Les compartimos este texto publicado por nuestro amigo Koldo Mikel en su blog Mis Obras:
En la cárcel luché contra todos por enseñarles que soy vasco. Al que me llamaba español no le contestaba. Para enojarme y en plan de bromas, algunos me gritaban español. Mi respuesta era contundente ¡Chinga a tu madre¡ Enseñé que los vascos somos vascos, muchos me pedían explicaciones y se las daba y así, fui El Vasco de Chiconautla.
Me avergüenza e indigna que me llamen español, mi orgullo, inmenso orgullo, es el ser vasco y como tal, haber militado en ETA, nuestro glorioso ejército de liberación nacional. Antes de militar en ETA, vi cómo los españoles masacraban a nuestro pueblo, cómo torturaban y asesinaban a nuestros hermanos, a nuestros patriotas. En estos bestiales crímenes perdí a mi queridísimo amigo Santos Blanco, un auténtico hermano.
Son muchos, en nuestra moderna historia, entre nuestros soldados y entre gente del pueblo, que han sido asesinados por las tropas invasoras españolas, son cerca o más de 300, a esto hay que añadir los miles de torturados por el simple hecho de ser vascos y que decir de los miles de exiliados que hemos tenido que dejar nuestra amada patria mientras que la bota extranjera sigue mancillando nuestro suelo; pero aparte, a nuestro pueblo, el pertenecer a esa España que no queremos y a lo largo de nuestra historia, le ha costado otros miles de muertos, cómo olvidar Guernica, donde mujeres, niños y ancianos fueron masacrados sin piedad. Sé que sucedió esto último hace muchos años y bajo otras circunstancias, sin embargo, es parte de nuestra historia y no deja de ser por lo mismo de pertenecer por la fuerza a esa España de la que tan sólo queremos separarnos para formar una nación libre y soberana como nos pertenece.
Ahora, lleno de indignación, veo como nacionalistas, hermanos, hablan de la deshonrosa actitud de pedir perdón al invasor, a los familiares de los ejecutados por nuestros patriotas.
¿Cómo es posible tal actitud? ¿Para eso dieron sus generosas vidas nuestros patriotas? La muerte de mi amigo Santos no la pagan ni con la vida de cien millones de asesinos como quien lo mató y lo mismo sucede con la de tantos y tantos hermanos asesinados por las fuerzas invasoras españolas.
Veo en El País, a llamados abertzales, guardar silencio en el aniversario de la muerte de unos txakurras españoles disfrazados de vascos. ¿Es que acaso esos malditos que usan txapela en la paz y se ponen sus cascos para reprimir a nuestro pueblo, no han destruido a nuestros comandos, no han encarcelado a nuestros hermanos, no han llegado a asesinar a nuestros patriotas?
Un día una persona me preguntaba en México si había ganado algo con eso. Viendo la heroica lucha que mi pueblo llevaba por su libertad, cómo luchaba cuando asesinaban a un patriota haciendo una impresionante huelga general y participando en mil batallas contra las fuerzas invasoras españolas, respondí lleno de orgullo que por un pueblo así merece la pena luchar, merece la pena morir. Más hoy, ante una total bajeza, no sé si sentir orgullo o vergüenza de ser vasco, bueno, la vergüenza nunca la sentiré, pues sé que todavía nos queda mucha gente por la que merece la pena luchar y que son dignos representantes de nuestro noble y buen pueblo y además y lo principal, tenemos a nuestra Euskal Herria, Pero esto del perdón no tiene nombre, si alguien debe pedir perdón son ellos a nosotros, sin embargo ese perdón no lo necesitamos, pues nuestros patriotas no dieron sus vidas para que les pidan perdón, la dieron por conseguir una patria libre y justa.
Mantegamos la dignidad por encima de todo, pues ésta es nuestra razón, la razón de un pueblo que lucha por su justa libertad, sus muertos, ellos se lo buscaron por invadir un país que no es suyo o por colaborar con esas fuerzas invasoras de uno u otro modo, a los nuestros, nosotros les lloraremos o mejor todavía, los pondremos donde se merecen, en los altares de la patria y serán nuestro orgullo y el orgullo de futuras generaciones cuando semos libres.
Señores de la izquierda vasca, señores que un día lucharon al parecer para verse bien ante el pueblo y que por lo que se ve la propaganda fascista del invasor les ha vuelto idiotas y les ha lavado el cerebro, dejen de arrastrar la dignidad de nuestro pueblo por los suelos y pónganse a luchar para que un día seamos libre y entonces sí, haya una paz auténtica con los españoles y con todo el mundo.
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