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sábado, 8 de junio de 2019

Reencaminaron la Paz

Desde Gara traemos a ustedes esta actualización con respecto al encuentro organizado por los Artesanos por la Paz y Bake Bidea en el que se debatieron realidades y estrategias para reforzar el proceso de paz iniciado hace ya ocho años.

Aquí la información:


La construcción de la convivencia centró el primero de los dos actos organizados, entre ayer y hoy, en Biarritz por Bake Bidea y Artesanos de la Paz. Una plural representación de la sociedad escuchó, entre otros, los testimonios de Iñaki García Arrizabalaga, a cuyo padre mataron los CAA, y Axun Lasa, cuyo hermano murió a manos de los GAL.

Maite Ubiria Beaumont

Más de 200 personas llenaron una de las salas del palacio Bellevue. Entre ellas, representantes de la mayoría social y política de Ipar Euskal Herria, pero también de partidos, sindicatos y organizaciones civiles llegadas del otro lado del Bidasoa, sin olvidar a familiares de presos, de desaparecidos, de víctimas de distintas violencias... Todos se sumaron a un encuentro con el que Bake Bidea y Artesanos por la Paz quisieron fijar en el GPS del proceso de resolución el horizonte de la convivencia.

Brandon Humbert, director del instituto INCORE y experto en Justicia Transicional, abordó en su intervención las contradiciones que afloran en la mirada al pasado. Y lo hizo a la luz de lo acontecido en dos procesos, el sudafricano y el irlandés, que recordó que tienen estrechos lazos con el caso vasco. «Hay que ser conscientes de que al final se solapan los procesos, por lo que afloran necesariamente los relatos diversos sobre lo ocurrido», remarcó. Tiempo, cuidado, paciencia, políticas coherentes, fueron algunas de sus recetas para abordar la reparación de las víctimas. Y sus explicaciones sobre el derecho a la justicia y la verdad, fueron escuchadas con especial atención por quienes le siguieron.

Iñaki García Arrizabalaga es hijo de Juan Manuel García Cordero, secuestrado y muerto en 1980 en Donostia por los Comandos Autónomos Anticapitalistas. Habló del «ejercicio racional de egoísmo» que le permitió salir de la espiral del odio, al entrar en experiencias de escucha de víctimas. Axun Lasa, torturada y a cuyo hermano Joxean secuestraron y mataron junto a Joxi Zabala los GAL, detalló las victimizaciones que sufrieron sus familias, desde la aparición tardía de los cuerpos hasta la paliza que sufrieron a su repatriación. Ella también se zafó «de la rabia inmensa» y ha participado en experiencias de diálogo y escucha mutua.

García Arrizabalaga insistió en «la demanda prepolítica de la verdad y la justicia», priorizando, en caso de tener que elegir, la primera sobre la segunda. Asumió que no habrá una sola lectura de lo ocurrido, pero aseveró que tampoco puede soportar «la prisa en pasar página» y aclaró que menos puede aceptar la impunidad, ni para su caso, no juzgado, ni para ninguna víctima. Pidió mirar a todo lo ocurrido, aunque no guste –citó aquí la tortura– y pidió autocrítica y deslegitimación sobre la violencia.

Lasa lamentó el trato dado por las instituciones a las víctimas de la violencia estatal. Con puntos de vista diferentes, por ejemplos sobre la cuestión de los recibimientos a los presos, ambos se comprometieron a seguir dialogando.

«La Justicia Transicional es un pilar clave en la salida de un conflicto largo y doloroso»

Christiane Taubira, quien fuera ministra de Justicia bajo la presidencia de François Hollande, fue la encargada de dirigir el primer mensaje oficial a los asistentes al encuentro en Bellevue. Lo hizo a través de un vídeo, por encontrarse actualmente «en la ribera sur del Océano Atlantico». Pese a ello, expresó su «total cercanía mental, política y afectiva» con ese que llamó, en distintas ocasiones, «el ejército de bienhechores» que actúa para consolidar la paz en Euskal Herria.

