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sábado, 26 de mayo de 2012

Escocia Va


Y mientras en el estado español hacen todo lo que pueden para que no se escuche una rechifla por parte de vascos y catalanes en contra de los símbolos franquistas representados en rey, himno y bandera... en Escocia la rueda de la autodeterminación sigue girando:

El primer ministro Alex Salmond, recaba, entre otros apoyos, el del actor Sean Connery, presente en «un día histórico para los escoceses»
Soledad Galiana
Con una presencia mediática sin precedentes, acompañado por figuras de la cultura y la política escocesa, el primer ministro nacionalista, Alex Salmond, presentó su campaña por la independencia de Escocia, para cuya declaración espera recabar el apoyo de un millón de escoceses antes de la cita histórica del referéndum de independencia que espera convocar para el otoño de 2014.
Salmond anunció la petición durante la presentación de la campaña del movimiento por la independencia en Edimburgo con el apoyo de los Verdes.
«Nos unimos en apoyo a una declaración de una verdad evidente. Los residentes en Escocia son los que tienen la mejor capacidad para tomar decisiones que afectan a Escocia. Queremos una Escocia más verde, más equitativa y más prospera. Sabemos que el poder de una Escocia independiente es necesario para conseguir esos resultados», afirmó el mandatario escocés durante su intervención. «Quiero una Escocia independiente no porque considere que somos mejores que otros países, sino porque sé que somos tan buenos como cualquier otro país».
«Como cualquier otra nación, nuestro futuro, nuestros recursos, nuestro éxito debería estar en nuestras manos», añadió ante una audiencia de quinientas personas reunidas en el cine Cineworld de Edimburgo, pero también ante las audiencias que desde todo el mundo presenciaban su discurso. A su lado, se encontraban actores, poetas, músicos, periodistas, alguno de los cuales manifestaban por primera vez su apoyo al proyecto independentista escocés, como piedras fundacionales del proyecto que Salmond anunció se construirá «ladrillo a ladrillo» en las comunidades.
El líder de los Verdes Patrick Harvie explicó que a pesar de que la independencia no era una prioridad para su partido si creen que la concentración de poder en manos del parlamento londinense de Westminster «no tiene sentido desde la perspectiva de los Verdes».
La campaña por la independencia de Escocia se presenta como la mayor campaña de base en la historia de la nación, diseñada para asegurarse el apoyo de la base ciudadana.
Respuesta unionista
Por supuesto, la respuesta a la iniciativa nacionalista por parte de la oposición unionista no se ha hizo esperar, y llegó de la mano del exministro de finanzas laborista, Alistair Darling, que con anterioridad a la presentación de Salmond ya apuntó a los resultados de una encuesta de opinión encargada por él. El sondeo sugiere que el 57 % de los escoceses se oponen a la independencia, mientras que el apoyo a esta opción es de tan solo un 33 %, y razonaba el mantenimiento del gobierno de Londres sobre Escocia en los posibles riesgos asociados con la independencia.
Darling ha mantenido reuniones con conservadores y liberal-demócratas en el diseño de una campaña contra la independencia que esperan lanzar en los próximos meses, aunque considerando la inexistente base electoral conservadora en Escocia, y los malos resultados obtenidos por los liberal-demócratas, castigados por su participación en una coalición de gobierno en la que las políticas vienen dictadas por la mayoría conservadora, la campaña unionista dependerá en sobremanera de los laboristas, que aún cuentan con una base electoral importante.
Y es precisamente de esa base laborista y liberal de la que los nacionalistas escoceses quieren alimentar su campaña. Las políticas sociales de Salmond y su negativa a que los recortes afecten a los servicios públicos, a la educación, sanidad o pensiones de los escoceses, le ha granjeado la aprobación de algunos votantes laboristas.
La profundización en ese tipo de políticas en un momento en que una segunda recesión podría imponer aún mayores medidas de austeridad en Gran Bretaña podrían ser una de las claves para una mayor credibilidad para su partido y con ello para su propuesta política de independencia fiscal y presupuestaria de Londres.
Aún así, Salmond reconoce que la opción independentista tiene bastante trabajo por delante, y precisamente a ello se debe el plazo de dos años y medio hasta el referéndum en otoño de 2014, una de las discusiones con el Ejecutivo de Londres -que no desestima la soberanía del gobierno de Edimburgo para convocar la consulta pero que preferiría una fecha más cercana para así limitar el incremento del apoyo a la propuesta nacionalista, que parece ganar adeptos con el paso del tiempo. Con cuatro millones de votantes registrados en Escocia, la larga campaña antes del referéndum pretender proporcionar forma y sustancia al deseo de independencia y al concepto de nación.
«Estamos al principio de algo muy, muy especial», anunciaba el líder escocés. «El principio de una campaña que restaurará el nacionalismo a la nación escocesa. nuestros oponentes son ricos y poderosos y por ello, para ganar y ganar bien, tenemos que galvanizar a toda la comunidad en Escocia».
Campaña en las redes y la calle
La campaña hará uso de las redes sociales, con una declaración digital además de una campaña en la calle y en los puestos de trabajo encabezada por los activistas nacionalistas que convencerán a sus familiares, amigos y compañeros de trabajo de las ventajas de una Escocia independiente.
La campaña se encuentra aún en un estado inicial, y en las próximas semanas se establecerán las estructuras administrativas para esta, que serán financiadas por los casi dos millones de libras donados por el poeta Edwin Morgan, y los hermanos Colin y Chris Wei, que donaron un millón de libras de los 64 millones que ganaron en el sorteo de Euromillones.
La estrategia que garantizó al partido nacionalista escocés la victoria en las elecciones del 2011 es la misma que Salmond presenta en esta campaña, el ser el único partido que puede tomar decisiones sin consultar con las ejecutivas en Londres, que pueden considerar que la realidad inglesa es más importante que la necesidad de Escocia, y además de los argumentos políticos, existe la necesidad de crear una confianza no solo en la propuesta nacionalista, sino en la capacidad de Escocia.
Las ventajas de una Escocia independiente políticamente no son la clave del argumento unionista, porque esta se centra en la viabilidad de una Escocia independiente económicamente y en su impacto no solo para los escoceses, sino para el resto de los británicos, por la riqueza de Escocia en recursos naturales. De ahí que la campaña unionista refleje no tanto expectativas de futuro como la negatividad asociada a amenazas no definidas, pero que recrean la conciencia colonial que duda de que la nación escocesa cuente con capacidades y madurez para sobrevivir por si sola.
Alex Salmond debe no solo convencer, sino también demostrar, tanto a británicos como escoceses, que ello es posible en los próximos dos años, y para ello deberá luchar no solo contra sus oponentes políticos, sino también contra una campaña mediática que incluso en los medios más progresistas defiende que Escocia solo puede sobrevivir bajo el dictado de Londres, cuando el mensaje real es que Londres no sabe si podrá sobrevivir sin Escocia.


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