Desde su ámbito habitual en Público traemos a ustedes la valoración que nuestro amigo Danilo Albin ha hecho acerca de las recientes declaraciones por parte de la izquierda abertzale, mismas que se han llevado a cabo con el Palacio de Aiete como escenario.
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La izquierda abertzale inicia una etapa de apertura política tras el gesto histórico a las víctimas de ETA
La declaración leída el pasado lunes por Arnaldo Otegi y Arkaitz Rodríguez fue adoptada de forma unilateral por el movimiento independentista vasco, que busca ahora derribar "trincheras" y levantar puentes con sectores sociales y políticos con los que existen puntos en común. EH Bildu refuerza su papel e influencia en el ámbito de la política estatal.
Danilo AlbinArnaldo Otegi acaba de vivir una semana especialmente intensa. Razones no faltan: el pasado lunes a las 11.03 de la mañana, el veterano dirigente independentista se paró delante de los micrófonos en el Palacio de Aiete para dar a conocer una declaración solemne de la izquierda abertzale que marcaría la agenda política en Euskadi y en el Estado. No en vano, Otegi y el máximo responsable de Sortu, Arkaitz Rodríguez, estaban a punto de leer un comunicado de carácter histórico.
"Donostia, 18 de octubre...". Así empezaba la declaración que primero Rodríguez en euskera y luego Otegi en castellano leyeron ante las cámaras y que en cuestión de instantes ocupó los principales titulares de los medios de comunicación y llenó de reacciones las redes sociales.
No era para menos. La izquierda abertzale, por primera vez, mostraba un reconocimiento oficial a las víctimas de ETA, y lo hacía en términos rotundos: "Queremos trasladarles nuestro pesar y dolor por el sufrimiento padecido. Sentimos su dolor, y desde ese sentimiento sincero afirmamos que el mismo nunca debió haberse producido, a nadie puede satisfacer que todo aquello sucediera, ni que se hubiera prolongado tanto en el tiempo. Debíamos haber logrado llegar antes a Aiete", leyeron Rodríguez y Otegi.
Fue un paso histórico, cargado de simbolismo. "Podríamos decir que la izquierda abertzale ha reafirmado el camino tomado hace 10 años", subraya a Público Asier Blas, director del Departamento de Ciencia Política y de la Administración de la Universidad del País Vasco (UPV), quien destaca precisamente que ese sector "mostró sus compromisos en diferentes ocasiones" desde octubre de 2011, cuando se produjo el cese definitivo de la violencia por parte de ETA.
"Ahora, al hacerlo de forma solemne, ha apostado también por una declaración política que busca hacer frente a las críticas de PP y Vox en el Estado y también del PNV y PSE en Euskadi en torno a la condena de los actos de ETA. La declaración actúa como un escudo protector frente a esas críticas, lo cual no implica que no haya sinceridad en estas palabras", remarca Blas. En tal sentido, considera que la izquierda abertzale "volvió así a dejar claro cuáles son sus valores actuales y cuáles son sus posiciones respecto a la desaparición de ETA y también la necesidad de reconocimiento y memoria para las víctimas".
Según confirmaron a Público sus promotores, esta declaración surgió de forma absolutamente unilateral, fruto del análisis del momento actual y del foco que se generaba nuevamente sobre Euskadi al cumplirse el décimo aniversario del cese definitivo de la violencia por parte de ETA.
"Existían condiciones para dar nuevos pasos de forma unilateral en esa hoja de ruta, que fue lo que hicimos el lunes de forma concreta en el caso de las víctimas de ETA. También se trataba de hacer pedagogía social: queríamos que se conociera nuestro compromiso y también lo que hemos hecho hasta ahora", afirma Kizkitza Gil de San Vicente, responsable de Acción Política de Sortu.
La oficial y solemnemente denominada Declaración del 18 de Octubre buscaba precisamente exteriorizar esos compromisos de la izquierda abertzale en torno a la paz y la convivencia, y lo hacía sobre uno de los puntos más sensibles que continúan sobre la mesa: el reconocimiento de las víctimas de ETA.
En realidad, el paso que se concretó el pasado lunes en Aiete había estado precedido por otras declaraciones: el Colectivo de Presos Políticos Vascos (EPPK, por sus siglas en euskera), por ejemplo, reconoció en 2013 "el daño y sufrimiento multilateral generado" y mostró su rechazo a la violencia. Sin embargo, la izquierda independentista cree que tales pasos no recibieron la atención merecida.
"Durante más de 10 años, los pasos que ha dado la izquierda abertzale de forma unilateral no han tenido eco social. Hemos tenido los medios de comunicación, los altavoces, totalmente cerrados, a lo que se unen décadas de criminalización e intoxicación", afirma Gil de San Vicente. "Éramos conscientes de que la sociedad española y también parte de la sociedad vasca no conocía por qué hicimos el cambio de estrategia ni tampoco cuáles fueron las declaraciones de ETA o del colectivo de presos", remarcó.
"Abrir puentes"
Así llegó la Declaración del 18 de Octubre, enfocada también en derribar "trincheras" que, según destaca la responsable de Acción Política de Sortu, "se habían generado entre sectores potencialmente aliados" de la izquierda soberanista, ya sea por compartir su proyecto social o por sus propuestas de "cambio político".
