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domingo, 29 de noviembre de 2020

Determinantes

Cuando la derecha y la izquierda folclórica utilizan el mismo argumento para atacarte quiere decir que estás haciendo las cosas bien.

Mientras que en Kaos en la Red un tal Germán Gorraiz nos habla -adoptando el discurso de la derecha más casposa- de "negativa a condenar el terrorismo de ETA" en Deia un infumable Juan Mari Gastaca tiene a bien informarnos que el independentismo vasco -y el catalán- se ha vendido a precio de saldo. Aún más, en La Razón se da un festín con las siempre desafortunadas declaraciones por parte de ATA y su curioso manejo de los porcentajes.

Y todo porque EH Bildu ha dado su apoyo a los presupuestos del gobierno de coalición PSOE-Podemos-IU. O sea, echar el hombro a la clase trabajadora del estado español como prueba fehaciente del internacionalismo que tanto ha caracterizado a la clase trabajadora vasca.

Nosotros, para poner contexto a todos los despropósitos arriba citados, les compartimos este sosegado y objetivo análisis dado a conocer en Naiz:


De tiroteados y expulsados a grupo de izquierda determinante

En 31 años, la izquierda independentista ha pasado de ser recibida a tiros en Madrid a trabajar como un grupo determinante en las votaciones, con el interés propio de avanzar en materia social, nacional y de presos.

Iñaki Iriondo

Por primera vez, la izquierda independentista vasca va a votar a favor de unos Presupuestos Generales del Estado y lo hará además con un apoyo del 91,5% en una Asamblea con la participación de 1.648 personas. Esto supone un cambio histórico propiciado también por la evolución que se ha dado en el contexto político del Estado. Y aunque las derechas y algunos sectores del propio PSOE insistan en quedarse paralizados en los tiempos de ETA, cada vez hay mayores sectores de opinión con acceso a los medios, que presentan a EH Bildu como una fuerza de izquierda que puede contribuir a transformar cosas.

El viernes de la semana pasada, 20 de noviembre, se cumplieron 31 años de que Josu Muguruza muriera e Iñaki Esnaola cayera gravemente herido en Madrid, cuando balas mercenarias impidieron que pudieran recoger, junto al resto del grupo, sus acreditaciones como diputados. Muguruza era entonces redactor jefe de la sección «Euskadi Política» de ‘Egin’ y Mertxe Aizpurua, actual portavoz de EH Bildu en el Congreso, redactora de esa sección. Lo que son las casualidades.

El 4 de diciembre de 1989, los diputados Jon Idigoras, Itziar Aizpurua y Angel Alcalde, volvieron a la Carrera de San Jerónimo y prometieron acatar la Constitución «por imperativo legal». El presidente, Felix Pons, del PSOE, los expulsó del hemiciclo. Volvieron a intentarlo otro par de veces, en las que fueron igualmente desalojados. HB recurrió al TC que acabó dándoles la razón en primavera de 1990. Hoy en día las fórmulas de acceso al cargo de diputado son diversas y algunas variopintas, un derecho que quienes hacen uso de él deberían agradecer a la izquierda independentista vasca.

Es evidente que en esas condiciones y con ETA en activo, HB tenía poco que hacer en el Congreso, más allá de algún discurso puntual e impactante de Jon Idigoras, que llenaba de orgullo a su militancia, pero de escasa trascendencia práctica. De los partidos que hoy constituyen EH Bildu, eran los diputados de EA quienes mantenían una línea de trabajo permanente en las Cortes.

Primero con Amaiur y después ya como EH Bildu, la izquierda soberanista agrupada inició la presencia continuada en las Cortes. Amaiur se topó con la mayoría absoluta del PP que le privó de la posibilidad de formar grupo parlamentario a pesar de tener siete diputados. Sin embargo, en las siguientes elecciones, en 2005 y 2006, pese a haber visto mermada su representación a dos escaños, por la irrupción de Podemos, Marian Beitialarrangoitia y Oskar Matute acabaron convirtiéndose en votos a tener en cuenta en la moción de censura contra Mariano Rajoy, en la investidura de Pedro Sánchez y  luego en sus «decretos sociales».

Según ha sabido GARA, en la Asamblea de EH Bildu de este jueves, Arnaldo Otegi recordó el acto en el Velódromo de Anoeta del 5 de marzo de 2016 después de su excarcelación. Ante un Podemos emergente, que acababa de ganar dos elecciones seguidas, Otegi habló de la crisis del Estado y, dirigiéndose a la formación de Pablo Iglesias, le dijo que no veía condiciones para una democratización de lo que quedó sin resolver en 1978, pero que si hubiera un resquicio para ello, podían contar con EH Bildu. A eso añadió que esperaba que si esa izquierda comprobaba que el camino era imposible, uniera entonces sus fuerzas con las formaciones independentistas de las naciones subyugadas por el Estado.

Ese «zirrikitu» del que habló Arnaldo Otegi en Anoeta hace cuatros años lo ven abierto ahora con la llegada de Unidas Podemos al Gobierno, junto al PSOE, y con Pablo Iglesias como vicepresidente del Ejecutivo de Pedro Sánchez.

