En 1998 sucedió lo imposible, en la final de la Copa del Mundo de la FIFA que tomaba lugar en el Estado Francés la selección gala procedió a arrollar por 3 a 0 a una sobrevalorada y prepotente oncena carioca.
Ese día, sobre la cancha del Stade de France participaron dos vascos; Bixente Lizarazu y como capitán, Didier Deschamps.
Nos estamos refiriendo a aquel mítico equipo que también incluía a jugadores de la talla de Zinedine Zidane, Lilian Thuram, Youri Djorkaeff y Patrick Vieira.
Veinte años después, como timonel, Deschamps volvía a alzarse con la Copa del Mundo, esta vez derrotando 4 a 2 a Croacia y comandando a Paul Pogba, Kylian Mbappé, N'Golo Kanté y Antoine Griezmann.
Pues bien, para tener una idea más completa de quién es este futbolista vasco, desde la sección Fútbol del ABC traemos a ustedes este perfil biográfico:
Deschamps, el vasco de los logros increíbles
Deschamps exhibe ante España su descomunal palmarés y el método que le ha llevado a domar el difícil vestuario francés
Javier AsprónPocos clubes hay tan selectos como el que acoge a aquellos hombres capaces de ganar el Mundial de fútbol tanto de jugador como de entrenador, tan exclusivo que cuenta con solo tres miembros en su lista. El brasileño Mario Lobo Zagallo y el alemán Franz Beckenbauer se aburrían de tanto mirarse a la cara hasta que en 2018 se les unió Didier Deschamps, que se coronó también en el banquillo después de hacerlo como capitán de los 'bleus' en 1998. El francés, entrenador de la constelación de estrellas que hoy reta a España en San Siro, ha vivido siempre abrazado al éxito, conquistando metas que parecían imposibles.
Su desempeño en la banda tiene difícil comparación. En su primera aventura transformó por completo al Mónaco, que pasó de luchar por evitar el descenso a disputar la final de la Champions.
Después demostró su amor por la Juventus, club donde también jugó, haciéndose cargo del banquillo después de confirmarse el descenso administrativo a la Serie B. Consiguió el ascenso a la primera pese a comenzar el curso con -9 puntos, fruto de la sanción, y a que muchas de sus estrellas habían huido en estampida. No se paró ahí, y de nuevo se hizo cargo de un exequipo en apuros, el Olympique de Marsella, para devolverle su grandeza, haciéndole campeón tras 18 años sin títulos. A la selección gala llegó sustituyendo a Laurent Blanc, y a estas alturas ya es el entrenador con más partidos al frente de los 'bleus'. Contra España cumplirá 122. La selección es, precisamente, el rival con el que presenta un peor balance. Se ha enfrentado a ella cuatro veces y suma un solo triunfo en un amistoso. Nunca ha ganado en partido oficial.
España es una de las grandes máculas de Deschamps, y no solo por su rendimiento contra la selección vecina. Como jugador pasó un año en Valencia, a donde llegó con un palmarés envidiable que no le sirvió para ganarse la confianza de Héctor Cúper. Jugó poco y, para colmo, perdió la final de la Champions. «Fue su último año como profesional», recuerda Luis Milla, que compartió vestuario aquel año con el hoy seleccionador. «Llegaba un poco de vuelta de todo, pero como compañero nadie pudo tener una queja de él. Sí recuerdo que estaba muy pendiente del trabajo de los técnicos, tenía ya esa inquietud por conocer el porqué se hacían las cosas».
Destaca Milla, eso sí, la personalidad arrolladora que exhibía en Mestalla. «Como jugador había sido lo máximo: campeón del mundo y de Europa, dos veces ganador de la Champions... No tengo duda de que ese carácter es el que le ha llevado a triunfar en Francia. Conoce el entorno, sabe cómo gestionar los egos del vestuario y equilibrar el equipo para que nadie esté a disgusto. Es cierto que tiene una grandísima selección, pero el entrenador en estos casos tiene mucho que decir». Acostumbrado a jugar y ganar con figuras de la talla de Zidane, Henry o Desailly, le resulta hasta fácil tratar con los Mbappé, Griezmann, Pogba y compañía.
La paz con Benzema
Apodado el 'vasco' por su origen (nació en Bayona), Deschamps tiene como principal objetivo reeditar el título de campeón del mundo -ninguna selección ha sido capaz de hacerlo desde que lo logrará Brasil en 1962-. Para ello no dudó en levantar el castigo a Benzema, que llevaba seis años sin acudir a la selección después del escándalo sexual en el que se vio envuelto junto a su compañero Valbuena. Eran irreconciliables, pero una larga conversación entre ambos cerró viejas heridas. Con todo, el regreso del madridista no evitó el fiasco en la Eurocopa, donde fueron eliminados en octavos por Suiza. Aquella derrota hizo tambalearse a Deschamps, que resistió por jerarquía. Ganar la Nations League sería un chute de moral para una selección que no anda sobrada de ella en los últimos tiempos.
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