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sábado, 31 de diciembre de 2011

Fin de Año a la Kafka


Sin más preámbulos, para que ustedes saquen sus propias conclusiones, les compartimos esta nota publicada en Diario Vasco:

Garitano, Egibar, Arriola y Sémper, representantes de los cuatro grandes partidos vascos, aceptan la invitación de DV de reunirse para conmemorar el cierre del año que ha visto el fin de la violencia de ETA. Bildu, PNV, PSE y PP coinciden en desear para 2012 que «todos seamos capaces de lograr un mínimo común para construir la convivencia» 
Jorge Sainz
Euskadi es, probablemente, de los pocos lugares que cerrará 2011 con una sonrisa. Con la crisis azotando la economía mundial, el año que termina no ha sido precisamente pródigo en buenas noticias. El País Vasco no es ajeno a las tormentas financieras pero el 20 de octubre recibió la noticia más deseada en décadas: el anuncio de ETA de abandonar definitivamente la violencia. Por ello, como colofón a este año de la paz, DV ha reunido a los principales representantes guipuzcoanos de las cuatro grandes sensibilidades políticas vascas. El diputado general, Martin Garitano (Bildu), Joseba Egibar (PNV), Iñaki Arriola (PSE-EE) y Borja Sémper (PP) accedieron a la invitación, en un primer paso para intentar apuntalar la definitiva normalización. «En 2012 hay que construir el futuro entre todos, sólo a través de la palabra, y buscar un mínimo común para la convivencia». Ésta fue la principal conclusión compartida, con los matices de cada uno, de la cita en el Kursaal donostiarra.
La imagen de lo que se denomina «las cuatro culturas políticas vascas» juntas y en paz, una fotografía prácticamente inédita fuera del contexto de los debates electorales, es una primera consecuencia del nuevo tiempo abierto. El encuentro se desarrolla en un ambiente cordial, aunque guardando las inevitables distancias, sobre todo al principio. El debate improvisado mientras los fotógrafos preparan sus ángulos y enfoques también evidencia que queda mucho camino por recorrer.
Joseba Egibar, que acude solo, es el primero en llegar al palacio de congresos donostiarra, poco antes de las cinco de la tarde. Con ropa informal, como había pactado de víspera con Sémper, recibe a los pocos minutos el saludo en euskera de Arriola. El socialista viene escoltado y con el 'traje' de consejero, corbata incluida. Tiene el tiempo justo para fumarse un pitillo, ya que, cuando el reloj marca la hora fijada, llegan al alimón, aunque cada uno por su lado, el diputado general y Sémper, éste con una discreta escolta. En ambos casos, acuden con atuendo sin protocolos y acompañados por sus responsables de Comunicación.
Los cuatro políticos se conocen desde hace tiempo, salvo en el caso de Garitano y Sémper, pertenecientes a generaciones diferentes y a mundos políticos situados en las antípodas. Pero ambos, de carácter extrovertido, rompen el hielo enseguida. «Te conozco de verte en las tertulias de Teledonosti», le dice el diputado general al dirigente popular. «Y yo de verte y escucharte en tertulias con otros periodistas», responde Sémper.
Lluvia y bromas
La lluvia obligó a hacer las fotografías en el interior del Kursaal, escenario en estos años de tantos mítines y actos sociales de los distintos partidos. «Es el tiempo típico del país», coinciden los presentes mientras miran la bruma y el mar desde las amplias cristaleras del foyer del Kursaal.
Las heridas de tantos años de violencia tardarán todavía tiempo en cicatrizar. Quizás por eso, tras el primer saludo de rigor se impone cierta frialdad entre los presentes, aunque poco a poco entrarán en calor y el encuentro derivará en multitud de anécdotas. Garitano pregunta, algo desconcertado, por el objetivo final del encuentro. «Va a ser más fácil que lo de Nochebuena», le tranquilizan en alusión a su actuación musical en un programa de villancicos en euskera en la televisión pública vasca. Una intervención muy comentada y que le vale algunas chanzas. «Tenía que haber estado Arnaldo», responde medio en broma medio en serio el diputado general, que durante la emisión lució en una camiseta el número de preso del exportavoz de la todavía ilegalizada izquierda abertzale.
El objetivo de la reunión del Kursaal es tan sencillo como tomar unas fotos juntos y realizar una valoración de lo que ha supuesto este año, el del fin de la violencia de ETA, y de lo que puede deparar el 2012 que se inaugura mañana, ya con Mariano Rajoy y el PP al frente del Gobierno de España. Aquí se desata la vena política de los protagonistas. La espontaneidad deseada por el periodista se ve eclipsada por la rigidez de las respuestas.
«Ha concluido una parte de la violencia, pero la otra sigue ahí, y esperamos que 2012 sea un año en el que podamos avanzar muchísimo en la resolución de un conflicto que impide todavía que la convivencia sea perfecta», arranca Garitano. Arriola, por su parte, se queda con «los años de lucha y sufrimiento con compañeros y amigos que han quedado en el camino y tanta gente que ha sufrido la sinrazón del terrorismo». Por ello, el dirigente socialista llama a «aprovechar la oportunidad de construir la libertad y la convivencia porque Euskadi es un país maravilloso».
