Este artículo ha sido publicado en Gara:
La solidaridad del pueblo ante la estulticia del estado y su violencia.
«Entre todos vamos a conseguir que los presos vuelvan a casa vivos»
Las playas de la costa vasca fueron ayer el escenario escogido para exigir que se acabe con la dispersión y que los presos políticos vascos con enfermedades graves y los que han cumplido sus condenas sean puestos en libertad. Según resaltaron los promotores de la iniciativa, la movilización popular es necesaria para «seguir» presionando a las instituciones y conseguir «entre todos» que los presos vascos «vuelvan a casa, y que vuelvan vivos».
Manex Altuna
Cientos de personas secundaron ayer las movilizaciones convocadas para exigir respeto a los derechos de los presos políticos vascos. Las playas de la costa vasca fueron testigo de una iniciativa popular que se ha repetido en los últimos años coincidiendo con el periodo estival y en la que se reclamó también a las instituciones que «hagan algo» para acabar con la dispersión y que los presos enfermos y los prisioneros que tienen cumplida su condena sean puestos en libertad.
En este sentido, según resal-taron en la concentración realizada en Zarautz donde tomaron la palabra las portavoces de la iniciativa Arrate Makazaga y Maixux Altuna, la movilización ciudadana es absolutamente necesaria para seguir «presionando» a las instituciones para que «hagan cumplir la legalidad». «Solamente pedimos que se cumpla la ley», insistieron.
Makazaga reclamó también a las instituciones vascas que dejen «las declaraciones de buenas palabras» y «por fin, hagan algo porque está en sus manos acabar con la dispersión».
Asimismo, realizó un llamamiento a la sociedad vasca para que «como hasta ahora» siga acudiendo a las movilizaciones en defensa de los derechos de los presos porque «entre todos vamos a conseguir que vuelvan a casa y que vuelvan vivos».
Al igual que Zarautz, la playa getxoztarra de Ereaga acogió al mediodía una movilización numerosa para reivindicar el respeto de los derechos de los represaliados políticos vascos.
En una mañana soleada, más de un centenar de personas se concentraron frente al paseo de la playa con pancartas en las que se reclamaba la vuelta a casa de los presos enfermos y la libertad de los reclusos que han cumplido la condena.
A su vez, portaron ikurriñas, banderolas en las que se pedía la repatriación de los presos y fotografías de los represaliados de Uribe Kosta.
Los participantes en la movilización recorrieron también la playa a pie coreando lemas en los que se pedía la vuelta a casa de los presos a la vez que repartían panfletos en los que se informaba de la crítica situación del preso Anjel Figueroa. El vecino de Algorta es uno de los 14 presos políticos vascos que se encuentra gravemente enfermo ya que sufre una epilepsia del lóbulo temporal y esclerosis mesial del lado derecho.
A pesar de que su enfermedad es incurable y su estado de salud se deteriora en prisión, le fue denegada la aplicación del artículo 92 del Código Penal que contempla dicha posibilidad.
Asimismo, durante la marcha reclamaron la puesta en libertad de los detenidos en la última redada y denunciaron la utilización de la tortura por parte de las FSE. Cinco de los diez arrestados por la Guardia Civil la semana pasada -Arkaitz Goikoetxea, Iñigo Gutierrez, Aitor Kotano, Mikel Saratxo e Inge Urrutia- son vecinos de la localidad costera.
«Prisioneros de guerra»
En la zona de aparcamiento de la playa de Ereaga también informaron de la situación en la que se encuentran los 740 hombres y mujeres que componen el colectivo de los presos políticos vascos. Dos coches con megafonía dieron cuenta de que los represaliados son utilizados por los gobiernos español y francés como «prisioneros de guerra con el fin de doblegar su voluntad y utilizarlos para hacer chantaje político».
Según señalaron, a los presos se «les aplica una política penitenciaria que busca su muerte» al hacerles sufrir unas condiciones de vida extremas. Entre ellas, enumeraban la escasa asistencia médica, trabas para comunicarse, estudiar o practicar deportes; palizas o fuertes tensiones, pero destacaron la «crueldad» de la política de aislamiento. Tal y como indicaron, en estos momentos son 49 los presos que sufren un aislamiento total con los graves efectos que ello conlleva.
Asimismo, señalaron que tan sólo 17 presos vascos se encuentran encarcelados en prisiones de Euskal Herria obligando a los familiares y amigos a recorrer miles de kilómetros y que a 28 represaliados se les ha prolongado su pena a pesar de tenerla cumplida. A su vez, denunciaban que 169 presos deberían de estar en libertad condicional tras haber cumplido las 3/4 partes de su condena.
La mayoría de los bañistas que se encontraban en los alrededores de la playa vizcaina acogieron con agrado la movilización de protesta, aunque hubo algunas personas que se negaron a recibir la información que se repartía.
Al igual que en Getxo, las playas de Bermeo, donde 40 personas participaron en la marcha, y Muskiz, que contó con la movilización de 210 vecinos, fueron escenario de protestas similares. Asimismo, 165 personas reivindicaron en Gorliz el respeto de los derechos de los presos, mientras en Ea fueron 150 las que participaron en la concentración, en Sopela 150 y en Laga 110. Ondarroa también acogió una concentración que con la participación de 265 vecinos. En Hondarribia fueron 250 las personas que secundaron la movilización y en Orio 300. En las playas de Hendaia, Donostia, Zumaia, Deba, Mutriku, Getaria Bakio, Mundaka y Lekeitio también se movilizaron por los presos al igual que en el pantano de Garaio en Araba.
La solidaridad del pueblo ante la estulticia del estado y su violencia.
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