Desde el portal de Rebelión traemos a ustedes esta más que esclarecedora entrevista a María Jauregi y Pilar Garaialde:
«Es humillante que las víctimas del Estado no estén representadas en Gogora»
Xabier Martin«Lamento mucho cómo han ido las cosas», comenzó Jauregi, refiriéndose a la votación para formar la junta de Gogora: «Había una gran posibilidad de que en Gogora estuvieran representadas distintas víctimas; tales decisiones deben acordarse fuera del conflicto entre partes. El cambio de tres representantes a cinco permitió que todas las víctimas estuvieran presentes. Antes de entrar en ese reparto de poder había que poner todas las propuestas sobre la mesa y había que valorar que todos estaban trabajando por una memoria inclusiva; si estuvieran preparados para eso, no deberían tener problema con que Pilar estuviera allí también».
Pilar (Garailde) está al lado, y ha tomado la palabra: «No siento pena, sino otro sentimiento. Dicen que todas las víctimas tenemos derecho, sin exclusión ni excepción, a recibir reconocimiento, verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición. La señora Melgosa [ex presidenta de Justicia y Derechos Humanos del Gobierno Vasco], en el acto de reconocimiento a las víctimas de la violencia estatal, el año pasado, reveló que empezaron tarde los trabajos para acercarse a nosotros, transmitiéndonos una especie de disculpa. Y cuando ha llegado el momento de renovar la gestión de Gogora…»
Para Garaialde, es «muy grave» que no haya ningún representante de la víctima de la violencia estatal en la gestión de Gogora. «No quieren, de ninguna manera, que haya representante alguno de las víctimas del Estado. Es una cuestión de voluntad». Este consejo ha estado formado hasta el momento por tres personas; A partir de ahora serán cinco. «No dudo que las víctimas de ETA deberían tener representantes allí, ¿pero nosotros no? Si alguien debe ser garante de los derechos humanos, ese debe ser el Estado; por tanto, el uso del terrorismo por parte del Estado es gravísimo: no ha sido un calentón de unos guardias civiles y policías, sino todo un sistema, con una estrategia de persecución. Y miles y miles de nosotros somos víctimas de ello. No tener nuestros representados en Gogora es una humillación, un puro escándalo.»
-PSE-EE marca una línea diferente en materia de memoria. ¿Es útil el modelo del Centro Memorial a las Víctimas del Terrorismo de Vitoria-Gasteiz para promover la memoria inclusiva?
PILAR: La señora San José [Consejera de Justicia y Derechos Humanos] dijo que no es aceptable tener fotos de las víctimas en la calle, pero el viernes, 12 de octubre, la Guardia Civil realizará una manifestación en la plaza mayor de Vitoria-Gasteiz. Está muy claro que la Guardia Civil es un cuerpo victimario: torturas, secuestros, asesinatos… ¿Qué no ha hecho? Y las autoridades lo reconocerán. Su memorial también ha sido galardonado con la Medalla de Oro de Gasteiz. Todo esto no ayuda a la convivencia, la verdad que no. ¿Quieren volver atrás y recuperar todo aquel viejo relato?.
-¿Qué ayuda a la convivencia democrática?
Pilar: Reconocer a todas las víctimas. Proporcionar garantías de verdad, justicia, reparación y no repetición. Y esa vieja narrativa que promueven va en contra de esas garantías, y de muchas otras cosas también. Y todo esto envía un mensaje a esos vctimarios: “tenéis garantizada total impunidad, podéis estar tranquilos”.
María: El cultivo de la memoria para la convivencia es muy delicado, y sacude los sentimientos; todavía hay mucho dolor, y si es cierto que queremos trabajar por una memoria inclusiva, hay que tener en cuenta a todas las víctimas. Las víctimas de ETA han sido reconocidas, pero aún no las del Estado, y ese es el primer paso que hay que dar, porque ahora sería un gran paso adelante. Las víctimas del Estado no sólo no han tenido reconocimiento, sino tampoco justicia; los victimarios de las fuerzas de seguridad no han sido castigadas y, además, han sido recompensadas: mayor impunidad que esa…
Pilar: El Estado tendía que decir, bueno, cuánto dolor he causado; tendría que aceptar lo que ha hecho.
-El presidente del PSE, Eneko Andueza, afirmó que en el futuro se debe prestar atención a los victimarios.
Pilar : ¿A los victimarios? Eso está fuera de foco. ¿Qué víctima quiere poner? Porque el 12 de octubre se reconocerá a los victimarios en Gasteiz.
María: Repito: esto no es un asunto fácil. Pero, al final, debemos cultivar una memoria inclusiva, sabiendo que en su base está la defensa de los derechos humanos y que todos hemos sufrido violaciones de derechos humanos. Si todo esto no se aborda con humanidad, al margen de los conflictos políticos y de los medios de comunicación, no habrá progreso. Todo esto necesita mimos.
