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martes, 22 de mayo de 2012

Cronopiando | La Experiencia y los Pendejos


Cuando en un estado priva la corrupción ética y moral, tarde que temprano salen a relucir los casos de corrupción económica, y en ese aspecto el régimen borbónico-franquista a dado abundantes episodios. Nuestro amigo Koldo Campos, con su particular estilo, nos comenta acerca del más reciente:

Koldo Campos Sagaseta
La experiencia y los pendejos
No hay valor que reivindique más un  banco que su experiencia, ni político que no ensalce entre sus atributos mayor  virtud.
Bankia vendía su experiencia como su principal activo y por ello  contaba en su dirección con un experto gerente, Rodrigo Rato, quien ya había demostrado su experiencia como ministro de economía del Estado español durante ocho interminables años que le abrieron las puertas de la dirección del Fondo Monetario Internacional, no fuera a ser que su experiencia se perdiera.
Entre los políticos, no hay aspirante a un cargo que no alardee de su experiencia. Hasta se ufanan en ponderar todos los días sus pasados desempeños y fructíferas gestiones, así fueran presidentes, ministros, alcaldes o simples  funcionarios.
No hay experto ministro de economía que, cumplido su ciclo como  tal, no comprometiera su experiencia con la empresa privada, ni ex presidentes  que no hayan hecho valer sus experiencias en manos de multinacionales  compañías.
La experiencia es un grado aseguran los expertos en la Bolsa de  Valores. Y la experiencia pasa por los juzgados, sube al púlpito, se exige en  los mercados de trabajo, descansa en los cuarteles…
La verdad es que la  experiencia es una de las más estimadas capacidades que adorna a los seres  humanos. Hasta me atrevería a segurar que su mayor virtud, si no fuera porque  todavía no se ha privatizado y, para manifestarse, precisa la memoria.
Y ahí  es donde naufragan todos los honorables miembros de esa fauna de expertos en la  ruina, porque no importa lo que cubran o corten, lo que callen o mientan,  nosotros seguimos conservando la memoria.
Se lo digo por experiencia, antes  que guardar ese dinero que no tiene en el mejor y más experto banco, le  recomiendo el peor colchón. Al fin y al cabo, los paraísos fiscales ya están  llenos y, además, no aceptan calderilla.
Y con el colchón no tiene que hacer  fila, ni rellenar instancias, ni firmar documentos, ni aportar garantías o  avales. El colchón no le cobra comisiones, no tiene horario, y tampoco le inunda  el buzón con propaganda. Sí, es verdad, el colchón no regala platos y, lo que es  peor, carece de experiencia, pero con el dinero que se ahorra en comisiones  puede ir a comer a un restaurante y consolarse pensando si le roban, que no fue  el mismo compulsivo delincuente que le ha robado siempre, sino otro pendejo como  usted.
Y antes de volver a depositar su voto y su confianza en los tantos expertos en trajinar miserias por congresos y ayuntamientos, busque la inexperiencia de los recién llegados, sus blancos sumarios, sus nuevos  expedientes, y consuélese pensando si le engañan, que no fue el mismo apremiante  mentiroso que lo ha engañado siempre, sino otro pendejo como usted.


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