"Sin duda alguna, este tipo de declaraciones –continúa la representante independentista– nos pueden permitir seguir profundizando en abrir esos puentes y construir nuevas polarizaciones no ancladas en el ciclo anterior, sino en uno nuevo".
Es un tiempo de señales. Este viernes, cerrando una semana intensa, el secretario general de Sortu avanzaba en una entrevista en Radio Euskadi que el independentismo hará "lo que esté en su mano" para evitar que se produzcan nuevos recibimientos públicos a presos de ETA tras su salida de prisión, un punto que suele generar controversias y que aún alimenta críticas hacia el espectro abertzale.
Sortu mantiene una apuesta clara de avanzar en ese camino, algo que se verá reflejado en el marco del proceso congresual de esta organización abertzale que ya está en marcha y que concluirá en enero próximo. Lo hace sin oposiciones internas significativas, ni tampoco escisiones de calado: las facciones que abandonaron la izquierda independentista tradicional y se configuraron como grupos separados, principalmente centrados en la reivindicación de la amnistía a los presos, no han logrado constituirse como un polo significativo de confrontación política.
"La izquierda abertzale en general ha afrontado este cambio de estrategia y esta forma de hacer las cosas, de forma unilateral, sin esperar concesiones, de una forma ejemplar. No habrá otros procesos similares que se hayan producido con este grado de cohesión interna, aun sabiendo que han sido múltiples los obstáculos que hemos tenido para hacer estos debates de forma sosegada, con gran parte además del movimiento en la clandestinidad o en las cárceles", señala Gil de San Vicente.
La vía de EH Bildu
El congreso servirá también para reafirmar la apuesta de Sortu por EH Bildu, coalición en la que comparte espacio junto a Eusko Alkartasuna (formación nacida de una escisión del PNV en los años ochenta), Alternatiba (creada por exmiembros de la IU vasca) e integrantes de la ya desaparecida Aralar (un grupo de corte pacifista que primero fue una corriente interna de Euskal Herritarrok y que en 2001 se conformó como organización política propia).
"Somos un frente amplio con vocación de ser la casa común de todo aquel progresista, soberanista y de izquierdas de este país, y tenemos órganos diferentes a los de los partidos que las integran, de forma que las decisiones se toman en el marco de EH Bildu", subraya Gari Mujika, director general de la coalición independentista. En otras palabras, ni Sortu es todo EH Bildu ni EH Bildu es solamente Sortu.
Su fuerza electoral ha ido in crescendo durante estos últimos años. También ha aumentado notoriamente su capacidad de influencia en Madrid, algo que se vio reforzado con la llegada del Ejecutivo de coalición entre PSOE y Unidas Podemos. En tal sentido, Mujika no duda a lo hora de hablar de la "ventana de oportunidad" abierta por "el gobierno más progresista desde la segunda república española".
Esta misma semana, mientras el PP y Vox trataban de restarle cualquier tipo de valor al histórico reconocimiento hacia las víctimas de ETA formulado por la izquierda abertzale, la representación de EH Bildu en el Congreso cerraba un acuerdo con PSOE y Unidas Podemos para prorrogar el denominado "escudo social".
Otegi con Iglesias
"Si por algo nos estamos caracterizando en Madrid es por llevar propuestas de izquierda al Congreso que defiendan a las capas populares y no a las élites. Estamos para hacer política con mayúsculas, y eso es resolver los problemas de los ciudadanos", dice Mujika tras una semana de alto voltaje político, en la que hubo además espacio para otro hecho significativo de este nuevo tiempo: el exvicepresidente y hasta hace poco líder de Podemos, Pablo Iglesias, acaba de realizar una entrevista a Otegi para el medio Ctxt.
En esa conversación, el líder abertzale señaló a Iglesias que EH Bildu apuesta "por una Confederación Vasco Navarra conferederada con el Estado español". "Para nosotros, ese escenario es un escenario de suficiencia política en este contexto histórico. Esa confederación delimitaría amplias soberanías propias, las soberanías compartidas, los mecanismos para el ejercicio del derecho a decidir, un marco competencial amplio y la aceptación del carácter nacional del pueblo vasco, amén de una regulación extensiva de todos los derechos sociales y económicos de nuestro pueblo", afirmó.
"Movimientos telúricos"
Antes de que Ctxt publicara esa entrevista hubo otro terremoto: el diario El Correo publicó una información sobre una charla dada por Otegi ante militantes de EH Bildu en Eibar, donde volvió a recordar algo de sobra conocido: el reclamo del independentismo vasco de vaciar las cárceles y conseguir que hasta el último preso condenado por delitos relacionados con ETA regrese a Euskadi.
En esa intervención de carácter interno, Otegi dijo que si para conseguir eso hacía falta apoyar los Presupuestos del Estado, lo haría. Dos días después propuso "un premio Pulitzer" para quien haya descubierto que la izquierda abertzale mantiene viva y sobre la mesa la reivindicación de los presos. Del mismo modo, negó que se trate de un elemento condicionante o de negociación con el Gobierno de cara a la aprobación de las Cuentas.
En ese contexto, Mujika advierte sobre los "movimientos telúricos" que se producen cuando la izquierda independentista da determinados pasos, así como sobre los objetivos de "utilidad política" que acompañan a dichos terremotos "Buscan darnos a nosotros para de esa manera darle al Gobierno", resumió.
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