Un día John Kerry dice que Washington no es un imperio injerencista, al siguiente Obama y Clinton lo desmienten.
Les compartimos este texto publicado en Investig'Action:
La candidata Hillary ha tenido un sueño: la “democracia” en Venezuela
Hillary Clinton no podía perder la ocasión. Después del resultado de las elecciones para la Asamblea Nacional de Venezuela del pasado 6 de diciembre, la candidata a las próximas elecciones a la presidencia de la Casa Blanca acaba de recordar a quienes aun no lo supieran que el apoyo de los EEUU a la oposición venezolana constituye una cuestión crucial y estratégica.
Alex Anfruns | Traducido por Susana Merino
Luego de haber superado las estimaciones de Arabia Saudí, Venezuela es actualmente la primera reserva mundial de recursos petroleros. Es por lo tanto facil de imaginar hasta qué punto los EEUU aspiran a cambiar un gobierno demasiado independiente, que ha nacionalizado la principal empresa de extracción petrolera (PDVSA), con el objeto de destinar una parte de sus ingresos a programas sociales relacionados con la educación, la salud y la vivienda. Solo en este último sector el gobierno de Nicolás Maduro inauguró a fines de diciembre la vivienda social n° 900.000 de la “Misión Vivienda”.
Bajo la conducción de Hugo Chávez, Venezuela recuperó efectivamente su soberanía nacional y su impacto sobre los acontecimientos regionales durante más de una década ha sido notable. Su mensaje fue claro: América Latina y el Caribe han dejado de ser el “patio trasero” de los EEUU”
Pero la manguera de oro negro venezolano, cuyo acceso marítimo permitía al vecino del norte disponer de una ventaja esencial para su economía dado que reducía considerablemente el tiempo de aprovisionamiento de este estratégico recurso desde el Medio Oriente, es muy tentador para el imperialismo. Tal es el motivo que explica las recientes declaraciones de la señora Clinton:
“El pueblo de Venezuela necesita en el hemisferio, todo nuestro apoyo y especialmente el de nuestros amigos de América Latina. Es necesario que se pronuncien en favor de la democracia y que defiendan en ese país los derechos humanos, resulta trágico ver a qué punto ha llegado este país, el más rico de América Latina y uno de los más ricos del mundo en materia de recursos, mal gobernado, a qué punto ha sido oprimida su gente y mal conducida a lo largo de los últimos 15 años… Por lo tanto es preciso apoyar al pueblo de Venezuela. Y ciertamente yo lo apoyaré y hacemos votos porque estas elecciones sean el comienzo de un proceso de recuperación de la democracia y para que se puedan crear oportunidades para el pueblo de Venezuela (…)”
Declaraciones cuyo mérito es su claridad y que no se deben al azar porque esta preocupación por el petr…Eeeh...es decir, por los derechos humanos ha sido compartida por el general John Kelly quien también se ha confesado preocupado por la situación al punto de decir que “durante 40 segundos por día piensa en Venezuela”. Que “deplora la inflación de su economía” y “ruega por su pueblo por su terrible sufrimiento”. Parece que el general Kelly como buen samaritano desea el bienestar de los venezolanos y está “dispuesto a intervenir si se lo piden”
Las recientes declaraciones de Hillary Clinton son eco de las del Secretario de Estado John Kerry del 8 de diciembre en las que exhorta al Consejo Nacional Electoral (CNE) a publicar los resultados electorales. El presidente Maduro le ha contestado irónicamente “Debe despertarse por las mañanas pensando que él gobierna Venezuela. Un gobernador especial de Venezuela (…) Pero ¿usted quién se cree que es, señor? El CNE (Consejo Nacional Electoral) es el poder electoral de la República Bolivariana de Venezuela y es autónomo. Que Dios nos proteja de no volver a ser nunca más colonia de otro país. Y menos aún de esa élite que gobierna Washington
Si la candidata a las elecciones presidenciales del 2016, la señora Clinton, el actual Secretario de Estado John Forbes Kerry y el general de ejército John Kelly pueden permitirse aún darle lecciones de derechos humanos a Venezuela sin temer la menor reacción del “mundo civilizado” es porque todo ese hermoso mundo no ha hecho todavía el balance de la injerencia de los EEUU ni de los crímenes cometidos en el mundo, especialmente llevando a cabo la invasión de Afganistán y de Irak y financiando a los grupos mercenarios en Irak, Libia y Siria.
Existen documentos que atestiguan que fue la señora Clinton la que en el año 2009, dio la orden de derrocar al presidente de Honduras Manuel Zelaya, Hillary Clinton, por “venganza” porque había osado unirse al ALBA creada por Hugo Chávez. Pero también porque dos semana antes en San Pedro Zulia había tenido lugar una reunión de la Organización de los Estados Americanos (OEA) en la que se levantaron las sanciones en vigor contra Cuba desde los años 60, por iniciativa del presidente Zelaya. Hillary Clinton explica que fue al terminar dicha sesión que le surgió la idea de derrocar al presidente de Honduras.
Como lo demuestra brillantementeDiana Johnstone en su reciente libro “Hillary Clinton, la Reina del caos" la candidata a la Casa Blanca sabe que para alcanzar ese puesto una mujer debe demostrar que es capaz de convertirse en una jefa de guerra. Y es eso lo que explica su desempeño como “Primera Dama” en los años 90 como mujer de Bill Clinton, promoviendo el feminismo y los derechos humanos en los países del Sur. Una caución necesaria para adaptarse a la nueva era caracterizada por la todopoderosa presencia del imperio estadounidense...