-La semana pasada se celebró en Vitoria-Gasteiz una conferencia internacional de víctimas del terrorismo. ¿Se acordaron de ti?
Pilar: No nos llamaron.
María: A mí tampoco tampoco.
Pilar: A ti no, pero probablemente ha habido víctimas de ETA, pero, en cambio, no del Estado.
María: Habrá habido, sí, seguro.
Pilar: Ahí tampoco hay equilibrio, sólo exclusión.
María: Dicen “víctimas del terrorismo”, pero las víctimas del terrorismo de Estado también están ahí.
-Pilar, tú también eres víctima del terrorismo.
Pilar : El informe del Ministerio del Interior español vincula el asesinato de nuestro padre al «grupo terrorista Triple A». Luego cambiaron ese discurso y ahora nos llaman «víctimas de violencia por motivos políticos». Pero somos víctimas del terrorismo de Estado. Con todas las palabras. Ya está
-Estáis hablando de la asimetría entre las víctimas. Mientras haya víctimas de primer, segundo y tercer grado, ¿es posible una convivencia justa?
Pilar: Hay muchos ejemplos de asimetría. Por ejemplo: la Ley de secretos oficiales. Es ley es de 1968, una ley franquista que no ha sido anulada. ¿Qué no salvaguarda eso? Pero no sólo las violaciones de los derechos humanos de las personas. 23 de febrero, plan ZEN, acontecimientos durante la Transición, informe Navajas … ¿Qué no hay? Mire, el Gobierno ha reconocido oficialmente a 450 víctimas mediante la ley 12/2016, y todas tenían una versión oficial diferente de lo que, en realidad, les pasó. Hay 60 muertos en ese grupo. Quieren ocultarlo todo.
María: Hemos dicho que todas las víctimas tienen derecho al reconocimiento, a la justicia y también a conocer la verdad. Conocer la verdad es un gran recurso que tenemosmuchas víctimas.
Pilar: Y hay un desequilibrio total incluso entre quienes han obtenido una indemnización. Las víctimas de ETA han sido reconocidas como DSBE, y las del Estado no. Hasta ahí llega la asimetría. Es fundamental poner fin a esta exclusión.
El reconocimiento es la clave para las víctimas, como dicen Garaialde y Jauregi, para desde ahí llegar a la reparación y a las garantías de no repetición. El reconocimiento institucional es solicitado por las víctimas del Estado y el de la sociedad, en otros casos, por las de ETA. Jáuregi ha advertido de que incluso entre las víctimas de ETA la atención de las instituciones no ha estado al mismo nivel: «Entre las víctimas de ETA, según los momentos en que se produjeron violaciones de derechos humanos, o cuáles fueron, el reconocimiento de las instituciones no siempre ha sido al mismo nivel. El reconocimiento de la sociedad, por otra parte, es de gran valor. En muchas localidades se han realizado mesas de convivencia, y es de gran valor reunir a un grupo de ciudadanos para escuchar los testimonios de diferentes víctimas. Son grupos pequeños, formados desde la localidad, pero que han servido para ganar reconocimiento en muchos pueblos.
Garaialde cree que las víctimas nunca tendrán el reconocimiento de «toda la sociedad». «Ha perjudicado a algunas personas, o están más cerca de ello. Puede que no tengan malas intenciones, pero es así. Por otro lado, existe cierta voluntad en las instituciones de no reconocerlo.”
-A menudo se pasa por alto la tortura en silencio. Hay miles de personas torturadas esperando ser reconocidas.
Pilar: En el País Vasco hay alrededor de 8.000 personas torturadas, y muchas lo han soportado en silencio, temiendo que las mataran. A mí me torturó la Guardia Civil y te asustan hasta dentro con sus amenazas. Sin embargo, se apoderó de mí el genio más vivo y cuando salí de la cárcel Yeseria dije claramente que me habían torturado. Después, sin embargo, las amenazas que me hicieron me mantuvieron de otra manera. Por eso digo que nunca tendremos el reconocimiento de toda la sociedad.
María: Sí, es así; sin embargo, las mesas de convivencia son muy valiosas para curarlo, son muy humanas.
-También se ha hablado mucho del valor de pedir disculpas. ¿Cómo lo ves?
Pilar: No necesito una disculpa del que asesinó a nuestro padre. Lo que necesito es que el Estado reconozca lo que hizo. Queremos saber quién lo decidió. Y no me importa si se trata de nuestro padre o sdeun torturado o… Necesitamos que el Estado asuma la responsabilidad por el dolor causado.