Para aprovechar esa «ventana de oportunidad», EH Bildu asegura que está trabajando duro tanto en Madrid como en Euskal Herria. El PNV –que según observadores «neutrales» muestra varios indicios de celos– insiste mucho estos días en que la izquierda abertzale ha dado un importante giro en su trayectoria y que está haciendo lo que durante años les ha criticado a ellos.

Claro que la izquierda abertzale ha dado un giro, el más importante fue el de acabar con la actividad armada de ETA, que cabe recordar que les costó años de cárcel a Arnaldo Otegi, Arkaitz Rodriguez, Sonia Jacinto, Miren Zabaleta y Rafa Díez. Y ahora han encontrado utilidad política y social a su intervención en el Congreso.

Pero también hicieron rectificaciones bruscas en su día quienes pasaron de apoyar la construcción de la central nuclear de Lemoiz a sumarse a la lucha contra Garoña, quienes negociaron el cambio de trazado de la autovía de Leitzaran, quienes pedían a su representantes que boicotearan Korrika y ‘Egunkaria’ para luego ponerse en primera fila, quienes no creían en la huelga feminista del 8-M de 2018 y sí en la de 2019... y el listado puede ser largo.

Ahora, en este escenario, el PNV tiene de nuevo un papel muy importante, vital, pues es el ancla que la mayoría de investidura tiene con sectores tradicionales de centro, cuando el Ejecutivo de Pedro Sánchez es acusado de radicalización izquierdista y cosas peores.
 
Un escenario que se aceleró el 11 de noviembre, cuando Otegi dio a conocer el previsible apoyo a los PGE. Esa entrevista en Radio Euskadi fue preparada como un «acto político» por la dirección de EH Bildu. «Creo que acabo de dar una noticia», subrayó el propio Otegi por si no había quedado claro. Al parecer, el anunció no debió pillar por sorpresa a ninguno de los partidos socios en la coalición.

EH Bildu ve un peligro doble en el marco estatal. Por un lado, la posibilidad de que este Gobierno caiga y sea sustituido por el «trifachito». Pero ve también el riesgo de que una parte del actual Ejecutivo y del viejo PSOE quiera tener a Cs como socio, aunque los números no den hoy, pueden pensar en ello como puente hacia un «pacto de Estado» con el PP. «Son los que pedían a Sánchez que invistiera a Rajoy», comenta a GARA un dirigente independentista.

Ciudadanos ya ha dicho no a estos presupuestos, con lo que este peligro se ve conjurado de momento. Para ello se hizo aquel movimiento político, que la Mesa Política de EH Bildu ha entendido que ha acelerado los tiempos políticos en estas últimas semanas.

Enterarse de una decisión del calado de votar a favor de los PGE por una entrevista, ha suscitado alguna crítica interna, que también tuvo reflejo en la Asamblea, tanto por el funcionamiento orgánico como por la decisión de dar un sí a las cuentas, cuando cabría abstenerse. La mesa respondió que EH Bildu es la única fuerza política que ha decidido en votación su posición –«nadie, ni siquiera las CUP lo han hecho», se precisó–, que el anuncio fue un acto político que consideran exitoso, y que la abstención les hubiera dejado en una posición irrelevante.

En todo caso, EH Bildu insiste una y otra vez que la decisión es más política que relacionada con los números, se trata de dar tiempo a este Gobierno para –sin grandes expectativas– poder seguir avanzando en términos sociales, en la configuración territorial y contra la política penitenciara de excepción.

Por lo que ha sabido este diario, en la Asamblea del jueves Arnaldo Otegi dijo, como lo había hecho también ante los medios, que la política penitenciaria no es objeto de negociación, pero que es evidente que «en las últimas semanas han pasado cosas, no porque se esté negociando, sino porque pasan». Añadió que no creen en las palabras sino en los hechos, y que éstos, aunque «sean insuficientes», se están dando. Y desde EH Bildu entienden que si se sigue trabajando bien, se pueden dar más. Pero es que «cuál es la alternativa», se preguntan.

Y aunque los números no sean lo más importante, no quiere decir que no EH Bildu no haya trabajado en la negociación de las enmiendas, con muchas y largas reuniones –«algunas a deshoras» según ha sabido GARA– con el equipo de Hacienda liderado por el director de Gabinete Carlos Moreno.

Algunas de sus enmiendas fueron rechazadas por estar ya negociadas con el PNV. Según EH Bildu, «no hay ningún problema. Lo importante es que la UPV y el paso de Zorrotza tengan más dinero». Una de las enmiendas que ha satisfecho a los negociadores independentistas fue la última en ser aceptada, la de 3 millones para la renaturalización para el entorno de la marisma de Motondo en Orio, de gran interés científico.

Pero el centro de la operación es político, como perfectamente han entendido desde el «trifachito» al Sr. X. Y ahora pueden.

 

No podíamos dejarles sin la opinión de Tasio con respecto a las declaraciones de la derecha española más cavernícola, esa que convenientemente se olvida de los tiempos en los que se fusilaba a "nacionalistas" vascos a cambio de un tazón de coñac:







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