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sábado, 23 de septiembre de 2017

Mientras Tanto en Ojós

Por conducto de la sección Strambotic del diario Público nos llega este artículo en el que se da a conocer una particular irregularidad - de nombre Ojós - en la matriz borbónico franquista.

Lean ustedes:


Ad Absurdum

Siempre que se busca un antagonista del independentismo catalán, se acude a Murcia. Murcia, a pesar de su pasado cantonal, suele relacionarse con el centralismo castellano y con los grandes partidos de implantación nacional. Pero siempre hay una aldea que resiste al invasor, y en el caso de Murcia, esta es Ojós, una localidad en la que CiU ganó unas elecciones.

Debemos remontarnos al año 1994, en el contexto de las elecciones europeas, para poder comprender lo que sucedió en este municipio murciano. Los ojeteros llevaban desde 1982 apostando por un alcalde independiente, Bartolomé Bermejo, que cuando se acercaba la cita electoral comunitaria declaró públicamente desconfiar de los partidos turnistas (PP y PSOE).

Interrogado entonces por sus vecinos, que lo consideraban una especie de líder espiritual, mostró cierta simpatía hacia dos partidos: el primero, Izquierda Unida, del que alabó su independencia y voluntad, aunque tachó de utópico su programa electoral. El segundo partido era CiU, para el que el munícipe pidió el voto.

El día de los comicios el resultado fue demoledor: 45,15% de los votos para CiU, convirtiéndose así en la primera fuerza política, seguida del Partido Popular. Esto revelaba además un trasvase de votos del PSOE a CiU, pues en las elecciones anteriores los socialistas habían sido la primera fuerza política.

Pero no acabó aquí la experiencia catalana de Ojós, pues en 1999 CiU quedó como segunda fuerza tras unas declaraciones sorprendentes del mismo alcalde:

    «Convergencia i Unió es un partido que defiende a ultranza a las regiones mediterráneas y, por lo tanto, los intereses de los propios murcianos. […] El único programa europeo que defiende un plan hidrológico que permita trasvases de la Europa húmeda a la seca es el de Convergencia i Unió».

¡El plan hidrológico! Que se lo digan hoy a cualquier murciano… Si algo despierta el odio de los murcianos hacia los catalanes, esto es sin duda el agua.

El hecho no pasó desapercibido a la opinión pública, y a lo largo de los meses y años siguientes se escribieron muchos artículos y columnas de opinión al respecto. Mientras unos lo tomaban como una muestra del descontento ojetero a los partidos tradicionales, otros veían detrás auténticas conspiraciones: redes clientelares, un intento de Pujol por aumentar los Països Catalans…

Incluso Alberto Garre, que pocas semanas después se convertiría en presidente de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia (y expulsado por la puerta de atrás del Partido Popular), escribió en febrero de 2014 un artículo comparando a Ojós con Treviño.

Conspiraciones al margen, lo que sí está confirmado es que existía una amistad entre el por entonces alcalde, Bartolomé Bermejo y Miquel Roca Juyent. Aunque algunos solo recuerden a Miquel Roca como el abogado de la infanta, lo cierto es que ha estado muy vinculado al movimiento nacionalista catalán.

Miquel Roca ejerció como diputado y portavoz del grupo parlamentario de Convergència Democràtica de Catalunya desde 1977 hasta 1995, y de hecho llegó a ser uno de los “padres” de la Constitución española en representación de Minoría Catalana, que agrupaba a CDC, UDC, PSC-R, ERC y EDC. Además, en 1986, junto a Florentino Pérez, participó en una coalición cuya intención era adaptar el modelo de partido de CDC en un gran partido nacional bajo el nombre de Partido Reformista Democrático, pero esa es otra historia…

La amistad de Roca con Bermejo había logrado algo que parecía imposible: la victoria de un partido catalán en Murcia. Pero parece que la influencia era bidireccional.

En una ocasión, cuando el voto de un diputado catalán permitió la reforma del estatuto autonómico de Castilla La Mancha, afectando a los intereses murcianos, el alcalde de Ojós levantó el teléfono y contactó con Artur Mas, que tras la conversación llamó al diputado a capítulo.

Afortunadamente, los ojeteros aprendieron a votar como Dios manda, sin excentricidades, y en la última cita electoral europea (2014) se hizo con la victoria el Partido Popular con un 48,05 % de los votos.

Pero ahora nos preguntamos, ¿votarían los habitantes de Ojós a favor en el referéndum por la independencia de Cataluña? Pues habría que consultar a su antiguo alcalde, pero algo nos hace pensar que quizá cambiarían su rumbo, pues uno de los argumentos que esgrimió Bermejo al pedir el voto para CiU fue «que el nacionalismo catalán, a diferencia del vasco, no es rupturista».





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