El tema del que vamos a hablar a continuación es en sí complicado debido a una característica omnipresente en la cultura del siglo XXI: el eurocentrismo.
Todo lo que se hace y se dice en nuestros días es valorado según la óptica europea. Tras 500 años de colonialismo racista y 250 años del imperialismo fruto de la Revolución Industrial, desde América, Asia, África y Oceanía es difícil ver las cosas a través de otro cristal que no sea el impuesto por Europa.
En el artículo que les presentamos a continuación, publicado en El País, se pregunta si México es parte de Latinoamérica... y en la pregunta está la trampa.
El término Latinoamérica, junto con su alternativa Iberoamérica, tiene a nuestro parecer su origen en dos circunstancias muy particulares:
a) La obsesiva vinculación por parte de las élites criollas de nuestro continente con su "identidad" española.
b) La apropiación por parte de los estadounidenses del gentilicio americano.
Con la excepción de Haití, los procesos independentistas americanos fueron liderados por las élites criollas que encontraron en las ideas de la Ilustración los argumentos para quitarse el yugo peninsular en lo que respecta a cuestiones económicas, pero sin renuciar al "prestigio" que les daba una ventaja incontestable en sociedades diseñadas con base en la discriminación racial. Una vez "liberados" de los europeos - peninsulares les llamaban en específico a los que provenían de España - que habitaban la cúspide, los criollos se apresuraron a llenar el espacio vacío, dejando el resto de la pirámide intacta procediendo entonces a recalcar su propia europeidad, decantándose principalmente por la identidad española pero aceptando gustosos las vertientes francesa e inglesa. En el caso de Brasil, el asunto seguía siendo penisular, solo hay que reemplazar a España por Portugal.
No es de extrañar pues que ante el surgimiento del poderío yanki en el continente y el esfuerzo bélico realizado por Inglaterra para reemplazar la ausencia española hayan sido las élites de los países de centro y sudamérica las que hayan acuñado el término Latinoamérica cuando en Europa ya se había vuelto costumbre llamar americano a lo estadounidense.
¿De dónde se supone que surge el término?
Nos dicen que de los idiomas hablados en los países al sur del Río Bravo: castellano, portugués y francés.
Así pues, según esto, el continete quedaría dividido entre su parte anglófona - Estados Unidos y Canadá - y su parte latinoamericana. Si alguien se atreve a preguntar en dónde se sitúan entonces las naciones del archipiélago de las Antillas o Surinam se dará cuenta que el término adolece de cierta precisión... y ya ni hablar de Quebec, esa parte de Canadá donde se habla... francés.
Nos dicen pues que somos latinoamericanos porque hablamos lenguas romances, derivadas del latín. Sin ahondar claro en el hecho de que al día de hoy todavía se hablan muchas de las lenguas previas a la hecatombe colonial y tampoco en el hecho que esas lenguas romances fueron impuestas a sangre y fuego.
Lo anterior incluso se ha vuelto un verdadero galimatías en los Estados Unidos donde no saben si llamar a las gentes originarias de esos países por el término "latino" o peor aún, "hispano" - que es su versión de ibérico -. Ellos amontonan tanto a gentes de países que van desde México hasta Chile pero de pronto se olvidan de los brasileños, incluyendo eso sí a los españoles. Dicen que es en base al idioma de origen latín, aunque entontremos muchas palabras derivadas del latín en el propio inglés.
¿Pero qué pasa con los que no hablan ni francés ni castellano ni portugués sino alguna de las lenguas originarias?
¿Y qué pasa con los que siendo descendientes de mexicanos, cubanos, argentinos, peruanos o dominicanos ya no hablan castellano sino solo inglés?
¿Y por qué hay un obvio componente étnico - recuerden, le oscurecen la piel a los actores y actrices que desempeñan personajes "latinos" en sus películas - que se acerca más al de los "amerindios" que al de los españoles?
¿Si los "latinos/hispanos" son de apariencia mestiza pero tirando más a los indígena que a lo europeo, entonces cómo catalogan a los "latinoamericanos" de origen africano de presencia tan extendida en Brasil, México, Cuba, República Dominicana, Honduras, Panamá, Colombia, Venezuela y Ecuador?
¿Y qué van a hacer los estadounidenses con los que descendemos de vascos, irlandeses, italianos, franceses, libaneses, japoneses, chinos, rusos, alemanes, etc.?
¿O con los polinesios de la Isla de Pascua?
Y eso no es todo, regremos a "Latinoamérica"...
No faltaron los listillos que desde el Walhalla intelectual se decantaron por el término Iberoamérica, aduciendo que había una identidad conjunta entre las naciones de América con sus metrópolis ubicadas en la península ibérica en Europa, a saber - y hasta el momento- : España y Portugal.
Dicho término no dejaba lugar a dudas con respecto a las exclusiones, fuera quedaban todas las naciones antillanas - con excepción de Cuba y la República Dominicana- además de Belice, Guyana, Surinam y Guyana Francesa. ¿Y Puerto Rico? Colonia de los Estados Unidos desde finales del siglo XIX pero sí, iberoamericano.
