Con ustedes el más reciente Cronopiando de Koldo y su manera única de decir las cosas:
Cronopiando
Cuba y los derechos humanos
Koldo Campos Sagaseta
A sus casi 45 años de existencia, la revolución cubana sigue ofreciendo un penoso ejemplo en materia de derechos humanos.
A diferencia de las democracias que la rodean, el gobierno cubano continúa sin poder protagonizar una matanza popular semejante a la que ejecutara el gobierno mexicano en la Plaza de las Tres Culturas, en 1968, donde alrededor de mil jóvenes fueron fusilados por tropas del ejército.
Tampoco ha podido Cuba llevar a cabo asesinatos "selectivos", tan característicos de otras democracias del área, como el del candidato mexicano Colosio en 1994; el crimen del arzobispo Romero en El Salvador, en 1980; o el de Mariasela, promotora de los derechos humanos, también en El Salvador.
Cuba, a pesar de los años que ya acumula de revolución, ha dado muestras de una absoluta incapacidad para desarrollar un programa de asesinatos similar al implementado en la democrática Guatemala por estadistas de la talla de Romero Lucas, de Ríos Mont o de tantos otros demócratas en traje de campaña, culpables de la desaparición de más de 50 mil indígenas, del asesinato de cuatro monjas estadounidenses, del incendio de la embajada española y la proliferación de escuadrones de la muerte, vigentes y activos, también, en la democrática Honduras o la humanitaria Colombia.
Ni siquiera ha logrado Cuba, en materia de derechos humanos, masacrar a cinco padres jesuítas de vez en cuando, como en El Salvador; o llevarse por delante a un obipo Girardi, como en Guatemala.
Para que Cuba pueda equipararse al resto de las democracias que la rodean, para que pueda "abrirse al mundo", Cuba tiene cuanto antes que implementar algunas democráticas matanzas del tipo a las que implementó Carlos Andrés Pérez en Venezuela, con los "Caracazos" I, II y III, o el sucedido en Abril del 84 en Santo Domingo, para no citar la muerte de un centenar de negos en California a manos de la policía de ese país.
Cuba debe implementar, inmediatamente, algunas de las democráticas matanzas capitaneadas por los gobiernos de Costa e Silva, Garrastazu, Geisel o Figueiredo en Brasil, exterminando comunidades enteras. Cuba necesita emular regímenes tan respaldados por los Estados Unidos como el de todas las democracias del Cono Sur: Pinochet en Chile; Videla y Galtieri en Argentina; y Bordaberry y otros insignes militares en Uruguay.
Cuba, lamentablemente, sigue sin poder desarrollar democráticas represiones a gran escala como las efectuadas por Barrientos y Banzer en Bolivia; o León Febres en Ecuador.
No obstante los esfuerzos, Cuba no ha podido equipararse en materia de derechos humanos a las democracias de área en el asesinato y desaparición de periodistas, o en prácticas tales como los "intercambios de disparos".
Ni siquiera ha podido secundar el ejemplo español en relación a los vascos, con iniciativas como la creación de "Grupos Armados de Liberación" (GAL) dedicados a matar impúnemente con dinero público; o en el cierre de periódicos y emisoras de radio y la declaración de ilegalidad para 300 mil vascos.
En Cuba, todavía falta mucho por hacer..... ... .
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