Los del Partido del Neoliberalismo Vascongado han maniobrado en contra del euskera con los representantes del ultraespañolismo en la CAV. Ya se ve dónde residen las lealtades de Basagoi... perdón, de Urkullu. Esta traducción a la nota original en Berria ha sido publicada en Rebelión:
Iñaki Petxarroman
Traducido para Rebelión por Daniel Escribano
[Nota de Rebelión] El pasado jueves, PNV, PP y UPD unieron sus votos en el Parlamento vasco para solicitar al Gobierno vasco un mayor uso del español en las escuelas infantiles públicas de la Comunidad Autónoma Vasca (CAV). El texto finalmente aprobado fue la enmienda transaccional presentada por el PNV a una proposición no de ley presentada por el PP. Significativamente, en Álava y Vizcaya, cuyas diputaciones están gobernadas en minoría por el PP y el PNV, respectivamente, las respectivas Juntas Generales han aprobado recientemente sus presupuestos con los únicos votos favorables de ambos partidos.
El que el Parlamento vasco, por la unión de PNV, PP y UPD, haya solicitado al Gobierno que garantice el uso del castellano en las escuelas infantiles del consorcio Haurreskolak ha generado malestar y sorpresa en la sociedad y en las organizaciones que trabajan por el euskera. En efecto, en el inicio de la legislatura está por ver qué dirección tomará el gobierno dirigido por el PNV en lo tocante a la política lingüística. Y la resolución acordada con el PP no da muchas razones para el optimismo. Detrás de eso puede estar la necesidad del PNV de aprobar los presupuestos [en el Parlamento vasco]. Seguramente, para obtener el voto de la UPD —imprescindible para llegar a la mayoría de 38—, el PNV se ha visto en la necesidad de hacer algún gesto, además de en las políticas económicas, en el ámbito atinente a la lengua. Pero, seguramente, no ha medido el enfado que eso puede generar en la sociedad. Y es que el PNV sabe que el euskera y la enseñanza son temas muy delicados.
En las últimas décadas, el euskera ha dado grandes pasos adelante en la enseñanza. Recientemente, el informe Arrue, difundido por la Consejería de Educación del Gobierno vasco, la organización para la evaluación e investigación del sistema educativo (ISEI, por sus siglas en euskera) y Soziolinguistika Klusterra, ha concluido que el euskera se utiliza mucho más en las aulas que en la calle, en casa o en otros tantos ámbitos. La sociedad vasca ha hecho una gran apuesta por el euskera en la enseñanza. Sin embargo, sigue siendo una lengua minorizada, la Unesco lo tiene en la lista de idiomas en riesgo de desaparición y, por tanto, requiere políticas favorables para salir de esa situación de debilidad estructural. Los que dicen que también debe garantizarse el uso del castellano en las escuelas infantiles deberían tener en cuenta que para garantizar el conocimiento del euskera es imprescindible el sistema educativo de inmersión en euskera, empezando por las escuelas infantiles. En los entornos vascohablantes no hay ni un solo joven que no tenga conocimientos básicos de castellano al cumplir los 15 años. Sin embargo, son una miríada los jóvenes de entornos castellanohablantes que a esa edad no saben euskera. Por tanto, los partidos que quieren obligar a utilizar el castellano en las escuelas infantiles sólo pueden tener un objetivo en la cabeza: que el euskera retroceda en la enseñanza.
La reforma del ministro español de Educación, José Ignacio Wert, está de acuerdo con esa visión: que predomine de facto del castellano, en detrimento de los modelos de inmersión. La reforma de Wert ha provocado una dura respuesta entre los agentes educativos y las organizaciones que trabajan por el euskera. Y aun más dura ha sido en los Países Catalanes. Y que el PNV, en lugar de responder a eso, se avenga a los planteamientos del partido de Wert es muy sintomático.(1) Como también lo es que apoye una propuesta que sólo hace retroceder al euskera en uno de los ámbitos en que ha avanzado más, porque puede ser señal de una política lingüística que tenga intención de poner en marcha.
Y es que el gesto lo podría haber hecho en dirección contraria, anunciando algún avance en los ámbitos en que el euskera está en situación de mayor debilidad, como en Osakidetza [servicio público de salud de la CAV] o en la Ertzaintza, entre otros. El tiempo mostrará cuál es la vía del nuevo gobierno. No obstante, si tiene intención de asumir el camino de la resolución aprobada anteayer, estaremos otra vez ante un fracaso anunciado. Y los mayores perjudicados de ese fracaso serán los de siempre: el euskera y los derechos lingüísticos de los vascohablantes.
Nota del tr.: (1) El sistema lingüístico-escolar vigente en la CAV, basado en la separación de alumnos en función de la lengua docente, fue elogiado por el propio ministro en su comparecencia del pasado 12 de diciembre en el Congreso de los Diputados. Wert calificó a ese sistema —cuya línea en castellano arroja un 100% de alumnos incompetentes en euskera al finalizar la enseñanza— de «respetuoso con la familia, porque deja la elección [de la lengua oficial de enseñanza] en sus manos», en contraposición al sistema catalán de inmersión lingüística. Véase Berria, 13-12-2012.
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