Residentes de Trapagaran, un pueblo cerca de Barakaldo, se reunen bajo una ikurriña para protestar por la más reciente bomba presuntamente colocada por ETA en esa comunidad localizada en Euskal Herria a la mañana siguiente del día de la explosión.
El gobierno de Madrid ha estado dando señas el último par de semanas de que se está dialogando con el grupo independentista, pero la prensa y los grupos opositores como era de esperarse de la gente que siempre le apuesta a la violencia insisten que este segundo ataque muestra que los miembros de ETA no están dispuestos a una tregua. Unos dicen que las explosiones prestan más elementos para negociación a ETA, otros dicen que el optimismo del gobierno es peligroso y sin fundamentos.
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