellas la persona obediente busca agradar a la «figura del Amo» que le vigila desde su interior, según la feliz expresión de D. Sibony en su estudio sobre la indiferencia política de las gentes explotadas. El «Amo» puede ser Hitler, el Papa, el marido, el patrón, el policía, el maestro, el líder político-sindical, o cualquier trabajador asalariado –«artista»– de la industria de la alienación, pero todos estos «amos» nos remiten al capital como relación social de explotación, y en concreto al fetichismo de la mercancía como la base sobre la que se levanta la dialéctica entre la dominación y las relaciones de poder y de fuerza entre las clases en lucha, tal como demuestra N. Kohan.

14.- Comprendemos así que por indiferencia en política no debemos entender sólo la abstención pasiva, porque también se es políticamente indiferente cuando el voto es rutinario, cuando la persona votante renuncia a todo derecho y opinión política concreta en el día a día, obedeciendo como un autómata que introduce un papelito en una caja. Mientras que la abstención activa, consciente y revolucionaria, es parte de una estrategia a medio y largo plazo, el voto autómata –«!!Calla y vota, idiota¡¡» — legitima al poder material y al inmaterial, al «Amo», reconfortando al sumiso. La indiferencia de las «masas institucionalizadas» facilita que las «masas revolucionarias», sean controladas por las nuevas dominaciones y golpeadas por las nuevas represiones.

15.- La creciente desestructuración de los mundos subjetivos conformados por la ideología burguesa anterior a la crisis de los ’70, agudizada por el neoliberalismo y el impacto de 2007 y los cambios posteriores y llevada al extremo por la pandemia de 2020, facilita el auge del autoritarismo en sus múltiples expresiones, que no sólo para el fascismo, su forma extrema. La dominación es más sutil y efectiva en la «civilización de la angustia» caracterizada por el estrés, la ansiedad e irritabilidad que golpea con especial fuerza a las llamadas «clases medias» que no son sino asalariados con menos malas condiciones de explotación, y a la pequeña burguesía, que se creían libres del riesgo de caer en la precariedad consustancial al proletariado.

16.- Al menos desde 1845 Engels demostró que la precariedad vital y la competencia son inherentes al proletariado bajo las condiciones capitalistas. La «civilización de la angustia» exacerba tanto el individualismo cainita dentro del proletariado, como la necesidad individual del «Amo» en cualquiera de sus expresiones, impulsando a las «clases medias» y pequeña burguesía para que, en su desesperación, giren al fascismo. En 1952 G. Lukács advirtió premonitoriamente a la intelectualidad burguesa que los nuevos desarrollos del capitalismo norteamericano adaptarían el irracionalismo a las exigencias imperialistas, por lo que no debía descartarse la reaparición del fascismo: una reciente y rigurosa investigación internacional ha confirmado la unión interna entre irracionalidad, dogmatismo, negacionismo y extrema derecha.

17.- O. Bëlícek muestra cómo el «imaginario sobrenatural» dio votos a Hitler, que comprendió la necesidad de jugar con el irracionalismo:

«En mi libro, Hitler’s Monsters, menciono la famosa cita de Hitler en Mein Kampf en la que advierte que el partido nazi se convertiría en el hogar de «eruditos errantes envueltos en pieles de oso». Dado el chamán de QAnon vestido con pieles de animales que asaltó el edificio del capitolio estadounidense en enero de 2021, este oscuro comentario de Hitler parece mucho más relevante. Al igual que Donald Trump o Marine Le Pen, que han tratado de distanciarse públicamente de los folclóricos «chamanes de QAnon» en sus filas, a Hitler le preocupaba que el Partido Nazi pudiera perder el apoyo de los principales electores de clase media.

Pero, aunque Hitler tratara de distanciar públicamente a los nazis de los grupos religiosos esotéricos y paganos como la Sociedad Thule y los folclóricos «eruditos errantes con pieles de oso», seguía reconociendo que sus partidarios se sentían atraídos por las ideas sobrenaturales y las teorías de la conspiración para dar sentido a un mundo cada vez más complejo y amenazante».

18.- Una vida cada vez más amenazada por la compleja irracionalidad social es más propensa al autoritarismo impulsado por el Estado tal cual advirtiera incluso Freud, que una vida sabedora del por qué y del para qué del irracionalismo. La psicología marxista, engelsiana en este caso, es un arma teórica imprescindible para la lucha de clases porque insiste en que sólo la praxis, la dialéctica entre la mano y la mente, la acción y la palabra, es la única forma de luchar contra el capital con visos de victoria, o al menos de continuidad del combate, como se ha visto en Cádiz, pues: «No tardaremos en ver escenarios similares en otros puntos de Andalucía y es urgente que, esta vez sí, no concluyan con acuerdos a la baja, sino que sean el inicio de la Revolución Andaluza.».

19.- la izquierda independentista andaluza es consciente de que los bárbaros prestan especial atención a su país por la importancia única que tiene para el imperialismo en su conjunto y, dentro de este, para el Estado español en cuatro áreas:

19.1- la más visible e inmediata como es el saqueo económico global, la reserva de mano de obra barata explotable, la reserva de carne de cañón represiva, el puente para el tráfico y limpiado del dinero del narco-capitalismo, la transferencia de valor de industrias a Madrid, el control de buena parte del mercado del esclavismo africano como fuerza de trabajo muy barata, también en la industria sexual, etc.

19.2.- reservorio de uno de los pilares del nacionalismo español junto con la dominación del pueblo castellano, el otro pilar. De este modo, la artificialidad de la «nación española» aparenta una base histórica real con la «reconquista» que cierra la formación de España iniciada por Don Pelayo, protegido por el Aposto Santiago Matamoros.

19.3.- espacio para cumplir con la división internacional del trabajo decidida por la Unión Europea y el capital financiero-especulativo, que tiene a Andalucía como «gran hotel», tierra de la agroindustria y como puente con el turismo marroquí, el tránsito de esclavitud, mercancías y drogas desde África.

19.4.- punto geoestratégico vital de la OTAN donde confluyen dos ejes militares de valor incalculable para el imperialismo: de la costa atlántica de los EEUU hasta Israel pasando por las Azores, Canarias, Portugal, Marruecos y Andalucía, y el eje norte-sur de la OTAN por el Atlántico desde Noruega hasta África, pasando por Andalucía. Este cruce de ejes tiene ahora más valor geoestratégico que nunca antes, y aumentará su importancia en la medida en que se deshiele el Océano Ártico, África luche por su independencia, y se refuerce Eurasia.

20.- Por esto la independencia socialista de Andalucía es una necesidad de su pueblo y a la vez una aportación internacionalista crucial para la derrota del imperialismo.

EUSKAL HERRIA, 30 de enero de 2022

 

 

 

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