Quienes componen la dirigencia y militancia del PNV se identifican a sí mismos como vascos.
Quienes componen la dirigencia y militancia del PSOE en lo que respecta a sus filiales en la CAV y Nafarroa se consideran a sí mismo españoles, a lo más vasco-españoles o navarro-españoles.
Lo anterior establece una sutil diferencia en su actuar con respecto a los derechos civiles y políticos del pueblo vasco.
Los peneuvistas actúan como colaboracionistas, o sea, en su pragmatismo político no dudan en colaborar con la potencia ocupante. Se saben vascos, pero prefieren llevar toda el agua a su molino antes que cerrar filas con sus paisanos que buscan denodadamente la autodeterminación de Euskal Herria.
Los sociatas actúan como colonialistas, o sea, en su etapa formativa como personas son incapaces de superar el adoctrinamiento que reciben a través de la educación, la cultura hegemónica y los medios de comunicación, siendo incapaces por tanto de reconocer su identidad y los derechos inalienables que ella conlleva. Adoptan la identidad española a tal punto que no solo desconocen su identidad vasca sino que incluso, llegan a aborrecerla. Se convierten en aliados idóneos para la metrópoli pues su rencor hacia lo vasco alcanza cotas más altas que incluso, entre los propios españoles. Así pues, los sociatas cierran filas con los españolazos, quienes empeñas ingentes recursos del estado para sofocar violentamente los esfuerzos en favor de la autodeterminación de Euskal Herria.
Desafortunadamente para nosotros, el votante promedio en la CAV y en Nafarroa no es capaz de entender este escenario y en las urnas han dejado votos en números suficientes para que tanto jeltzales como sociatas traicionen una vez más a los habitantes de Hegoalde.
¿Evidencia de lo anterior?
Al PNV no le ha importado que los sociatas navarricos hayan entregado Iruñea a la derecha casposa e impávidos han recurrido al PSE para echar a EH Bildu de donde han podido.
Les compartimos ahora la columna en Gara con la que Ramón Sola acomoda las piezas del complicado panorama político para el pueblo trabajador vasco de los próximos cuatro años:
Tres factores marcan el mapa municipal vasco para estos próximos años: el PNV domina en la CAV apuntalando sus victorias electorales con acuerdos con el PSE que ensanchan sus márgenes; EH Bildu mantiene decenas de municipios llegando a zonas inexploradas hasta ahora; y en Nafarroa vuelve la derecha, allanado el camino por el PSN.Ramón SolaLa constitución de ayuntamientos viene a ser el segundo y decisivo bote de cada elección municipal. El sistema hace que la lista más votada pueda ser desbancada, aunque solo en caso de que cuaje una mayoría absoluta alternativa. En consecuencia las alianzas de unos y otros marcaron este 15 de junio, y retocaron el mapa que dejaron las urnas el 26 de mayo. El PNV, entonces partido más votado (403.674 papeletas), tradujo ese apoyo en varas de mando, sin problema alguno en las capitales (Bilbo, Donostia y Gasteiz) y con el plus derivado del pacto con el PSE en otros municipios menores, sobre todo en Gipuzkoa. Por contra EH Bildu, que fue hace tres semanas la fuerza con más concejales en el conjunto de los cuatro herrialdes (1.254), perdió la ventaja para acceder algunas alcaldías, lastrado en la CAV por ese acuerdo PNV-PSE y en Nafarroa por la oposición furibunda de Navarra Suma y la política de exclusión del PSN.En relación con 2015, el mayor giro se desencadenó en Nafarroa, donde el desplome del espacio de Podemos ya amenazaba con llevarse por delante decenas de ayuntamientos de cambio. Para sostenerlos era preciso el alineamiento del PSN con opciones como EH Bildu, Geroa Bai y candidaturas diversas de izquierdas, pero ocurrió precisamente lo contrario: sin prácticamente excepción, el partido de María Chivite dejó vía libre al retorno de la derecha. El discurso de «ni con Navarra Suma ni con EH Bildu» quedó desnudado en la práctica, y habrá que ver ahora qué repercusión tiene esto en el proceso para definir el futuro Gobierno navarro. La próxima batalla, este miércoles en la constitución del Parlamento navarro.La decisión del PSN de evitar las sumas de voto con EH Bildu e incluso negarle la condición de interlocutor (con excepciones como Lizarra, donde sí hubo algo parecido a