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jueves, 23 de julio de 2020

Olarra | Nuevo Mapa

Desde Gara traemos a ustedes el análisis de Joxemari Olarra que pone bajo la lupa los resultados electorales tanto en Iparralde como en la CAV.

Aquí lo tienen:

Nuevo mapa

Joxemari Olarra Agiriano | Militante de la izquierda abertzale

Euskal Herria ha inaugurado nuevo mapa. Un mapa que no le gusta ni a Pablo Casado, que no ha tenido empacho en expresarlo, ni a ninguno de los nacionalistas hispanos patrios que se esconden tras siglas como las del PSOE y otros de menos aparataje, pero con el mismo alma de botijo. Tampoco es del agrado del histórico PNV, otrora independentista, hogaño estatutista que ve cómo, poquito a poco, el abertzalismo va desparramándose por su hábitat natural, por derroteros que ellos no pueden controlar. El voto abertzale se implanta de norte a sur y de este a oeste, y, además, sin su permiso. Euskal Herria, la patria de todos los vascos comienza a mirar al futuro desde parámetros diferentes al jeltzalismo centenario, sin complejos, sin identitarismos y sin anclajes con el clásico y rancio capitalismo paternalista vasco.

La historia de todos los pueblos se mueve a empellones y, tras este 12 de julio de mascarillas y rebrotes, el paisaje del pueblo vasco ha cambiado notoriamente. Pocos días antes de este día 12, tras unas elecciones municipales en la Francia jacobina, el norte de Euskal Herria acompasó su pulso político con el de el sur y nos sorprendió con un sólido ascenso generalizado del abertzalismo consecuente. Ya sabemos, desde ahora, que en Iparralde se respira y piensa del mismo modo que unos kilómetros más abajo, tal y como lo comprobamos hace ya un tiempo con Nafarroa, cuna del imaginado marco estatal vasco. Y la guinda cayó el pasado 12 de julio que, a falta del cohete sanferminero, con los votos escrutados, el resultado rasgó la noche, su estruendo rompió esquemas y, de paso, dejó claro que si algún movimiento político puede y debe mirar al futuro con esperanza es el de la izquierda abertzale, pues, como nunca hasta la fecha, se implanta con fortaleza en todos y cada uno de los rincones de Euskal Herria. Definitivamente, el abertzalismo ve y es futuro.

Una mirada al recuento de los votos, y no tanto de los escaños, nos ofrece una fotografía muy diferente a la que nos ofrecen y tienen acostumbrados los tertulianos sin sustancia. La bajada del PNV pasó de puntillas por los televisores, la del PSOE, más canija, pero también bajada respecto a su anterior suelo, tampoco fue dato masticable. Al PP+Cs le zurraron por estar algo más por debajo de lo augurado y con Podemos pusieron el grito en el cielo ante su descalabro. Sobre la izquierda abertzale no pudieron ocultar el dato: subidón puro.

Atrás quedaron los verdaderos análisis que luego harían gritar de indignación al capo del PP. «Bildu –nos contó un preocupado Pablo Casado– tiene más parlamentarios que todas las fuerzas de ámbito nacional juntas y sumadas». De igual modo, en las reboticas de los partidos quedaron otras lecturas no publicables y mucho más «preocupantes».

Y si de preocupaciones hablamos, también lo es, y en grado serio y hasta terrible, que poco a poco, elección tras elección, va quedando algo más sólido que la mera sensación de que no queda ningún otro partido abertzale en el panorama de Euskal Herria que aquello que aglutina EH Bildu. En Sabin Etxea ni está ni ya se le espera.

Es ya cosa comentada, señalada y sabida, aunque nunca será publicitada, que los estudiosos del voto con algoritmos, análisis y proyecciones de Sabin Etxea han dado con datos que si bien no gustan, tampoco disgustan. Todos los vectores les indican que ahora les votan los sostenedores de la hispanidad estable, los seguidores blandos del PP, los comodones del sistema estatutista, los alérgicos al abertzalismo. Gran descubrimiento: se sostienen por los españoles en tierra vasca, por los nacionalistas españoles que les dan cuartelillo porque saben, a ciencia cierta, que peneuvismo no es sinónimo de soberanismo y porque tienen la seguridad de que el actual partido de Ortuzar y Urkullu es el fiel garante del actual statu quo, el partido de Confebask, la formación con mayores posibilidades de lobotomizar a la sociedad vasca hasta desactivarla, narcotizarla y hurtarle su historia y su memoria.

En ese cuarto oscuro, donde se revelan las fotos reales de las elecciones, también los algoritmos, análisis y proyecciones les han mostrado un dato que no por esperado les ha gustado. La gran subida del voto de la izquierda abertzale se debe en gran parte a las nuevas papeletas de la juventud, de esos jóvenes que reniegan de la cultura política de sus padres, hartos de esos señores mayores que se esconden en los batzokis para cantar el «gora el irrintzi intrépido» y a la salida creen que han cometido pecado. Y, cómo no, aunque no tantos como se intenta hacer creer, también de los votantes de izquierdas, desencantados de los derroteros por los que transita Podemos, partido que está soportando el desgaste total del Gobierno español.

Y otro tanto se puede señalar, respecto a la fuerte abstención, de la pléyade de huérfanos de ilusiones perdidas por el abandono de las ideologías altruistas y progresistas de partidos que siglos ha se reclamaron socialistas.

Echan balones fuera los jelkides al responsabilizar a una abstención cantada el bajón de votos del PNV y de los otros partidos, al mismo tiempo que basan la subida de EH Bildu en esta misma abstención. Con ello intentan fijar la atención en el dedo que señala la luna. Y en este caso, la luna se traduciría en que de no existir esta abstención, EH Bildu, por pura lógica, hubiera sumado un porrón más de papeletas.

La abstención, la gran cifra de estas elecciones, era ya prevista y asumida. Aún así, la consulta se mantuvo contra brotes, miedo y sepultados, pues un futuro de pandemia desbocada rompe esquemas y resta credibilidad al poder.








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