Este otro término, Iberoamérica, fascina a las élites dizque culturales e intelectuales de páises como México donde orondos inclusive han desafiado la lógica y la razón hablando de razas cósmicas y otras memeces destinadas a maquillar el impacto negativo de 300 años de dominio colonial español. Solo hace falta recordar el orgullo con el que actúan cada vez que ganan algún galardón como el Príncipe de Asturias - ahora Princesa - o el premio Cervantes. Gente de izquierda han estrechado la mano y se han dejado agasajar por quienes perpetúan hoy al franquismo, como son el caso de Quino o el de Elena Poniatowska.
¿Cómo debieran entonces llamarnos?
Para bien o para mal, tomando en cuenta que el mismo nombre América es una imposición europea, debieran llamarnos americanos. No es posible que se nos etiquete en base a quienes fueron los que colonizaron nuestros países, ¿o acaso se le llama califatoeuropeos a quienes fueron dominados durante 800 años por los mozárabes? ¿se les llama mongoeuropeos a los países del este conquistados por el Khan Kubilai?
¿No verdad?
Americanos, solo americanos, así es como nos deben de llamar.
Aquí tienen ustedes el artículo:
¿México es Latinoamérica?
El término más habitual para denominar a la América no ‘anglo’ provoca rechazo en uno de los países con más peso
Lola Galán
Este periódico cuenta, como saben, con una edición para América, dirigida a los países hispanohablantes de ese continente. Recibo con frecuencia correos de lectores americanos que aportan ideas y, a más a menudo, formulan quejas sobre los contenidos del diario. Me sorprendió, sin embargo, el breve mensaje que me envió un lector de México, Jorge Pedro Uribe, en el que me decía de forma tan educada como perentoria: “Es importante que se deje de llamar ‘latino’ al mexicano… los mexicanos no somos latinos, y ni siquiera latinoamericanos (que sería más correcto), sino mexicanos”.
El Libro de Estilo de EL PAÍS, en total sintonía con el diccionario de la RAE, define así Latinoamérica o América Latina: “El conjunto de países del Nuevo Mundo que fueron colonizados por naciones latinas: España, Portugal y Francia”. Está claro que México está incluido.
El mismo manual da preferencia a este término frente a los de Hispanoamérica e Iberoamérica —en principio más realistas—, que se deben usar únicamente en referencia a una realidad lingüística y cultural de origen español, en el primer caso, o hispano-portugués, en el segundo. Obviamente, se respetan también ambos términos cuando forman parte del nombre de una institución o figuran en una cita textual.
He preguntado por el trasfondo de la cuestión que suscita el lector a Carlos Marichal, profesor y ensayista, miembro del Colegio de México, hijo de españoles, nacido en Estados Unidos y nacionalizado mexicano.
Respecto a que sus compatriotas no sean latinos, Marichal explica en un correo electrónico: “Es un prejuicio de la persona que escribe pero muy difundido. En México mucha gente suele decir México y América Latina como si el país no fuera parte de Latinoamérica”.
Marichal cree que esto es debido a la fuerte identidad nacional de México. “Lo de ser latinoamericano es bastante más débil que en países de menor trayectoria histórica”.
Y añade: “En México el problema es agudo porque el discurso nacionalista ha sido dominante, porque el legado prehispánico es tan fuerte (más de 4.000 años de historia) antes de la conquista... y porque en la cultura local la identidad o identidades son tan fuertes y coloridas...”.
Lo cierto es que los términos América Latina, o Latinoamérica, fueron acuñados en el siglo XIX por intelectuales de las nacientes repúblicas independientes de América, residentes en París. En un ensayo dedicado a este tema, Marichal atribuye al escritor colombiano José María Torres Caicedo la paternidad de la expresión. Y afirma: “Fue significativa la difusión del término y concepto de América Latina en esta época a partir de los esfuerzos políticos de los diplomáticos y los escritores expatriados en la capital francesa que se esforzaron por promover una imagen de unidad latinoamericana frente a agresores extranjeros”.
En las últimas décadas, coincidiendo con la emigración masiva de hispanoamericanos a Estados Unidos, Marichal recuerda que se han ido afianzando denominaciones más cortas para referirse a ese colectivo, como hispanics (hispanos) y latins (latinos).
Son los propios mexicanos radicados en Estados Unidos los que utilizan con total normalidad ambos términos. Como lo hacía Jorge Ramos, periodista de la cadena mexicana Univisión que protagonizó un famoso enfrentamiento verbal con el magnate Donald Trump, en una entrevista publicada por El País Semanal el mes pasado.
Los mexicanos son, obviamente, americanos, y más concretamente norteamericanos. Deberíamos utilizar estos términos con más frecuencia, pero no lo hacemos porque la superpotencia estadounidense los ha monopolizado. Esta misma semana nos referíamos en este periódico a “tropas americanas”, como si fuera sinónimo de “tropas estadounidenses”, tal y como me señala un lector, Dionisio Rodríguez Castro, lamentando que perpetuemos ese error.
Ahora bien, es indudable que los mexicanos comparten con argentinos, chilenos, peruanos o colombianos una lengua y un legado cultural hispánico y de alguna manera común tendremos que poder llamarles.
Apéndice: Ojo, hay unos mexicanísimos incultos por ahí que dicen que no nos pueden llamar latinoamericanos porque no hablamos latín sino español. Esos son harina de otro costal.
Por ejemplo, ¿sabe Jorge Pedro Uribe el origen vasco de su apellido?
°
No hay comentarios.:
Publicar un comentario