Un blog desde la diáspora y para la diáspora

lunes, 11 de diciembre de 2006

Gernika No Ha Concluído

Este texto nos ha sido enviado por Prensa Vasca:

LA DIÁSPORA, MIENTRAS SIGUEN BOMBARDEANDO GERNIKA

En el Aberri Eguna de este año, realizado en Amaiur, uno de los oradores dijo que la batalla de Noain aún no ha terminado. Y es cierto. También es verdad que el fascismo español aún sigue bombardeando a los vascos. Gernika tampoco ha concluido.

Los vascos están sometidos a una Constitución que fue rechazada mayoritariamente. Su territorio está gobernado y ocupado por tropas de dos estados opresores. Sus derechos están negados. Hasta se niega la existencia del pueblo vasco. Desde que entró en vigor la Constitución española han sido detenidas 35.000 personas en Euskal Herria, y de éstos, 7.000 han sufrido torturas. Las cárceles están pobladas de presos políticos. Muchos de estos presos se han suicidado en prisión o al salir de ella. Casi una veintena de familiares de estos presos han muerto como consecuencia de la política de dispersión. En las comisarías se tortura. La juventud vasca es reprimida y perseguida. La disidencia está ilegalizada, cualquier alternativa electoral está proscripta, su palabra está censurada bajo amenaza de cárcel por «apología del terrorismo». La justicia es un sistema inquisitorial brutal y sometido al poder político. El euskera no es respetado. Los medios de prensa del estado opresor realizan una salvaje campaña de acoso mediático contra el pueblo vasco.

Frente a esta realidad ¿cuál es el comportamiento de la diáspora en Argentina? La medida la dio la Federación de Entidades Vasco Argentinas (FEVA) juntando firmas para solidarizarse con el presidente de la Comunidad Autónoma Vasca (CAV), Juan José Ibarretxe, ante un eventual procesamiento. Pocos días después, la Junta Extraterritorial (JE) del Partido Nacionalista Vasco (PNV) de Argentina, salió a lavar la afrenta que se le infirió a Ibarretxe en Córdoba, al proclamar la disidencia en su presencia. La JE reclamó que no se haga política en las euskaletxeas (lo hizo desde la euskaletxea donde se reúnen semanalmente). En la "diáspora organizada", el resto es silencio.

Nada de lo detallado en el segundo párrafo conmovió a los vascos "organizados" para impulsar un pronunciamiento público. Las preocupaciones de un centro vasco son los gastos mensuales, la fiesta del inmigrante, la cena del mes, el cuerpo de baile... Lo que ocurra en Euskal Herria les queda muy lejos. Si bien esto podría ser un simple, aunque cuestionable desinterés, es un asunto que roza aspectos éticos. Muchas euskaletxeas reciben subvenciones -algunas, sumamente jugosas-, que les dispensa el Gobierno de la CAV. El dinero de esas subvenciones proviene, entre otros, del aporte de torturados, de presos, de familiares de presos, de políticos proscriptos... Cuando una comisión directiva se embolsa la subvención que llega por el euroducto, una parte de ella la puso ese pueblo vasco agredido, prohibido, perseguido. No es ético embolsarse el dinero y mirar para otro lado.

Sé que es arar en el desierto. No es la primera vez que escribo sobre el mismo tema, para señalar que esta diáspora de hoy no ha sido capaz de crear una simple "comisión de solidaridad" con los derechos de Euskal Herria, o con el Foro de Debate, con los derechos de los presos, con los familiares de los presos, con el derecho de autodeterminación. Pero lo hago para mantener presente esta renuncia a la solidaridad con el pueblo vasco.

A la "diáspora organizada" la usan, pidiéndole firmas para hacer el juego a culebrones pre-electorales; le toman el pelo reclamando excluir la política de las euskaletxeas mientras usan toda esa infraestructura para hacer política; la maniatan con las subvenciones («Si se terminan las subvenciones, desaparecen los centros», amenazó Carlos Sosa cuando era presidente de la FEVA -ahora es Tesorero-.). La maltratan y engañan de mil formas, pero la diáspora, disciplinada, temerosa o cómplice, guarda silencio. O peor aún, repite los argumentos del "apoliticismo". Huele a muerto.

Daniel C. Bilbao

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