Egibar agrega que el final de la violencia de ETA «ha sido una gran noticia». La gran enseñanza, a juicio del líder del PNV, debe ser «un futuro basado en el respeto, para ver las consecuencias de esa estrategia equivocada, tanto en las víctimas como en las personas privadas de libertad, y el respeto a los derechos humanos y a las decisiones libre y democráticamente adoptadas por la ciudadanía vasca». Sémper remata que «sin totalitarismos ni bombas ni tiros en nuestras calles, por fin los vascos podemos homologarnos con las sociedades modernas que nos rodean, vamos a poder dirimir las diferencias con la palabra en las instituciones. 2012 va a ser un año muy importante para eso».
Acuerdos y desacuerdos
Los deseos para el nuevo año sacan a la superficie las coincidencias entre los miembros de Bildu, PNV, PSE-EE y PP. Todos hablan de «buscar acuerdos y puntos de encuentro. De construir la convivencia con la palabra». Pero al mismo tiempo, las importantes diferencias convierten por unos instantes el silencioso vestíbulo del Kursaal en un improvisado Parlamento.
«Hay una realidad con 700 presos y la negación de la existencia del país y sus derechos», denuncia el representante de la sensibilidad de la izquierda abertzale. Arriola, por el contrario, fija la prioridad en la disolución de ETA. «Espero que pase de hacer anuncios a desaparecer. Eso permitirá a todos poner en la mesa sus propuestas políticas».
Egibar apuesta por «una convivencia democrática pero no amnésica, porque se han conculcado derechos humanos de muchas personas», y critica que «el Estado español se autodefine como plurinacional pero niega el carácter nacional del pueblo vasco y su derecho a decidir, lo que constituye la raíz del conflicto político». Una mención que matiza el representante del PP: «Las sociedades modernas están llenas de conflictos, si no, no serían libres ni modernas ni democráticas. Son los ciudadanos quienes resolvemos nuestros conflictos; eso sí, con la palabra, sin insultos ni etiquetas ni menosprecios».
Pero lo que caldea definitivamente el ambiente, ante la mirada algo atónita de Sémper y Egibar, es el choque dialéctico entre Garitano y Arriola. «Lo único que pido es que España reconozca al pueblo vasco como hace la Enciclopedia Británica, que habla de un territorio situado entre el Adour y el Ebro, y es la Enciclopedia Británica, no un texto de Sabino Arana, Telesforo Monzón o 'Argala'», defiende con vehemencia el diputado general. Arriola replica que «hay una realidad cultural que es Euskal Herria, pero eso es una cosa y otra la realidad política, que en este caso no la he visto en los libros de historia». «Pues está en la Enciclopedia Británica, por la letra 'E'», insiste Garitano. «Pues será mirando con lupa», zanja el socialista con su habitual sorna.
El debate amenaza con convertirse en un círculo vicioso y la luz comienza a escasear, así que los fotógrafos cortan por lo sano. A las órdenes del reportero gráfico, los políticos se relajan. Sentados en un sofá, al estilo de la «foto de Vogue de las ministras», como recalca con humor Garitano, el reportero gráfico dispara.
Recelos y unas cervezas
Los comentarios jocosos surgen entre los cuatro, aunque todavía hay recelos. Así, el representante del PP se muestra reacio a agarrarse del hombro con el miembro de Bildu. Falta todavía tiempo y pasos para que una cámara puede registrar esa imagen, que será un síntoma de que las cosas han avanzado lo suficiente. Los protagonistas tratan de quitar hierro al asunto. «Si ya no te van a decir nada, si ya han elegido a los ministros», responde en broma Garitano a Sémper. «No, si lo hago para que a ti no te prohíban entrar en la herriko taberna», contraataca el presidente de PP guipuzcoano.
Pero no acabó ahí el asunto. Sémper alude a la visita del portavoz de Amaiur al rey y pregunta al diputado general por qué él se ha negado sistemáticamente a asistir en Gipuzkoa a varias inauguraciones junto a miembros de la Casa Real. «Es que aquí no hace falta, porque el museo está en nuestro país y lo inauguramos nosotros», argumenta convencido Garitano.
Estos rifirrafes no impiden que el representante de la izquierda abertzale y el del PP acaben intercambiando gestos de respeto y hasta de cierta cordialidad. Más confianza parece haber, en todo caso, entre el presidente del PP de Gipuzkoa y su homólogo del PNV. «Ya les digo yo a mis compañeros que no eres tan malo como te pintan», espeta Sémper a Egibar ante la cara de sorpresa del dirigente jeltzale.
La sesión concluye y todos coinciden en destacar lo «a gusto» que han estado. Y a fe que fue así porque, para sorpresa del periodista, las prisas iniciales por terminar rápido, se transforman en parsimonia y ganas de ir a tomar todos juntos unas cervezas al bar de enfrente. Así, la sesión fotográfíca se alarga en una especie de tercer tiempo, en torno a una barra, recordando viejas historias de los nacionalistas vascos en sus viajes a Madrid, y deseando que el nuevo año, efectivamente, ayude a que encuentros como el del Kursaal no sean algo extraordinario.


Ojo con quién asumió la postura más ultra españolista no ha sido el pepero Sémper... sino el sociata Arriola, un vasquito que mucho mucho no sabe de la historia de su pueblo, del que reniega. 

Para los que luego dicen que exageramos cuando decimos que el PSOE no es mas que la izquierda del franquismo borbónico.






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