¿Recuerdan cómo, tras los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid el PP se movilizó para achacar la autoría del atentado a ETA?
¿Recuerdan cómo incluso hubo instancias internacionales que condenaron a ETA por los hechos?
¿Recuerdan cómo Ángel Ácebes y José María Aznar llamaron en persona a los embajadores borbónico bananeros distribuidos por todo el orbe para ordenarles que se ciñeran a la versión oficial?
¿Recuerdan cómo los servicios de inteligencia españoles no dieron información fidedigna a sus contrapartes alemanes quienes en ese entonces estaban a cargo de la seguridad de todos los países de la Unión Europea ante la amenaza yihadista?
Pues bien, Moncada nos informa que Madrid está vuelta a lo mismo:
The 'New York Times' desvela presiones a los medios en el caso Urdangarin'The New York Times' asegura, en su edición de hoy, que el Rey y su entorno "han estado trabajando agresivamente" para controlar los daños en el 'caso Urdangarin'. El prestigioso diario llega a afirmar que, durante los últimos 10 días, don Juan Carlos, sus asistentes y los servicios de inteligencia han estado presionando a las presuntas fuentes que están difundiendo los e-mails y han estado acercándose a los altos ejecutivos de los periódicos para que intenten bajar el tono de la cobertura del escándalo.'The New York Times' cita fuentes que tienen vínculos con el Palacio de la Zarzuela y a algunos de los más importantes directores de periódicos en España. También añade que los responsables de los diarios El País y ABC han negado haber recibido presiones.El diario recuerda los últimos e-mails que entregó Diego Torres al juez Castro el pasado sábado. En su declaración, Diego Torres manifestó que nunca hizo ningún movimiento sin la aprobación de la Casa Real. A pesar de la insistencia en desvincular al Rey de las operaciones de su yerno, en los e-mails, se desvela que don Juan Carlos estaba supervisando algunos de los asuntos de su yerno y que contaba con su respaldo para la búsqueda de patrocinios, según el relato del periódico.'The New York Times' recuerda que los e-mails no ponen de manifiesto delito alguno cometido por el monarca, pero sí que han llevado el escándalo a las puertas de Palacio. Además ha empañado la imagen de la Monarquía que ha sido objeto de los españoles que sufren por la crisis económica y cómo los casos de corrupción -incluyendo sobres de dinero en efectivo entregados a políticos de alto nivel- alimentan su resentimiento sobre los privilegios y especiales conexiones de una determinada élite.
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