diálogo) regaló la Alcaldía a Enrique Maya (Navarra Suma) en Iruñea, como pieza más cotizada, pero también Burlata, Barañain, Eguesibar o la citada ciudad del Ega, por citar solo los núcleos de mayor población. Se le suma Tutera, donde la derecha había logrado mayoría absoluta.Todo ello compone un potente retorno de la derecha antes representada por UPN y ahora engordada por Ciudadanos y PP, porque cabe recordar que el batacazo de hace cuatro años le dejó como principal alcaldía la de Cintruénigo, en Erribera. Con todo, Navarra Suma no lo tendrá fácil para gobernar esos enclaves, porque en casi todos ellos, comenzando por Iruñea, las mayorías de las corporaciones son de corte progresista.Los gobiernos de cambio resistieron solo allá donde el PSN no resultaba determinante y por tanto no pudo estropear las ententes. El caso más potente por demografía y geografía es Tafalla, donde sigue EH Bildu, con nuevo primer edil: Jesús Mari Arrizubieta. También hay otra cabeza de merindad, Zangoza, en manos de una candidatura independiente, y algunos municipios de Iruñerria como Zizur Nagusia (Geroa Bai), Berriozar, Antsoain o Atarrabia (EH Bildu). Y lógicamente toda la zona norte, en cuyas principales localidades manda el soberanismo de izquierdas salvo Altsasu (Geroa Bai).Gipuzkoa, acuerdo cumplidoMirando algo más al oeste, el pacto global entre PNV y PSE se ponía a prueba especialmente en Gipuzkoa. Y la mañana empezó cargada de incertidumbre cuando desde la localidad alavesa de Samaniego llegó la sorpresa de que el edil del PSE daba la alcaldía a EH Bildu y no al PNV. Sin embargo, pasadas las horas quedó como una mera anécdota, la excepción de la norma.A las 10.00 se votaba en los dos puntos en que esa entente podía estar más cuestionada, y sobre todo Andoain. Allí, hace cuatro años el desmarque de un representante del PNV dejó al PSE sin alcaldía y ahora además la lista de Andoni Alvarez (EH Bildu) se había convertido en la más votada de estos 40 años en esta localidad tan fragmentada. Pero no hubo sorpresa; el PNV dio la vara a mando a Maider Lainez y otro tanto hizo con Izaskun Gómez en Pasaia. Aquí se oyeron algunos gritos de «lapurrak», aunque en general el tono fue muy diferente al de anteriores ciclos postelectorales. Lezo, Mendaro y Soraluze completaron el mosaico de pueblos guipuzcoanos en que EH Bildu no logra el mando pese a ser el más votado, por efecto de esta «pinza».Desde Pasaia, el que ha sido cabeza de lista de EH Bildu a Juntas Generales de Gipuzkoa, Juan Karlos Izagirre, criticó este acuerdo global por dos cuestiones: «Queda claro que no se ha decidido en los pueblos, sino en otras instancias» y «ni es de izquierdas ni es soberanista».Solo en Irun estuvo amenazada la alianza, pero llegado el día decisivo el jeltzale Xabier Iridoy confirmó que no se presentaba y dejó vía libre para que José Antonio Santano (PSE) siga como alcalde, superando ya las dos décadas de ejercicio. Zumarraga, Eibar y Lasarte-Oria también siguen en manos del partido de Idoia Mendia.EH Bildu, con todo, ha repuntado en Gipuzkoa al recuperar Bergara u Ordizia y lograr el poder en Orio y Astigarraga, además de consolidarse en Azpeitia, Hernani, Errenteria... En este último punto la nueva alcaldesa, Aizpea Otaegi, que toma el relevo a Julen Mendoza, ya ha anunciado un acuerdo de gobierno con el grupo local de Podemos que se repetirá también en otros municipios en que las candidaturas moradas han alcanzado representación.Estuvo a punto también de recuperar la mayoría EH Bildu el 26M en Arrasate, pero finalmente ahí sigue mandando el PNV, lo mismo que en Zarautz, Tolosa, Hondarribia, Elgoibar, Urnieta o Beasain. Todo ello pinta un mapa tricolor en Gipuzkoa: parte para EH Bildu, otra para el PNV y media docena de enclaves potentes para el PSE.Bizkaia; PNV, pero menosEn Bizkaia, el dominio jeltzale en feudos antiguos (Bilbo, Getxo) o nuevos (Barakaldo, Sestao, Santurtzi) queda matizado por el paso adelante dado por EH Bildu.De los municipios que estaban ayer en clara disputa el PNV pudo retener Alonsotegi –el pueblo de Iñigo Urkullu– o Zaldibar gracias al PSE, pero no logró hacerlo en Durango, donde la primera edil será Ima Garrastatxu (EH Bildu), ni tampoco en Galdakao, Arrigorriaga o Zaratamo. En varios de estos casos se