Olentzero se acerca y los mejores deseos surgen de los corazones en la temporada del solsticio de invierno. Así pues, les compartimos este texto del Prof. Arrondo que nos ha sido enviado por correo electrónico:
Esta debe ser la última Navidad con dispersión y exilio
Prof. César Arrondo | Universidad Nacional de La Plata/ArgentinaEuskal Herria esta atravesando un tiempo por demás ilusionante, y así lo expresa su entramado social, el cual aprecia como nunca antes, la posibilidad real de poder transitar un camino por las vías exclusivamente civiles, políticas y democráticas, con el propósito de dar una solución definitiva al conflicto político vasco.
Existe un pueblo, una Nación, Euskal Herria, que quiere ejercer sus derechos civiles y políticos y además decidir en forma democrática su futuro. Ya se han dado pasos importantes y producido gestos políticos, los cuales han sido acompañados por la comunidad internacional, que ve con buenos ojos, toda iniciativa de resolución de los conflictos en el mundo, por medio del diálogo, el respeto y la tolerancia, en defectiva, el reconocimiento del otro, como actor integrante del contencioso a resolver.
No ha sido auspicioso el discurso del nuevo presidente del Estado español, quien más allá de anunciar políticas de ajuste en el Estado, para congraciarse con quienes llevan la voz cantante en la zona euro, ha perdido una importante y singular oportunidad de hacer referencia a los cambios que se están registrando en Euskal Herria, y colocar en su agenda de gobierno, junto a las urgencias económicas, la implementación de un espacio generoso de diálogo y negociación con los agentes políticos vascos. Pero la ceguera y la negación de una Nación, ha podido más, lo cual no hace más que presentarnos a un administrador, al que sólo lo desvelan los resultados de la macroeconomía. Esta postura política, lo aleja de toda posibilidad de que la historia lo reconozca en el futuro, como un gobernante de temple y mirada profunda, que supo interpretar y enfrentar los desafíos y oportunidades de su tiempo.
No son buenas las señales que hoy se emiten desde los estados español y francés, en cuanto a dar pasos en la dirección correcta de la resolución del conflicto político vasco. Pero desde Euskal Herria se debe hacer una lectura inteligente de esta cerrazón y continuar trabajando, para hacer frente a las amenazas, persecuciones, detenciones y a la tutela judicial de la actividad política vasca.
Un capitulo singular del conflicto, son los presos y exiliados vascos y en consecuencia debemos seguir luchando, por medio de la movilización y la concientización de nuestro pueblo y de la comunidad internacional, siempre por las vías civiles, pacíficas y democráticas, para poder lograr un cambio radical de la política penitenciaria, cuyo único fin es mantener las consecuencias del conflicto, a partir de la negación de derechos que le son propios a los presos y exiliados vascos. Son estos los que sufren, por la falta de voluntad de los estados, que solamente se manifiestan a través de una sordera y ceguera inmovilista.
Las tarea no será fácil, pero no se debe caer en provocaciones y continuar militando con mayor compromiso, para que los presos vascos sean trasladados a Euskal Herria, para que quienes están enfermos sean liberados, para lograr la derogación de de la Ley 197/2006, para exigir la revisión de los procesos judiciales contra instituciones sociales y políticas vascas, para que se anulen las prohibiciones políticas a militantes que gozan de una precaria libertad domiciliaria, para conseguir la inmediata libertad de aquellos que han cumplido los dos tercios de la condena impuesta.
La primera cita para demostrar la voluntad de una Nación que quiere la paz y la libertad, será el 7 de enero en Bilbao, y allí seguramente se podrá apreciar la determinación de miles de ciudadanas y ciudadanos vascos en la calle, luchando por los derechos de los presos y exiliados. En este sentido, hay una consigna que ya sobrevuela por todos los pueblos de Euskal Herria: “Euskal Preso eta Iheslariak, Etxera”, pero además debemos comprometernos con un objetivo, por el cual tenemos que militar todos los días: “Esta debe ser la última Navidad con dispersión y exilio”.
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