En Naiz se hace un ejercicio de memoria reciente enfocándose en el ejercicio democrático y soberanista llevado a cabo por el pueblo catalán.
Adelante con la lectura:
1-O, el referéndum que dejó la evidencia de una España autoritaria
GARA desplegó en Catalunya seis periodistas para cubrir de primera mano el referéndum del 1 de octubre de 2017. Era un día histórico para Catalunya, pero desde Euskal Herria también se vivió con gran fervor. Un pueblo defendiendo su derecho a decidir frente a la fuerza de un Estado, eso es algo que no se ve todos los días.
Asier RoblesEl 1 de octubre de 2017 se recordará para siempre en Catalunya. Ya lo advertía el periodista de GARA Beñat Zaldua en la primera frase del reportaje que escribió desde Barcelona sobre lo ocurrido parafraseando al cantautor Ovidi Montllor y citando uno de los lemas de la jornada: «Será un día que durará años».
El Estatut «cepillado» en 2006 por el Parlamento español, la crisis del 2008 y un Estado intransigente hacia las demandas de las naciones que encierra fueron, entre otras cuestiones, el caldo de cultivo para que el independentismo catalán ganase cada vez más apoyos y se plantará en aquel referéndum amparado por la mayoría independentista del Parlament y, sobre todo, por una gran parte de la sociedad catalana muy bien organizada y muy decidida. Pero el Estado español, representado por el gobierno de Mariano Rajoy (PP), también estaba decidido ha impedirlo.
Ya el titular de la propia portada del periódico del 1 de octubre hacía presagiar lo que acabamos viendo durante el día: «Catalunya acude a las urnas bajo el estado de excepción español». Y es que aquel día, aunque evidentemente no será recordado por el día en el que Catalunya consiguió su independencia, sí será recordado por dos cuestiones: La primera es por una gran movilización y organización popular que queda como lección para todo el mundo. La segunda es la violencia y la actitud autoritaria con la que el Estado español respondió a quienes tan solo querían ejercer el derecho a decidir.
Como todo lo que concierne a los procesos proindependentistas de Europa y, en especial, de las naciones bajo el poder del Estado español o francés, en Euskal Herria esa jornada, y todo su contexto, también se vivió con gran fervor. GARA dio respuesta a esa demanda de información realizando un gran despliegue de medios y dedicando 16 páginas de su edición del siguiente día a informar sobre el acontecimiento. Junto al ya mencionado Zaldua, viajaron para informar desde el lugar los periodistas Iraia Oiarzabal, Ion Telleria, Manex Altuna, Aitor Agirrezabal y el propio director Iñaki Soto.
Una cronología explicaba a grandes rasgos lo que había dado de sí el día: la vigilia nocturna en los centros de votación; la llegada de las urnas por la madrugada ante la sorpresa de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado; el comienzo de la votación a las 09.00 de la mañana; la irrupción violenta de la Guardia Civil y la Policía española frente a los miles de voluntarios que ponían su cuerpo para frenarles y que la gente pudiese votar; los ataques informáticos con el objetivo de sabotear el referéndum; las declaraciones de enojo y odio del Gobierno español…
«Catalunya desborda al Estado» fue la frase que estampó GARA en su portada del 2 de octubre y que junto al titular de la noticia principal, «Catalunya burla el veto de Madrid y el Govern apunta a la declaración de independencia», definía lo que había supuesto ese 1-O. Pese a detener a altos cargos, amenazar a 700 alcaldes, intervenir las finanzas catalanas, movilizar más de 10.000 policías, buscar las urnas como pollo sin cabeza y entrar cargando a los colegios electorales, el Estado español no pudo impedir que 2.286.217 personas (de un censo de 5.313.564) lograran votar. El «sí» a la independencia ganó con un 90,18% (2.044.038) de los votos, frente al 7,8% (177.547) que votó «no».
Las imágenes de la brutalidad policial dieron la vuelta al mundo. «Mazas para derribar puertas, cizallas para cortar candados, golpes a mansalva… Policía y Guardia Civil asaltan las urnas sin importarles la resistencia pasiva masiva ni las miles de cámaras que difunden al mundo lo que ocurre». 893 civiles fueron atendidos por el Sistema de Emergencias Médicas de Catalunya, la mayoría heridos leves, aunque varias personas requirieron hospitalización.
GARA también se hizo eco de las reacciones internacionales. «El mundo asiste estupefacto al striptease antidemocrático español», titulaba Iker Bizkaguenaga la noticia sobre este aspecto. En ella resumía cómo medios internacionales de todo el globo, desde la agencia china Xinhua hasta el estadounidense 'The New York Times' habían informado de la jornada centrándose en la represión policial.
También mencionaba las declaraciones de varios líderes políticos europeos, como el líder laborista británico Jeremy Corbyn, que pidió una solución política y denunció que «la violencia policial contra los ciudadanos en Cataluña es escandalosa»; el primer ministro belga, Charles Michel, que señaló que «la violencia nunca puede ser la respuesta»; la ministra principal de Escocia, Nicola Sturgeon, que instó a Madrid a «dejar que la gente vote pacíficamente»; o el presidente de Eslovenia, Borut Pahor, que señaló que «hoy realmente muchos corazones eslovenos laten a favor del pueblo catalán». También desde el mundo de la cultura, personalidades como Irvine Welsh o J.K. Rowling mostraron su indignación ante lo vivido.
El referéndum dio mucho que hablar y el tema ocupó la portada durante los días siguientes. «El Govern apunta a la Declaración Unilateral de Independencia y apela a la mediación Europea», «El rey amenaza a Catalunya tras un masivo paro cívico» recogía GARA los días 3 y 4 de octubre, dejando evidencia de lo complicado de la situación. De hecho, el pulso entre Catalunya y el Estado alcanzó su mayor nivel de tensión con la irrupción del monarca Felipe de Borbón llamando en un tono amenazante a «restaurar el orden constitucional» y «defender la unidad de España».
Esa tensión duró todo el mes de octubre, con una Declaración de Independencia que duró menos de un minuto; las detenciones de Jordi Cuixart y Jordi Sánchez, presidentes de Òmnium Cultural y Asamblea Nacional Catalana respectivamente; la huida a Bélgica del president Carles Puigdemont para evitar ser encarcelado; la aplicación del artículo 155 de la Constitución española para intervenir la autonomía de Catalunya y convocar nuevas elecciones; o el encarcelamiento de líderes soberanistas como Oriol Junqueras, Carme Forcadell o Jordi Turull. «Free all catalan political prisoners», publicaba GARA en su portada del 3 de noviembre. El resto es otra historia.
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