Antes de pasar a esta editorial de Naiz con respecto a la andanada represiva por parte de Madrid en contra del pueblo catalán preguntamos... ¿qué sentirán los de las CUP con su pueblo volcado en las calles ante la magnitud de esta la más reciente ignominia?
¿Entenderán que lo suyo no fue rupturismo sino el colaboracionismo más vil que se haya registrado en fechas recientes con respecto a un pueblo que busca liberarse del yugo colonial?
Aquí el texto de Naiz:
En un contexto occidental que dice tener en su núcleo central la democracia como sistema político, Catalunya ha probado que esta aseveración es falacia rotunda en estados como el español. Llegado al punto de ver en riesgo su unidad territorial por un proceso escrupulosamente democrático y pacífico, Madrid ha lanzado todo su fuego y vomitado toda su inquina para aplastar a quienes le desafiaron; primero con los porrazos que intentaron cerrar el paso a las urnas el 1-0 provocando un millar de heridos, luego con la invasión de la autonomía vía 155 y ahora de una forma más mezquina aún: la cárcel como castigo político, a través de una tergiversación jurídica que queda para los anales. La fascinación que acompaña tantas veces al ejercicio de la fuerza bruta no debe hacer perder de vista la realidad de los hechos: actuar así no hace a un Estado más poderoso, sino que lo delata como débil en el terreno de los argumentos, autoexcluido del terreno de juego de la democracia auténtica, despiadado con quienes debiera intentar seducir. Vencer sin convencer, a la larga, le llevará a perder.
Esto no será consuelo para los dirigentes políticos honestos –y ellos sí, demócratas–, hoy presos por cumplir sus compromisos con quienes les votaron. Tampoco para quienes han optado por el exilio e intentan mantener la bandera en alto. Ni para los más de dos millones de independentistas ahora apaleados y deprimidos, que deberán superarlo y redefinir una nueva estrategia que acerque esa aspiración de libertad que las urnas en diciembre confirmó como mayoritaria. En este camino habrá que recalibrar fuerzas propias y ajenas, y también revisar aciertos y errores, sin prisa pero sin pausa. Hoy no es hora de cuchillos largos ni harakiris, sino de mostrar coraje ante los reveses, solidaridad con las víctimas del atropello, paciencia ante un golpe que no es nuevo en su historia, y perseverancia hacia un objetivo que es justo. Euskal Herria debe estar a su lado en ese duelo y en ese reinicio de su lucha.
°
No hay comentarios.:
Publicar un comentario