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viernes, 29 de diciembre de 2006

Euskadi 4 - 0 Serbia

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ATRACÓN NAVIDEÑO

La selección de Euskadi pasó con nota la reválida ante su homóloga serbia y sumó una nueva victoria después de los últimos traspiés. El conjunto dirigido por Iribar y Etxarri se deshizo de un oponente escaso de quilates, proclive a algunas entradas duras y sin más referencia ofensiva que la testa de Zigic.

Yeste, Urzaiz, Sarriegi y Uranga reflejaron la superioridad de un equipo que se gustó por momentos y que no tuvo que forzar el turbo ante una concurrencia considerable de público.

Con algunas ausencias de peso, el equipo vasco arrancó en el once titular con Tornavaca como debutante. Llevó el mando del encuentro en los primeros minutos a base de toques y más toques en corto. A los diez minutos estuvo cerca de anotar por mediación del jugador recreativista tras rematar de cabeza un centro de Iraola desde la banda derecha. El conjunto de Iribar y Etxarri aunaba argumentos para seguir marcando el paso del encuentro. Casi al cuarto de hora Urzaiz disparó fuera desde lejos. Serbia sólo llegaba hasta la línea de tres cuartos bajo los auspicios de Kovacevic, laborioso y participativo; atrás los balcánicos estaban atrincherados -se notó la impronta de Clemente- y Zigic vagaba sin suministro, aunque estuvo a punto de aprovechar un servicio desde la derecha que Labaka abortó adelantándose al delantero del Racing.

Poco después, Urzaiz sirvió a Yeste para que soltara un zapatazo desde fuera del área para que Avramov despejara. Euskadi se crecía y tejía peligro con cierta asiduidad hasta que llegó la jugada chiste con el penalti cómico de Duljaj, que agarró el esférico como si fuera rugby tras una incursión de Iraola. Pensaba que el de Usurbil había arrancado en fuera de juego y no se le ocurrió otra inocentada que abrazar el esférico. Yeste transformó la pena máxima junto al palo derecho. La alegría estuvo a punto de tornarse en decepción cuando Zigic movilizó su cuello para dibujar un escorzo que casi sorprende a Iraizoz. ¡Vaya potencia para rematar de cabeza sin apenas espacio! A la salida de un córner, el racinguista también superó a la defensa pero su testarazo se marchó muy lejos. Estaba claro que sólo por las alturas podía llegar el bombardeo serbio, carente de elaboración en los metros finales y de futbolistas con el pedigrí de los Surjak o Savicevic de años atrás.

Urzaiz no quiso ser menos que el torreón serbio y se aprovechó de un envío de Etxeberria para anotar en el minuto 41 el 2-0. Hacía justicia al dominio de la tricolor bien sujeta por la labor seria de Garitano, los destellos de Yeste, Tornavaca e Iraola y la solvencia defensiva.

El marcador era el mismo que el de Barcelona, con lo que se cernía el peligro de que se repitiera el empate, pero la historia fue muy diferente. Con la inclusión de varios cambios, el equipo euskaldun pervivió en su espíritu acompasado, sereno en el manejo del balón. El 4-2-3-1 inicial siguio en boga en la reanudación, con López Vallejo, Sarriegi de central, Sirieix y Aranburu en la medular, Prieto por la derecha, Gabilondo por el otro flanco, Uranga de media punta y Aduriz como hombre más adelantado. Clemente reemplazó a Zigic. Un problema menos.

Brillante López Vallejo

De este modo, el técnico de Barakaldo apostó por una mayor movilidad que estuvo a punto de dar sus frutos a los diez minutos. Un error de Uranga propició un centro al área que remató Babovic para que López Vallejo hiciera fantasía con una estirada de sobresaliente junto al palo. ¡Tremendo! Poco más tarde Gabilondo sembró la incertidumbre con el saque de una falta que casi se come el meta serbio, que volvió a demostrar su hambre con otra comilona en el saque posterior de córner. Sarriegi marcó territorio aéreo en el minuto 60 y se adelantó al cancerbero balcánico para anotar el 3-0.

