El presidente mexicano pidió a la Corona Española y al Vaticano que llevaran a cabo un ejercicio de reflexión y que ofreciesen disculpas por los crímenes cometidos por el colonialismo europeo en contra de las naciones originarias de lo que hoy en día comprende el espacio territorial de México.
Ello llevó a una cascada de declaraciones rocambolescas por parte de los líderes de opinión del estado borbónico franquista, entre las que destacan aquellas que dicen que lejos de exigir disculpas, los mexicanos debieran estar agradecidos eternamente con España.
Pues bien, a estos últimos les han corregido la plana y de ello nos habla este artículo en La Jornada:
En entrevista con La Jornada, la historiadora Patricia Galeana opina que España debe dejar su papel de superioridad y que necesitamos reconocer la grandeza de nuestros pueblos originariosMónica Mateos-VegaNo podemos celebrar ni agradecer la Conquista española por ‘‘traer la civilización” a América, porque no fue así, por el contrario, destruyó el desarrollo cultural de los pueblos originarios, algunos de los cuales tenían avances científicos, como los mayas en el campo de la astronomía y las matemáticas, sostiene la historiadora Patricia Galeana.Ese es el contexto en el que hay que analizar y entender la petición que hizo el presidente Andrés Manuel López Obrador al rey de España para que ofrezca una disculpa por lo ocurrido hace 500 años, añade la especialista en entrevista con La Jornada.Los debates y reflexiones en torno al tema son pertinentes, sobre todo cuando todavía existe en la ciudad natal de Hernán Cortes, en Medellín, provincia de Badajoz, España, una escultura del conquistador pisoteando cabezas de indígenas, ‘‘algo que hoy hace sentir mal a cualquier mexicano que la ve”, insiste Galeana.‘‘Si contextualizamos la declaración del Presidente la entendemos, pues no se trataría del primer caso ni de solicitud ni de perdón por iniciativa propia. Basta recordar al presidente francés François Hollande cuando pidió perdón por la conquista y los 132 años de colonización de Argelia, a Justin Trudeau cuando pidió perdón a los pueblos originarios de Canadá y también solicitó al Papa que diera una disculpa a los indígenas que habían sido recluidos en instituciones católicas para quitarles sus creencias y su cultura.‘‘Han sido varios los papas que han pedido disculpas por diversos hechos vinculados a la imposición de la religión católica como religión única, desde Juan Pablo II hasta Benedicto XVI y Francisco, quien en Colombia pidió disculpas por la llamada conquista espiritual que se hizo a sangre y fuego.”Muchas opiniones no se apegan a datos históricosGaleana considera que son muy respetables todas las opiniones en torno al asunto, quizá muy dura la del gobierno de España, ‘‘pero muchas no se apegan a datos históricos, por ejemplo, cuando se dice que debemos estar agradecidos porque los conquistadores nos trajeron el español, o porque aquí se estableció la primera imprenta del continente y hubo un alto nivel cultural en la Nueva España.‘‘Para la mentalidad de hace 500 años esos argumentos quizá son válidos, pero no para nosotros, porque si no habláramos español tendríamos otra lengua y una civilización desarrollada de nuestras culturas originarias. Hace cinco siglos aquí había un progreso muy bueno sin haber tenido contacto con Europa, no había puros pueblos nómadas sin cultura. Eso es lo que España debe entender y no seguir asumiendo un papel de superioridad.”La historiadora recuerda cuando España quiso celebrar en 1992 el quinto centenario del descubrimiento de América, ‘‘y mi maestro Miguel León-Portilla dijo: ‘sí, hubo una hazaña náutica de Cristóbal Colón, quien logró llegar, pero no nada más nos encontraron, fue un descubrimiento mutuo, y doloroso’. Podríamos decir que se trata del encuentro más doloroso en la historia de la humanidad porque no sabían de su existencia el uno y el otro.‘‘A Europa se le vino abajo su concepción de los tres continentes que representaban la Santísima Trinidad, y al encontrar un cuarto, primero se cuestionaron si quienes aquí vivían eran seres humanos. Fue una cosa terrible la célebre disputa que hubo en Valladolid entre Juan Ginés de Sepúlveda y fray Bartolomé de Las Casas para decidir si los habitantes de América eran seres humanos que venían de Adán y Eva o si eran la tribu perdida de Israel. Finalmente se aprobó que sí eran seres humanos, que tenían alma, pero había que evangelizarlos y esto se hizo en forma dramática.’’Apartheid: de un lado españoles y de otro indígenas‘‘Las leyes de Indias se ostentaban como protectoras, pero colocaron a los pueblos originarios en condición de minoría de edad perpetua. Hubo un apartheid porque estaban por una parte las repúblicas de españoles y por otra la de los indios, quienes no podían ni vestir la ropa de los españoles ni montar a caballo’’, explica Galeana.‘‘Hay que entender y explicar que en ese momento la sociedad estaba organizada en estratos de origen racial. Todo aquello dejó huella: dejar al indígena supeditado siempre a la superioridad del europeo.‘‘Claro, no vamos a echarle la culpa a la Conquista de hace 500 años de la situación de marginación que todavía tienen las comunidades indígenas, porque desde hace dos siglos la responsabilidad ha sido de los mexicanos.‘‘Sin embargo, considero que la intención del presidente López Obrador con su carta al rey de España es dar a los pueblos originarios un lugar que no han tenido al menos en 200 años.‘‘Los mexicanos siempre hemos sentido que no somos racistas, que no discriminamos. Decimos que en el siglo XIX tuvimos un presidente indígena, a Benito Juárez, pero eso sucedió por la voluntad de él, no de la sociedad; es más, lo atacaron llamándolo el indio Juárez, de manera despectiva.‘‘Tenemos que aceptar que las reminiscencias culturales coloniales, de las que no tienen responsabilidad los españoles de hoy, están presentes y todavía provocan actitudes racistas entre nosotros. Eso es una realidad y no podemos soslayarlo. ¿Cuáles son los estados de la República con mayor cantidad de pobres? Los que tienen más habitantes indígenas.‘‘Pienso que es la intención y vocación del Presidente: provocar una reflexión hacia el interior acerca de los 500 años de ese trauma terrible que fue la Conquista y cómo se encuentran en la actualidad las comunidades indígenas. Sobre todo, reconocer y aceptar la grandeza de las culturas originarias”.
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