Las calles de Bilbo se han vuelto a llenar de jubilados y pensionistas.
Miles han marchado para exigir los derechos por los que lucharon y que ahora les arrebatan, dejando también a las futuras generaciones en la total indefensión.
La amenaza constante para la casta política enchufada al franquismo borbónico es que hagan valer su digna rabia en las urnas y les echen de una vez por todas. Realmente preocupados deben estar en los bunkers tanto del PP como del PSOE y Ciudadanos a nivel estatal, en el PNV a nivel local.
Pero también deben acusar recibo EH Bildu y Podemos, siempre hablando de futuro como si los miles que salieron a tomar la calle no existieran o no tuvieran nada que aportar al presente.
Les dejamos con este reportaje dado a conocer por Deia:
Xabier AjaLa movilización de los veteranos y veteranas vascos en defensa de unas pensiones dignas, “por nosotros, pero sobre todo por nuestros hijos y nietos”, y la indignación que animaba a parte de los miles de manifestantes que se pasearon por las calles vascas tuvo un componente festivo-reivindicativo como no se recordaba en mucho tiempo en Euskadi.En el caso concreto de la manifestación desarrollada en Bilbao, el ambiente de ayer era de día grande. El transporte público, con el ferrocarril metropolitano de estrella invitada, anunciaba la magnitud del seguimiento de la convocatoria. Llenos los vagones del metro acercaban a jubilados y pensionistas de todos los márgenes de la ría del Nervión.Veteranos y veteranas de Barakaldo, Sestao o Santurtzi pero también de Basauri, de Leioa, Erandio o Getxo se acercaron en transporte público a la capital vizcaina para encontrarse a la hora misma del comienzo de la manifestación, las cinco de la tarde, con una pequeña gran granizada que pese a rebajar la temperatura ambiente al entorno de los ocho grados centígrados no rebajó ni un ápice la temperatura y el afán reivindicativo de los asistentes.Veteranos de mil batallas, como jubilados de las grandes empresas industriales de la Margen Izquierda, como las antiguas Babcock &Wilcox o Altos Hornos de Vizcaya, señalaban que “nosotros estamos bien, nos jubilaron con unas pensiones dignas, pero estamos aquí por nuestros hijos y, sobre todo, por nuestros nietos”.Sí, gran parte de las personas estaban en la calle por el futuro, el suyo, pero sobre todo el de las siguientes generaciones.“Hay que dejar claro que las pensiones no son una limosna que concede el Gobierno de turno”, afirmaban, “disponer de una pensión digna es de justicia”.Como el tiempo amenazaba tormenta, algo que efectivamente aconteció, aunque afortunadamente no duró más de quince minutos, más de un veterano aprovechó para pertrecharse de paraguas adquiridos a los jóvenes africanos del top manta en las inmediaciones de El Corte Inglés.Las cafeterías cercanas de la zona también se llenaron de jubilados que habían quedado a la espera de amigos, amigas o compañeros. Veteranos que saludaban con emoción la aparición de grupos de gente joven que decidieron sumarse a la guerra de los abuelos porque “esta lucha es de todos”.Ese espíritu compartido acompañaba a familias enteras, con abuelos, padres y nietos de la mano, que no dudaban en levantar las manos hacia el cielo al grito de “manos arriba, esto es un atraco”.Señoras de más de 80 años de edad reconocían que no se habían visto en una de estas en su vida, “nunca pensé que acudiría a una manifestación callejera a mi edad”, pero estaba claro que la ocasión lo merecía.Buena parte de los asistentes no tenía reparos en reconocer que ellos no eran de los que “tienen una pensión de mierda” pero “estamos aquí en señal de solidaridad por los que vendrán y por las que, como las viudas, tienen unas prestaciones, en muchos casos, de miseria”No dejaba de ser curiosa la queja de algunos veteranos sobre el recorrido de la manifestación que salió de la parte más baja de Bilbao, el Ayuntamiento junto a la ría, para ir ascendiendo por la Gran Vía hasta la plaza del Sagrado Corazón. “Para los jóvenes este recorrido no es nada pero a nuestra edad es cuesta arriba. ¿No podía hacerse al revés?”. Pero todo esfuerzo no era en vano por unas “pensiones dignas ahora y en el futuro”.
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