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domingo, 31 de diciembre de 2006

De Pearl Harbor a Barajas

El título bastante debilucho, pero con excepción de un desconcertante párrafo, este análisis resulta bastante acertado:

¿Un Pearl Harbor para Zapatero?

Patxi Igandekoa

Los socialistas se muestran tan reacios a asumir responsabilidades como el agua a congeniar con el aceite. Dudo incluso que el concepto de responsabilidad propia exista en eso que chuscamente llamamos “progresía”. Los hechos de los últimos días, culminados por el trágico acontecimiento de ayer por la mañana en el aeropuerto de Barajas, demuestran hasta qué punto la política estatal se está haciendo a base de gestos, contraprogramació n y cortinas de humo, y no de actuaciones con sustancia.

Para disimular la decepción producida por un proceso de paz cada vez más renqueante se deja caer, en plena víspera navideña, a una compañía aérea que llevaba más de un año expedientada. Al mismo fin sirvieron el vídeo cutre sobre las conversaciones del Partido Popular con ETA de hace ocho años y el enredo sobre las corruptelas de Andratx. Y cuando el líder de la oposición fue a hablar con Zapatero, tal vez de un posible acercamiento entre los dos grandes partidos de la política española, se hizo coincidir la cita con el sorteo de Navidad. Imagínense que el Lehendakari recibiera a Patxi López en pleno final de la Copa en San Mamés.

Durante todo el día de ayer algunas bitácoras socialdemócratas crepitaron con invectivas en las que la culpa de la hecatombe se hacía recaer sobre los energúmenos de costumbre: la derecha ultramontana del PP, la AVT, la Izquierda Abertzale, el sindicato LAB, el Foro de Ermua e incluso ejemplares de especies ideológicas en vías de extinción como Rosa Díez y Edurne Uriarte. Todo ello con nula eficacia mediática: el golpe de timbal que ha dado ETA es tan fuerte que no hay manera de taparlo mediante contraprogramació n. A nadie le gusta lo que está pasando, y al gobierno todavía menos, pero no queda más remedio: hay que levantar la cabeza y mirar a los ojos al monstruo.

El proceso de paz, o utilizando los conceptos con toda exactitud: el tinglado político montado en torno a él, estaba fracasando ya desde hace tiempo. En la estrategia electoral del gobierno para el 2005 este fracaso figuraba ya descontado, como las malas noticias en la bolsa. Lo que nadie se imaginaba es que fuera a llegar a su fin con tanta brusquedad.

Evidentemente algo ha salido mal. Pero antes de hacer balance y discutir si ha sido por falta o por exceso de compromiso ha de entenderse, y esta es la dura realidad, que dicho compromiso, por parte del gobierno español y el presidente Zapatero, ha brillado por su ausencia desde los mismos comienzos del proceso. La excusa era que el PP no dejaba hacer; lo cierto es que no se hizo nada.

Déficit de liderazgo, escenificaciones ostentosas ante los medios y la opinión pública, mala gestión y el propósito constante de utilizar las conversaciones con ETA -que jamás llegaron a producirse- para provocar a la caverna y obligarla a asumir posturas reaccionarias, son algunas de las causas de este estropicio, al margen, claro está, de la intención asesina de quienes colocaron la bomba en la terminal.

Con todo aun podría haberse logrado algo. Habría bastado plantearse el proceso como una inversión a largo plazo, con principios firmes, voluntad y una estrategia bien diseñada, y no como una caja de herramientas para utilizar con fines electoralistas, funcionando, como acostumbran a hacer los políticos, con la lógica del beneficio a corto plazo. Porque si esta es realmente la lógica dominante no cuesta mucho imaginar cómo ha de seguir en lo sucesivo.

Antes decíamos que el gobierno y su pléyade mediática -tanto en el papel como en la blogosfera- están enfadados con una serie de entidades y personajes. No es mi intención romper lanzas por ellos, ya que no lo merecen. Pero sí me gustaría llamar la atención sobre una circunstancia significativa. Dando rienda suelta a sus fobias, los que en estos momentos se dedican -de la manera más inoportuna y con una falta de gusto que al lector no le pasará desapercibida- a poner en marcha una gigantesca campaña de avisos por móvil en apoyo de Zapatero, también proporcionan información útil acerca de los márgenes de maniobra que el gobierno tiene a su disposición para resolver esta crisis.

El PSOE, a la hora de distribuir la culpabilidad, ha dejado al margen a fuerzas políticas como el PNV, ERC, IU y CiU. ¿Es este el espacio en el que Zapatero piensa llevar a cabo una recomposición de su estrategia de gobierno? ¿O se impondrá el “realismo político” mediante una mayor proximidad al Partido Popular en determinados temas de estado? Para muchos es esta una perspectiva que no invita precisamente al optimismo. En cualquier caso los próximos días serán cruciales para dilucidar una serie de cuestiones que incumben al futuro de la política estatal.

La buena noticia es que el proceso de paz continúa, al menos en Euskadi.


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