Les compartimos esta editorial de Gara dedicada a las iniciativas por parte de Gure Esku Dago:
La dinámica Gure Esku Dago es, sin lugar a dudas, el movimiento sociopolítico que mejor ha captado el momento histórico que vive Euskal Herria. Tanto en su planteamiento ideológico, inapelable casi hasta para el unionismo más rancio, como en sus formas, aglutinantes e imposibles de menospreciar. Tras el éxito popular de la cadena humana del año pasado, gracias a la labor silenciosa de cientos de voluntarios que han ido tejiendo durante este periodo complicidades entre miles de ciudadanos y ciudadanas de diferentes orígenes y disciplinas, ayer anunciaron que el 21 de junio llenarán diferentes espacios públicos en las capitales de Euskal Herria para reivindicar el derecho a decidir de este pueblo. San Mamés Barria en Bilbo, la plaza de toros en Iruñea, el Buesa Arena en Gasteiz, el estadio de Anoeta en Donostia y un lugar aún por decidir en Baiona mostrarán la madurez y el dinamismo de la sociedad vasca, una vez más. Lo harán desde la responsabilidad, como bien marca el nombre de la iniciativa, pensando en lo que puede aportar cada uno, en los compromisos que esa ciudadanía puede adoptar para hacer efectivo ese derecho.Una de las grandes virtudes de Gure Esku Dago es su capacidad para transmitir una visión positiva y alegre, y hacerlo de manera sincera, sin fingir ni calcular. Ese tono es muy necesario cuando, quizás como consecuencia de años de duro conflicto, con unas consecuencias que en muchos e hirientes aspectos siguen vigentes, la naturaleza de los debates políticos en Euskal Herria tiende siempre a ser un tanto trágica y teatralmente intensa, en términos que dificultan el debate sereno y los acuerdos que necesita el país.Frente a ese espíritu bastante negativo, la iniciativa por el derecho a decidir es profundamente empática. No se trata de «mirar siempre al lado alegre de la vida», como en la película de los Monty Python, ni de dejar de señalar las graves violaciones de derechos que viven este país y sus ciudadanos, ni siquiera de renunciar a la solemnidad que cada momento político e institucional requiere. Se trata de ser capaces de proyectar, desde ahora, un escenario político, un proyecto compartido al que la ciudadanía se quiera adscribir masivamente. Un marco intelectual y moral al que nadie se pueda oponer si no es desde posturas abiertamente antidemocráticas. Una posición ganadora que se haga efectiva a través de una estrategia eficaz. No es fácil, no hay duda, pero Gure Esku Dago contiene todos esos elementos, además de ser una iniciativa realmente popular y autónoma, enfocada en la sociedad y que rompe muchas de las inercias que han inhibido las potencialidades que, paradójicamente, la sociedad vasca había construido durante estas décadas de conflicto.Las alternativas existentes a ese «jende zoriontsua herri libre batean» (gente feliz en un país libre) que reza la canción de Gure Esku Dago son gente cabreada porque vascos, catalanes o gallegos quieran votar para decidir cómo se quieren organizar, qué relaciones institucionales, sociales y culturales quieren tener entre ellos y con el resto de pueblos. Esa obsesión les impide concentrarse en sus propios problemas, que son incontestables: estados decadentes, una clase dirigente mafiosa, un modelo político agotado, un sistema económico clientelar e injusto. Frente a esos escenarios no debería ser tan difícil proyectar escenarios ilusionantes que vinculen a diferentes sectores de la sociedad vasca. Esa ha sido, en gran medida, una de las victorias del proceso catalán.Enfocar los pasos a darTras tejer voluntades, llegará el momento de decidir cuál puede ser la pregunta a formular a la ciudadanía y, posteriormente, el modo en que se realizarán esas consultas. Se trata de pasos concretos, avances que la ciudadanía vasca puede ver, pero que a su vez requieren procesos complejos. No se puede confundir ese tono ilusionante con que este proceso vaya a ser «coser y cantar». Se trata de un cambio político y cultural muy profundo, y el reto es realmente complicado.Dentro de esas complicaciones está el calendario electoral de los próximos meses, especialmente la cita de forales y municipales de mayo. Evidentemente, el ambiente electoral, por definición partidista, no ayuda a dinámicas que plantean ir más allá de ese tipo de disciplinas y plazos. Pero Gure Esku Dago ha sabido formular su agenda todo lo al margen que puede estar de las fuerzas políticas, y de aquí a junio tiene trabajo de sobra. Por otro lado, es de esperar que las fuerzas que apoyan en derecho a decidir saquen unos muy buenos resultados en estas elecciones, lo cual debería servir también de revulsivo, por ejemplo, a nivel municipal.
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