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jueves, 13 de agosto de 2015

Relaciones Diplomáticas México-URSS

Les presentamos este reportaje publicado en Russia Beyond the Headlines en el que se rescata aquel México de la época dorada de las relaciones diplomáticas internacionales.

Aquí lo tienen:

Tras el establecimiento formal de relaciones diplomáticas entre México y Rusia en 1890, los dos países abrieron varios consulados en el territorio del otro. México estableció oficinas en San Petersburgo, Moscú, Helsinki y Riga, mientras que Rusia abrió consulados en la ciudad de México, Veracruz, Monterrey y Guadalajara.

Rubén Beltrán Guerrero
El cambio de siglo estuvo marcado, en ambos países, por gestiones de gobernantes que se mantuvieron por períodos largos en el poder: Porfirio Díaz en México, de 1876 a 1910, y Nicolás II en Rusia, de 1894 a 1917. Entre los dos países, en períodos de clara influencia francesa, se intensificó el intercambio cultural, científico y educativo a principios del siglo XX.

También ambas naciones atravesaban por una etapa de importantes reformas estructurales y momentos convulsos. Durante el mandato de Nicolás II tuvo lugar la guerra ruso-japonesa (1904-1905) y la primera revolución rusa (1905-1906), además de la Primera Guerra Mundial (1914-1919). El porfiriato en México concluyó en 1910 con el inicio de la revolución mexicana (1910-1920), que comprendió conflictos armados en el norte, centro y sur del país.

La relación entre México y Rusia comenzó a dotarse de contenido a través de la firma de acuerdos bilaterales. Por ejemplo, en 1909 se cerró el convenio ruso-mexicano sobre comercio y navegación, de buenas perspectivas, pero que se vio poco aprovechado por el inicio de los acontecimientos revolucionarios.

Algunos analistas consideran que la revolución mexicana estuvo influenciada por la primera revolución rusa, mientras otros encuentran mayor peso de la mexicana en la rusa de 1917. Sin duda, ambas fueron las revoluciones más destacadas de la primera mitad del siglo XX y definieron no solo el futuro de la situación sociopolítica de ambos países, sino también la misma relación bilateral.

1924, México reconoce
a la Unión Soviética

Tras la revolución rusa de 1917 y el establecimiento de la Unión Soviética en 1922, México fue el primer país de América en establecer relaciones con la URSS, en 1924. Ambas naciones comenzaron a conocerse mejor y a intensificar el intercambio en diferentes sectores, destacando lo cultural, las artes y la educación.

El primer embajador soviético en México fue ­Stanislav Pestkovski (1924-1926), quien fue reemplazado por Alejandra Kollontái, primera mujer embajadora del mundo. En 1927, el Gobierno soviético la sustituyó por Alejandro Makar. Aunque Kollontái estuvo sólo seis meses en México, años más tarde (1946) recibiría la condecoración de la orden del Águila Azteca por parte del Gobierno mexicano. Su gestión destacó por el componente cultural. El poeta soviético Vladímir Mayakovski y el cineasta Eisens­tein viajaron a México en esos años. Algunos artistas e intelectuales mexicanos, como David Alfaro Siqueiros, Diego Rivera y Lombardo Toledano también viajaron a Moscú.

Por su parte, México había nombrado como embajador ante el Gobierno soviético a Basilio Vadillo, sustituido en febrero de 1929 por Jesús Silva Herzog, distinguido intelectual y economista mexicano que logró profundizar en la situación política, económica y social de la URSS. En los dos países, que venían saliendo de importantes etapas convulsionadas y que continuaban con conflictos internos al final de primer tercio del siglo XX (guerras cristeras en México de 1926 a 1929, guerra ruso-polaca de 1919 a 1921, muerte de Lenin en 1924...) resultaba natural que, al intensificar sus relaciones, se dieran también posiciones divergentes.

El comunismo de Estado de la URSS tenía como misión difundir la dictadura del proletariado en todo el mundo. Por ello, las actividades realizadas en algunos países eran vistas como injerencias en asuntos internos. Por diversos motivos, países latinoamericanos como Argentina, Colombia, Chile, Brasil y Uruguay rompieron relaciones con Rusia entre 1917 y 1950.
Las ideologías del final del primer tercio del siglo de los Gobiernos de México y la URSS no eran siempre afines en todos los terrenos. Por ejemplo, estas diferencias fueron más marcadas en la gestión del presidente Emilio Portes Gil (1928-1930) y se dio un mayor acercamiento hasta la llegada del presidente Lázaro Cárdenas.

Así, tras algunos desencuentros entre el Gobierno mexicano y los embajadores soviéticos nombrados en México, en enero de 1930 el presidente Portes Gil decidió romper relaciones diplomáticas aduciendo la intervención del Gobierno soviético en asuntos internos de México.

1930-1942, una relación ininterrumpida

El rompimiento formal de relaciones (1930-1942) entre México y la URSS no detuvo el vínculo entre ambas naciones, sobre todo en el ámbito cultural.

De hecho, en esta época es cuando arranca una etapa de gran afinidad entre ciertos círculos­ de artistas y de la iz­quier­­da intelectual me­xicana,­ simpatizantes del movimiento comunista, con la Unión Soviética.

Gracias a la intervención de algunos destacados comunistas mexicanos como Diego Rivera, el presidente Cárdenas decidió otorgar asilo político a León ­Trotsky en 1937.

Como se sabe, el líder soviétivo fue asesinado en México en 1940 por Ramón Mercader, agente al servicio de Stalin.
Desde su llegada a la presidencia, en 1934, el presidente Cárdenas inició conver­saciones para el res­tablecimiento de relaciones oficiales con la Unión Soviética.

Crecía en México el número de simpatizantes que favorecía una aproximación a la URSS, tanto del Gobierno como de la opinión pública, sobre todo debido a la posición y la actuación soviéticas frente al fascismo en la Segunda Guerra Mundial.
Tras acercamientos entre ambos Gobiernos, las relaciones quedaron oficialmente reanudadas el 19 de noviembre de 1942, iniciando una etapa de relaciones oficiales ­ininterrumpidas hasta el día de hoy. En consecuencia, México es el país de América Latina que ha mantenido relaciones con Rusia durante el mayor tiempo consecutivo.

Rubén Beltrán Guerrero es embajador de México en Rusia. El texto fue elaborado con la colaboración de Nayeli Ceceña.





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