Efectivamente luego de la guerra de Yugoslavia se operó un profundo cambio entre las élites estadounidenses a través de la actualización de los objetivos de la OTAN, que permitió “reformular” el derecho internacional y pervertir las nociones de ayuda humanitaria poniéndolas al servicio de la potente industria armamentística. Una vez desaparecida la URSS los EEUU y Europa se sintieron convencidos de su superioridad moral y de la de su modelo económico lo que en síntesis se llegó a denominar el “fin de la historia”. Nada les impedirá desde entonces defender sus intereses apoyándose en el principio del “derecho a proteger”. Es decir, el derecho a decidir cuál es el gobierno que conviene derrocar, continuar y perfeccionar su tecnología bélica (como con los drones) e intervenir en los países del Sur demasiado independientes, y todo eso bajo una cara amable frente a la opinión pública.
Finalmente, el decreto Obama “del 9 de marzo de 2015, declarando a Venezuela como una amenaza poco común y extraordinaria para la seguridad de los EEUU” adquiere su verdadero significado cuando se escucha a los responsables militares y políticos del país que más ha utilizado las armas químicas en el mundo y que no dudó en probar dos bombas nucleares sobre la población civil de las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki. Es necesario recordar también sin duda su papel desempeñado en los años 70 con la llegada al poder de las dictaduras militares en América Latina a través de la política del entonces Secretario de Estado Henry Kissinger.
Los escuadrones de la muerte formados por la CIA en El Salvador, el bombardeo a la población civil en pequeños países como Granada, son otros tantas demostraciones de la legitimidad con la que Hillary Clinton osa abordar el tema de los derechos humanos. Sin mencionar que ella misma ha admitido que la red terrorista Al Qaeda fue promovida por su país cuando Brezinski puso a punto la estrategia consistente en entrenar y financiar a los muyahidines que irían a hacer la “guerra santa” contra un gobierno "hostil", del lado de la URSS en la época de la Guerra Fría. También se ha desplegado la misma estrategia en el apoyo a los rebeldes libios y sirios, descritos por la propaganda “occidental” como los nuevos “freedom fighters”, los héroes capaces de llevar a cabo el sueño del “caos constructivo” de la exsecretaria de Estado de la administración Bush, Condoleezza Rice.
¿Qué hemos aprendido de las mentiras de Bush y compañía y de sus consecuencias en Irak y Siria, con las consecuencias previsibles que han tenido lugar primero en esos mismos países y luego en Madrid y Londres, después en Egipto, Túnez, Líbano, Nigeria y finalmente París y Bamako? Pues bien, que son invariablemente los pueblos, sin distinción religiosa, quienes pagan el precio de cada una de las guerras para el interés de algunos pocos.
Escuchemos ahora a Hugo Chávez, el promotor de la paz en un mundo multipolar, responder con su clarividencia y sinceridad habituales a las sucesivas coaliciones de los que impulsan las guerras de ayer y de hoy como François Hollande, Manuel Valls, Laurent Fabius, David Cameron, Barack Obama o Hillary Clinton que no han dejado de apoyar financieramente y militarmente a quienes afirman hoy en día querer combatir mediante las bombas.
“¿Cuántos problemas debe enfrentar Francia en estos momentos? ¿Qué hay del desempleo en Francia? La desocupación, las empresas quebradas, los bancos que roban a su gente.. Aunque ciertamente Francia no es el peor de los casos… están España, Portugal que son los que están peor, que son la parte más pobre de esa Europa. Luego de medio siglo Europa no ha logrado encontrar una estrategia que elimine o reduzca las grandes asimetrías entre una Europa rica y una Europa pobre, que sufre la crisis. El gobierno francés debería estar más preocupado por los problemas franceses como el cambio climático, la pobreza, el hambre, etc. ¿Por qué continúa entonces con esta política extranjera, imperial que consiste en derrocar gobiernos que a alguien no le gustan? Es lo que pasó con Libia. Reconocemos el gobierno sirio ¿y a quién deberíamos reconocer si no?, ¿a los terroristas, a los que bombardean? Es muy triste reconocer que los gobiernos europeos aceptan a los terroristas, se reúnen con ellos y les envían dinero y armas. ¡Esperemos que los pueblos de Europa despierten! Si hay problemas en Siria es a los sirios a quienes toca resolverlos y no a los grupos terroristas infiltrados".
Los hechos le han dado una vez más la razón a Chávez. Los planes del imperialismo estadounidense y su estrategia de acaparar los recursos de los países del Sur no puede seguir funcionando eternamente a la perfección. Aunque las técnicas de las revoluciones de colores o la promoción de una sociedad civil - dispuesta a promover el concepto de democracia y de los derechos humanos de la “american way of life” - se hayan perfeccionado mucho en estos últimos años a través especialmente de la propaganda de los medios, la máquina bélica tropieza a menudo con la resistencia de los pueblos. En Venezuela mismo, aun cuando la estrategia de desestabilización ha ganado una importante batalla luego de las elecciones del 6 de diciembre último, no podrá destruir tan fácilmente los logros de la revolución bolivariana.
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