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martes, 6 de marzo de 2012

Judaísmo en Euskal Herria

Recorriendo la red nos hemos encontrado con la entrada titulada "Del País de los Vascos: Crónica viajera de un judío sefardí por tierras euskaldunas" de Moisés Benarroch Cohen y publicada en la página Club Tarbut Sefarad. En ella el autor nos dice como es que nació en él su admiración y respeto por Euskal Herria:

Todo comenzó hace muchos años, cuando yo era muy niño y no tendría ni un lustro de vida. Una simple equipación de fútbol del Athletic de Bilbao que me regaló mi tío, un hincha incondicional de este club, lo cambió todo. Y allí empezó todo. No tenía ni idea de fútbol, no conocía los equipos ni como se llamaban los jugadores, ni nada de nada. 

A partir de ahí elabora durante varios párrafos, hasta que llega a este:

Por eso, siempre traté de buscar un punto de encuentro entre ambas culturas, judía y vasca. Y siempre me he llevado una pequeña decepción cuando buscando en cualquier tipo de guía de la España Sefardí, la presencia judía en estas tierras, al menos en la parte vascongada a este lado de la frontera, es más bien escasa en comparación con otros puntos de la Península Ibérica.

Desde aquí queremos sugerirle a Moisés que adquiera el libro del estadounidense Mark Kurlansky titulado "The Basque History of the World" en el que se dedica un capítulo al tema. Kurlansky nos dice que allá por 1492 los judíos encontraron refugio en Nabarra (aún libre y soberana) pero que más tarde tuvieron que abandonarla cuando en 1512 los reinos de Castilla y Aragón entraron a sangre y fuego en este antiguo reino vascón en donde la multiculturalidad y la interculturalidad eran de lo más normal. 

De ahí Kurlansky avanza hasta los aciagos años que se vivieron en Hegoalde a partir de 1936 y nos relata de que manera los vascos se articularon en los diferentes movimientos de resistencia que se establecieron en el estado francés tras la ocupación nazi. Fruto de esta cooperación, los vascos se distinguieron por su labor para ayudar a pasar personas que huían de los nazis a través de los Pirineos, haciendo énfasis en la historia de Florentino Goikoetxea. Kurlansky entra en detalles e incluso menciona como durante la Segunda Guerra Mundial la persona destacamentada por el gobierno de Francisco Franco para colaborar con la Gestapo en la entrega de judíos escondidos en Hegoalde fue nada más y nada menos que Melitón Manzanas, a quien los españoles consideran una víctima inocente de ETA.

Moisés Benarroch hace una alusión al bombardeo de Gernika y como eso hermana a los judíos con los vascos. Pues bien, los vascos fueron más allá:

En primer lugar, los vascos organizaron el Batallón Gernika, mismo que lideró el ataque en contra de la última bolsa de resistencia alemana en el área de Montalivet cuando ya los Aliados cercaban a París. Y fue precisamente el Batallón Gernika el que abriría el desfile para celebrar la liberación de la capital francesa, marchando bajo la ikurriña y representando al gobierno vasco en el exilio, marchando por separado de los españoles quienes lo hicieron bajo la bandera republicana.

En segundo lugar, esta el asunto de los Panes vascos, los barcos capitaneados por vascos que llevaron a judíos a Palestina cuando Inglaterra mantenía el bloqueo. Claro está, en aquellos tiempos esto era bien visto, aún cuando hoy ya no, debido a la estrategia represiva y genocida que el sionismo ha desplegado en contra de los palestinos.

Si a Moisés le duele Gernika, a nosotros nos duelen desde Sabra y Shattila entonces... hasta Gaza el día de hoy.

Aprovechamos pues para exigir el derecho de los pueblos en resistencia a su libertad.


Nota: La página no permite comentarios, por eso hemos respondido así.



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