Este texto acerca de la discriminación sufrida por el Olentzero ha sido compartido en EuskoSare:
Olentzero y la alegria para casi todos
El pasado domingo Olentzero volvió a abandonar sus quehaceres en la elaboración de carbón y entró en nuestros hogares cargado de sacos de regalos e ilusión. Sin embargo, su visita no fue todo lo limpia que cabría esperar, y no fue por los restos de carbón, vino o capones que todos tenemos en mente, sino por la actuación del Consistorio de Iruñea. Aun así, volvió a recibir todo el apoyo y cariño de los vascos.
Por fin llegó el principal motivo por el que tanto niños como mayores ansían que llegue la Navidad. El carbonero más famoso de Euskal Herria hizo acto de presencia en nuestros hogares para dejarnos parte del contenido con que cada año llena el saco que, tras echárselo a la espalda, nos trae ilusión, felicidad, alegría y sobre todo lo más importante para muchos, regalos. Sin embargo, antes de realizar semejante hazaña, Olentzero se dejó querer por las calles de nuestras localidades.
Las primeras apariciones del carbonero, al igual que cada año, tuvieron lugar el sábado en las localidades de Ipar Euskal Herria y en algunos de los barrios de Bilbo, Donostia, Gasteiz e Iruñea. Sin embargo, la mayoría de los actos se celebraron el domingo.
Así, entre las capitales de Hego Euskal Herria, la primera en recibir al carbonero fue Bilbo. Este llegó por el funicular de Artxanda, y tras ser recibido por el alcalde, Iñaki Azkuna, escuchó las peticiones de los niños en la plaza del teatro Arriaga. Acto seguido Olentzero recorrió la capital guipuzcoana acompañado de un gran desfile en el que se repartieron 250 kilos de caramelos y mil sacos de carbón.
Posteriormente llegó el turno de Gasteiz, donde el carbonero escuchó las peticiones de los arabarras más pequeños durante el recorrido por toda la ciudad que se alargó durante mas de dos horas.
Iruñea, la cara y la cruz
Olentzero también llegó hasta la capital navarra para traer los ansiados regalos a todos los hogares. Además, la capital celebró el 50 aniversario de ese acto con un desfile por todo lo alto, con más de 300 colaboradores y un presupuesto que asciende a 48.000 euros.
Sin embargo, ese acto repleto de buenas intenciones y que busca especialmente la alegría de los más pequeños de la casa, se vio una vez más empañada por las numerosas trabas y obstáculos que el Ayuntamiento puso a la celebración de los desfiles en varios barrios. Aunque se trata, desgraciadamente, de una actuación que ya no sorprende, el Consistorio iruindarra volvió a hacer gala de todo su potencial para impedir un acto tan arraigado y de tan alto valor cultural. Incluso la Policía española y el propio jefe de la Policía Municipal recorrieron numerosos barrios de la capital para evitar los actos.
Pese a todo, tal y como señalaron algunos vecinos a GARA, la gran respuesta de la gente posibilitó las celebraciones, y en algunos casos incluso se mencionó que la participación había sido mejor que nunca.
Sin embargo, hubo numerosos identificados algunos solamente por haber participado en el acto, cierres de calles por donde debía transcurrir el Olentzero, intentos de arresto e incluso la requisa de un Olentzero.
Los primeros desfiles en Iruñea los de los barrios Arrosadia, Iturrama, Etxabakoitz y Mendillorri tuvieron lugar el sábado, y en esos también hubo problemas, sobre todo en Arrosadia hubo tres identificados e Iturrama la Policía local cerró el frontón López, donde estaba previsto que finalizara el desfile.
Carbonero alternativo
El primer Olentzero del domingo fue el de Errotxapea, en el que a pesar de la presencia de dos dotaciones de la Policía Municipal, no hubo problemas y los asistentes pudieron disfrutar del acto. Media hora más tarde partieron los Olentzeros de Sanduzelai y Txantrea. En el primero de ellos los agentes rodearon la bajera donde estaba guardado, por lo que los vecinos tuvieron que recurrir a otro carbonero «alternativo». Aparte de eso, no hubo mayores problemas, pero donde sí los hubo fue en el barrio de la Txantrea. Allí, los municipales intentaron evitar la salida del desfile e identificar a varias personas. Después cortaron el camino por donde debía pasar, y el desfile tuvo que buscar una ruta alternativa. Finalmente, también identificaron al dueño de los caballos del desfile.
Sin embargo, los mayores problemas fueron, tal vez, los de Donibane, y es que los agentes municipales trataron de identificar a los zanpantzar, y tras la negativa de éstos, desenfundaron sus porras. Finalmente, gracias a la ayuda de varios vecinos, pudieron salir del local donde estaban.
Aun así, los agentes identificaron a cinco personas: tres de ellas porque «estaban vestidas de caseras», otra por llevar un abrigo rojo signo inequívoco de que participaba en el desfile y otra por desfilar como músico. -
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