Se apoyó, de principio a fin, en la poesía, citando a autores de latitudes a priori lejanas, desde Rusia a Perú, para hacer una apología de la fraternidad. Y concluir su saludo con la palabra precisa: «Adiskidetasuna».

Reivindicó de partida «la unidad de la condición humana», más allá de las épocas, los lugares, las distancias... para añadir, «como dijo otro poeta», que todas las guerras son civiles, «ya que todos los seres humanos son hermanos», y remachar que «lo que quiebra la fraternidad en el mundo no son las diferencias de cultura, sino la opresión, la dominación y la intolerancia».

Aunque, según advirtió la también parlamentaria honorífica, la búsqueda de la paz implica asumir riesgos –«incluso riesgos muy considerables», acotó–, «deseamos arduamente seguir corriendo ese riesgo, y es por lo que vamos a continuar buscando las palabras, la voluntad, el tiempo, para construir y consolidar esta paz».

Expresó su optimismo al respecto, porque «contamos con un ejército de bienhechores: electos, responsables políticos, personalidades de la sociedad civil, militantes asociativos, artistas, investigadores, escritores... En definitiva, una Armada de mujeres y hombres, sin olvidar a los amigos repartidos por el mundo».

Defendió Taubira la ley de agosto de 2014 que inscribe en el marco legal francés la Justicia Restaurativa. «Estoy absolutamente convencida de que sabremos encontrar los dispositivos y procedimientos que nos permitirán, por medio de la Justicia Transicional, crear el cuadro para llegar a esa paz duradera basada en la verdad y la justicia», remarcó, antes de recordar a los presentes que el mejor aliado con para avanzar «es la confianza».

Llamamiento a descartar «el olvido y el rencor» para construir la «paz del corazón»

El antiguo director general del Fondo Monetario Internacional y gobernador honorario de dicha institución Michel Camdessus fue el encargado del cierre, retomando así con el papel que ejerciera en el acto que selló la disolución definitiva de ETA, el 4 de mayo de 2018 en Villa Arnaga (Kanbo).

Camdessus arrancó su alocución recordando que muchos otros se comprometieron antes que él con la construcción de una paz duradera en Euskal Herria. Con particular respeto se refirió al desaparecido Kofi Annan, actor principal del encuentro de 2011 en el Palacio de Aiete. «No tengo mayor mérito que haber tenido el privilegio de ser su amigo durante 25 años», confió al auditorio, para enlazar después la figura del ex secretario general de Naciones Unidas con alguien con quien Camdessus se congratuló de haber compartido reflexiones y trabajo: el también desaparecido Nelson Mandela.

«Los dos compartieron con el mundo aquella convicción que Mandela expresó en el momento de convertirse en presidente de Sudáfrica: ‘ante todo, mi prioridad será la reconciliación’», dijo.

A partir de esa experiencia, y recordando las tareas pendientes ya evocadas en la Declaración de Kanbo, enumeró prioridades ligadas tanto a las personas presas y exiliadas como al reconocimiento y apoyo a las víctimas. Calladas las armas, «falta construir la paz del corazón», dijo, y fue explícito sobre los «esfuerzos suplementarios» que ello implica. Tomando como referencia tanto el norte como el sur del país, solicitó honestidad «a todas las partes» a la hora de mirar al pasado y también «generosidad» a fin de «sanar las heridas y reconstruir una comunidad bien cohesionada». «Escuchamos todavía voces que proclaman que no es posible ni el perdón ni el olvido y a otras que tratan de borrar la vivencia trágica de 40 años de memorias individuales y colectivas», afeó. Frente a ello, Camdessus apeló a tender un nexo entre el silencio de las armas y la verdadera reconciliación, lo que pasaría, según dijo, «por hacer la luz sobre los crímenes cometidos y dar justicia a todas las víctimas, pero sobre todo por evitar la transmisión del odio a las nuevas generaciones».







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