María: Sí, más que perdonar, se trata de responsabilizarse de lo que se ha hecho. Muchas heridas siguen abiertas y hay que tener en cuenta todos los dolores. Que las víctimas de ETA digan que hay que reconocer a las del Estado, que hay que reconocerlas, puede ser muy potente, porque envía un mensaje a la sociedad y a los políticos. Porque no siempre se puede estar pidiendo al otro que haga o diga esto y aquello; ¿Se han mirado a sí mismos los que siempre lo están pidiendo? El Partido Socialista es el principal responsable del terrorismo de Estado. Tiene una excelente oportunidad, porque está gestionando el Departamento de Derechos Humanos, para dar un paso como parte en este reconocimiento.
Pilar Garaialde (Alegia, Gipuzkoa, 1957)
Es víctima del terrorismo de Estado. Su padre, Paulo Garaialde, fue asesinado por Triple A en 1982. Garialde era taxista y, tras desaparecer el 1 de enero, su cuerpo fue encontrado con dos impactos de bala en Berastegi (Gipuzkoa). Triple A asumió la responsabilidad del asesinato y pocos días después el tribunal de Tolosa desestimó el caso. La propia Pilar Garaialde fue torturada por la Guardia Civil.
María Jáuregi (Donostia, 1980)
Es víctima de ETA. Su padre, Juan Mari Jáuregi, fue asesinado por ETA el 29 de julio de 2000 en el estadio Beotibar de Tolosa. Jáuregi fue exgobernador civil de Gipuzkoa y vivía fuera del País Vasco porque estaba amenazado. Llegó de vacaciones a Tolosa y le dispararon mientras estaba en Beotibar. Tenía 49 años.
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Nota de Viento Sur: Gogora, es el Instituto de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos, dependiente de la consejería de Justicia y Derechos Humanos del Gobierno Vasco que, según su ley de creación, tiene como función “preservar y transmitir la memoria de las experiencias traumáticas marcadas por la violencia durante los últimos cien años”. Es un organismo de gran importancia en el escenario social y político de la CAV y, más allá, de todo Euskal Herria y, también, del conjunto del Estado español, dado que la memoria de la violencia política atañe a todos ellos. Por ello, según reza en su presentación, “el objetivo del Instituto es promover la configuración de la memoria de forma inclusiva y garantizando la participación ciudadana. Pero la expresión del pluralismo en la configuración de la memoria tiene un límite: la memoria no se puede utilizar ni para excluir, ni para equiparar acontecimientos. La memoria tampoco puede ser utilizado para legitimar ningún terrorismo o conculcación de derechos.”
Es, pues, un organismo de gran importancia en el escenario social y político de la CAV y, más allá, de todo Euskal Herria y, también, del conjunto del Estado español, dado que la memoria de la violencia política atañe a todos ellos y la actividad de Gogora debe repercutir en todos ellos.
Hasta las pasadas elecciones de la CAV en su Consejo de Dirección, tenían presencia tres miembros de la sociedad civil muy importantes por su perfil. Por su perfil y la actividad de víctimas de ETA estaban María Jauregi hija de Juan Maria Jauregi asesinado el año 2000 y Josu Elespe, hijo de Roilan Elespe asesinado el 2021. También estaba Pako Etxebarria, medio forense, profesor de la Universidad del País Vasco y una de las personas más expertas en actividades profesionales sobre resultados de las violencias, desde la guerra civil hasta hoy.
Tras las pasadas elecciones autonómicas de la CAV, la Consejería de Justicia y Derechos Humanos y Gogora (ahora bajo las presidencias respectivas de Maria Jesús San José y Alberto Alonso) pasaron del PNV al PSE-PSOE por su “Acuerdo de Gobierno”. En ese contexto se decidió que de los tres miembros de la sociedad civil se pasara a cinco. El PNV mantuvo en su propuesta a María Jauregi y añadió a otras personas mientras el PSE-PSOE matuvo a Josu Elespe e incluyo otro nombre (ambos nuevos nombres sin relación alguna como víctimas de ETA). EHBildu, por su parte propuso a Pako Etxebarria y a Pilar Garaialde, víctima del terrorismo de Estado, hija de Paulo Garaialde, asesinado en 1982 por la Triple A, organización de extrema derecha; a propia Pilar Garaialde fue torturada por la Guardia Civil.
La encargada de votar los cinco nuevos componentes fue la Comisión de Justicia y Derecho Humanos del Parlamento con presencia de los tres partidos. Los tres votaron por las personas que ya estaban en Gogora desde antes (EHBILDU votó a las dos víctimas de la violencia de ETA). Pero mediante acuerdo entre PNV y PSE-PSOE dejaron sin presencia a Pilar Garaialde y con ello quedaba fuera del Instituto Gogora la única que era víctima de la violencia de Estado.
Hoy, 10 de octubre, el diario vasco Berria, ha entrevistado a ambas para hablar de ello y, más en general del tema de las víctimas de la violencia vivida en Euskal Herria.
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