rompen décadas y décadas de gobiernos jeltzales.En total, habrá alcaldes del PNV en 73 de los 112 municipios vizcainos. Ha recuperado Bermeo, hasta ahora en manos de EH Bildu. Esta fuerza, por contra, mantiene Elorrio, Bakio, Ondarroa... Y al PSE, otrora invencible en Ezkerraldea, le queda allí Portugalete, donde resiste Mikel Torres frente al empuje jeltzale.Araba, realidades inesperadasEl pacto PNV-PSE también retoca el mapa de Araba al superar a EH Bildu tanto en Laudio como en Zigoitia. Estos dos resultados ya se daban por cantados antes de los plenos de constitución de ayer, pero la jornada trajo algunas sorpresas o detalles que apuntan a cambios de fondo interesantes.Es muy llamativo, por ejemplo, el desplome de la derecha española tanto en los dos consistorios del oficialmente denominado Condado de Treviño como en la Rioja alavesa. En Argantzun el nuevo alcalde es de EH Bildu (facilitado por el PNV), y en Trebiñu, del PNV con apoyos progresistas.En cuanto a la Rioja alavesa, el intento del joven cabeza de lista del PP (22 años) por abrir un diálogo que incluía a EH Bildu fue abortado rápidamente por la dirección alavesa, tras lo que ha terminado imperando la lógica política: EH Bildu dio la vara de mando al PNV desalojando a la derecha española. Otro tanto ocurrió en la vecina Guardia.Lo que no entraba en las quinielas es que el edil del PSE aupara a la Alcaldía de Samaniego a EH Bildu y no al PNV, cuando además esta fuerza tenía más votos (aunque iguales concejales) que los independentistas de izquierdas. Desde la dirección alavesa, Cristina González se apresuró a indicar que le exigirán la devolución del acta.A nivel aún más anecdótico se sitúa Kuartango, donde PNV y EH Bildu habían empatado en votos y la balanza la desequilibraba el concejal del PP, que obviamente terminando inclinándose por el jeltzale. Desde EH Bildu se había sugerido resolverlo vía sorteo.El avance de la fuerza que lidera Arnaldo Otegi en este herrialde también es evidente. Cuenta con diez alcaldes en las 51 localidades alavesas, uno de ellos periodista de GARA, Joseba Vivanco (Artziniega). Aunque es el PNV el dominante, al tener en sus manos los gobiernos de Laudio y de Amurrio, además del de Gasteiz y otros 28.Sartaguda y Uharte, dos ejemplos bastante perversos del «juniazo» local del PSNDesde 2007 en Nafarroa se llama «agostazo» al momento en que el PSN –entonces forzado por Ferraz– dio a la espalda a una opción de gobierno progresista y puso la alfombra roja a Miguel Sanz (UPN). Una réplica menor de aquello fue el «marzazo» de 2014, cuando el entonces líder del PSN, Roberto Jiménez, amagó con presentar una moción de censura contra la sucesora de Sanz, Yolanda Barcina, pero fue igualmente rectificado desde la dirección federal. Siguiendo esta secuela, la posición tomada ayer por el PSN ayuntamiento a ayuntamiento será interpretada hoy por muchos un «juniazo», esta vez en municipal. Y como datos más elocuentes se podrá esgrimir lo ocurrido en los plenos de Sartaguda o Uharte.Sartaguda es una localidad muy emblemática en Nafarroa, icono de la represión franquista. En el llamado «pueblo de las viudas», aquel 2007 el PSN llegó a la Alcaldía con el voto del edil de ANV, por lo que José Ramón Martínez fue expulsado del partido. Desde entonces la situación del pueblo ha evolucionado tanto que el PSN ha caído a tercera fuerza mientras el independentismo de izquierda ha llegado a primera (con Paolo Albanese como alcalde estos últimos años). Y, sin embargo, el PSN se sitúa políticamente en términos más retrógados que en 2007, puesto que ayer, en un giro de guión inesperado, terminó aceptando los votos de Navarra Suma para llegar a la alcaldía. Los tres ediles derechistas auparon a José Ignacio Eguizábal (el PSN solo tiene dos) para así desbancar a EH Bildu (cuatro).También resulta muy ilustrativo lo ocurrido en Uharte, cerca de Iruñea. Con una sola concejalía en una corporación de trece personas, el PSN acabó llevándose la vara de mando gracias al apoyo de Navarra Suma, derrocando a EH Bildu. La jugada se encarnó además en una ex alto cargo del Gobierno de Patxi López; Amparo López Antelo, natural de Errenteria y que fue responsable de Tráfico en aquel Ejecutivo de Lakua.
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