Euforia. Y encima debuta Javi Martínez. No había síntomas de que Serbia se armara de argumentos para malograr la reunión navideña. Aunque el navarro metió la pata al forzar un penalti que Djokic lo malgastó por el paradón de López Vallejo. Botaba San Mamés en la reunión navideña, en la que hubo hasta postre. Aduriz se encargó de introducirse por la banda izquierda para servir al área. Nueva pifia defensiva de la zaga del Este y Uranga supera a Avramov con un disparo mordido que se le atraganta al meta. Fue el colofón para redondear una noche en la que la familia euskaldun coreó sus propios villancicos. La Navidad trajo parabienes después de tres reveses. Zorionak!

~ * ~

Y el pulso lo ganó la afición de la tricolor

Los 30.000 seguidores de Euskadi asistieron a un gran espectáculo al margen de la polémica

Ainara San Cristóbal / BILBAO

Si el Euskadi-Serbia era un pulso, quedó claro el nombre del rotundo ganador. La afición de la tricolor. Los cerca de 30.000 seguidores que se congregaron ayer en La catedral disfrutaron de una mágica noche de fútbol y espectáculo en la que el combinado vasco se reencontró con la victoria dos años después. Las reivindicaciones políticas -al margen de una enorme pancarta que rezaba 'NAZIO BAT GARELAKO, OFIZIALARAKO PREST!' (Porque somos una nación, estamos preparados para la oficialidad) y los habituales cánticos- quedaron emplazadas para otro tipo de escenarios.

Las cifras de asistencia fueron, por tanto, en consonancia de lo habitual a pesar de las discrepancias entre la Federación Vasca de Fútbol y la plataforma Esait que propiciaron la retirada del apoyo de esta última a la celebración del encuentro. El ambiente, también. El público, como de costumbre, estuvo animado desde el inicio. Fiel a la tradición, la salida de la selección vasca y el final de la emisión de los himnos, fueron dos de los puntos más álgidos. El incesante ondear de las ikurriñas se fusionaba con una atronadora ovación durante ambos instantes. Mientras, el momento más solemne quedó reservado para el espacio entre ambos. El himno de Euskadi.

Empezó el espectáculo. Desde el primer momento quedó muy claro que los jugadores también se lo habían tomado en serio. Nada más empezar, Yeste se encaró con Kovacevic. Y, poco antes del primer gol, Tornavaca protagonizó una dura entrada. En ambas ocasiones, la grada arropó a los suyos.

Aunque el plato fuerte estaba por llegar. Pasada la media hora de juego, Yeste adelantó a Euskadi al convertir un claro penalti. La afición estalló en aplausos en una celebración que se había iniciado ya en el momento en que fue pitada la infracción. El objetivo de la victoria estaba más cerca. Interminables y continuas olas impulsaban a la tricolor desde la grada. Hasta que llegó el segundo. Un remate picado de Urzaiz a centro de Etxeberria que volvió a insuflar vida en el público. La compenetración entre equipo y afición era absoluta.

Tras el momento bocadillo, continuó el espectáculo. Rondaba la cabeza de los seguidores aquel 0-2 en el Camp Nou que acabó en empate. Pero el certero cabezazo de Sarriegi a la salida de un córner despejó cualquier duda. La fiesta era total. Ambiente y resultado.

Precisamente, con 3-0 en el marcador la grada se acordó de Javier Clemente. El seleccionador serbio fue aplaudido por el público de La Catedral en los instantes previos al encuentro como muestra de agradecimiento por su contribución a la consecución de la salvación durante la pasada campaña. Y a falta de alrededor de un cuarto de hora para la conclusión, corearon su nombre. Aunque tal vez no fuera el momento más idóneo para obtener una respuesta del técnico de Barakaldo con un resultado tan abultado en el marcador.

Aún quedaba tiempo para más. López Vallejo se lució al parar un penalti cometido sobre Krasic y lanzado por Djokic. El mérito fue reconocido con una celebración a la altura de un gol. Aplausos que sobrepasaron por poco los que había recibido instantes antes Javi Martínez a la hora de saltar al césped. Y que se quedaron a la misma distancia de alcanzar los brindados a Gari Uranga por el cuarto.

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