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Como nota al calce, nos enteramos de la publicación de este libro gracias Soniko, un amigo vasco aficionado a la fotografía quien hace unos meses anunciara que una de sus fotos había sido elegida para la portada del mismo.
Ausnahmezustand
Mikel Arizaleta
Euskadi es un pueblo en lucha, con esta frase comienza el libro “El último estado de excepción de Franco”, aparecido en 1975 en la editorial Ruedo Ibérico, ubicada en Francia, en el exilio, a causa de la represión franquista. y escrita por un equipo anónimo.
Hecho que nos recuerda el historiador y periodista alemán, nacido en Colonia, Ingo Niebel, en su libro, aparecido en el 2009: “Das Baskenland. Geschichte und Gegenwart eines politischen Konflikts”. País Vasco. Pasado y presente de un conflicto político
¿Qué pretende el autor?
Nos cuenta el mismo Ingo Niebel: “Con este libro se pretende llenar el hueco de los últimos 20 años. La pretensión es ofrecer información, que capacite al lector [de lengua alemana] a crearse una idea desde la perspectiva vasca. Comprende tres partes complementarias: La primera parte ofrece una panorámica de la situación geográfica del País vasco, de sus habitantes y su origen así como de su lenguaje singular, el vasco. La segunda esboza las principales etapas de la historia vasca desde comienzos del siglo XIX hasta la transición de la dictadura de Franco a la monarquía parlamentaria 1975/78. Los restantes capítulos explican, por una parte, por qué el nuevo estado no solucionó sino que prosiguió el conflicto. Y, por otra, narran y describen cómo el movimiento nacional vasco se dividió en dos bandos: el uno propugnó la autonomía y el otro se posicionó crítico frente a ella. Ambos bandos buscan la solución del conflicto. Unos aceptan el ámbito, que les ofrece la constitución española y el estatuto de autonomía, mientras que los otros apuestan por un cambio fundamental de la constitución en la que se reconozca el derecho de autodeterminación. Los vascos nacionalistas denominan a esto una solución “política” del conflicto. Frente a esto se alza la solución “técnica”. Que es el intento de reducir el problema político a combatir a ETA por medios policiales, jurídicos y militares. El objetivo de la solución “técnica” es la capitulación o la autodisolución de la organización clandestina, sin que por ello haya que modificar el marco actual de la constitución. Ésta ha sido hasta ahora la política de todos los gobiernos españoles. Constituye excepción el que vascos y españoles intenten transitar el camino de la negociación. Para entender la situación actual hay que considerar tanto la propuesta técnica como la política. El punto fuerte de este libro constituye la tercera parte, que narra el desarrollo político entre 1998 y 2008. Termina con la constatación de un “estado de excepción” no declarado, tal como se encontró el autor en 2008”.
Ubicación del autor
“Este libro no nace de la nada sino de la observación de lo que informan con cierta regularidad los medios impresos alemanes más importantes sobre la política interior española y, también, sobre la política vasca desde el punto de vista de sus corresponsales y expertos. Y porque la objetividad pura no puede existir en el periodismo surge la pregunta, yo, como autor, cómo me posiciono en el análisis sobre el conflicto vasco. Una determinación prematura del punto de vista puede parecer política y mercantilmente poco inteligente, pero la larga experiencia con el tema y la “political correctness” matritense me obligan a ello. Quien no condena per se la demanda vasca de reconocimiento de la identidad nacional, de la territorialidad y del derecho de autodeterminación cae de inmediato en la sospecha de aprobar el “terrorismo”.
Ante esta condena global de poco sirve cualquier método científico como tuvo que experimentar el historiador Michael Jasper, por desgracia prematuramente fallecido. Walter Haubrich, durante muchos años corresponsal en España del periódico Frankfurter Allgemeinen Zeitung (FAZ), vituperó duramente la publicación del libro “Baskische Geschichte” por “minimizar el terrorismo”, sólo porque Kasper abordaba su objeto de investigación idiomática, científica y geográficamente desde el punto de vista del nacionalismo vasco. Sin duda que hubiera tenido más sentido un análisis objetivo de la obra de Kasper que la crítica despiadada, no basada en argumentos sólidos sino buscando mantenerse políticamente correcto a los ojos de Madrid. Quien comparte las demandas vascas y no se expresa conforme al código idiomático de la lucha “antiterrorista” española corre peligro de ser acusado de “colaborar con ETA”.
La situación ha empeorado dramáticamente en los últimos diez años, porque entretanto la justicia española se arroga la capacidad de determinar quién pertenece a ETA y quién no. Y para cumplir este requisito no hay que llevar a cabo lucha armada alguna: En 2008 sólo basta –para ser arrestado y condenado- pertenecer a una estructura de la sociedad civil de la que la justicia suponga que obedece el mandato de ETA. Objeto de este libro es ilustrar cómo sucede esto en concreto y las consecuencias que conlleva para el trabajo político y periodístico.
Respecto a mi posición: Comparto el anhelo de muchos vascos del reconocimiento de la identidad nacional, de la unidad territorial y del derecho de autodeterminación. El conflicto entre Madrid y su periferia vasca tiene causas políticas y, por tanto, sólo se pueden solventarse mediante negociaciones políticas. Para “un buen entendimiento” con Madrid se exige condenar global y unilateralmente todas las acciones de ETA y relativizar, y así justificar, los abusos del Estado español con la existencia de la organización clandestina ETA. José Bono (PSOE), Presidente del Parlamento, lo formuló de la siguiente manera: “Los Guardias civiles son inocentes, los demás [los miembros de ETA] culpables”. Que cada cual actúe como quiera, yo no sigo esta “political correctness” madrileña. O se denuncia toda violación de los derechos humanos, sin distinción de autores, o no se hace si lo que se quiere es crear las bases para un proceso de negociación. Aquí no se trata de manifestar no sé qué simpatías sino de exponer la realidad. Y ésta, como se sabe, depende del punto de vista del observador.
Como periodista, entre otras cosas, he sufrido en 1998 el cierre del periódico Egin, para el que escribía con regularidad. Y en el 2003 tuvo que contemplar el cierre del periódico Egunkaria por parte del Estado español. Dos de mis colegas, Martxelo Otamendi y Xabier Oleaga fueron detenidos y torturados. Muestra de cómo entiende el derecho la justicia española es que ha necesitado nueve años para emitir una sentencia contra los responsables de Egin, y en el caso del periódico Egunkaria hasta el final de la redacción de este libro (diciembre de 2008) sigue sin haberse celebrado todavía proceso alguno. A los colegas acusados les amenazan 14 años de cárcel; por experiencias anteriores los torturadores serán absueltos. ¿A la vista de las torturas y de la arbitrariedad de la justicia qué es ser “objetivo”? Yo voy a exponer la problemática desde el punto de vista vasco. Ha quedado clara mi postura. A los lectores les ofrezco información, que no encontraran en las publicaciones alemanas actuales de los medios importantes”.
Un libro, cuya aparición han celebrado muchos alemanes por lo que tiene de información honesta y de perspectiva nueva en un viejo conflicto, el de Euskal Herria, y, al mismo tiempo, lección para muchos periodistas sumisos y empotrados en el bazoka del poder.
Como nota al calce, nos enteramos de la publicación de este libro gracias Soniko, un amigo vasco aficionado a la fotografía quien hace unos meses anunciara que una de sus fotos había sido elegida para la portada del mismo.
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