Homo homini lupus, el hombre es el lobor del hombre.
Y nunca mejor expresado que para referirse al tema del que nos habla la editorial de Gara:
Según un informe de la ONU, el pasado año militares franceses en misión de paz en la República Centroafricana violaron a niños de 9 a 13 años. Menores que sobreviven a la guerra y a la miseria, sometidos a abusos sexuales a cambio de comida y dinero por quienes debían protegerlos. De momento, además de los niños que sufrieron los abusos, obviamente, el único perjudicado por los hechos denunciados es el trabajador de Naciones Unidas que envió el informe a la Fiscalía francesa, por incumplir «gravemente» el protocolo.
La violación como arma de guerra es un fenómeno muy antiguo que por lo general los ejércitos no tienen voluntad de erradicar. Y no es exclusivo de países del tercer mundo, como se ha visto –probablemente no en su magnitud real– en numerosos conflictos en los que países de Occidente han intervenido militarmente y soldados de sus ejércitos han cometido ese tipo de agresiones. Pero tampoco es reciente su utilización como «arma de paz». Las violaciones de niños en la República Centroafricana ahora denunciadas no suponen un caso excepcional, sino que, a la luz de los casos de abusos sexuales por parte de militares de diferentes nacionalidades en misiones de paz en las últimas décadas, es apreciable una mentalidad, estimulada por la impunidad, propia de quien entiende que su labor consiste en someter, y hacerlo de la forma más vejatoria y contra los más indefensos.
Y si el hecho de que quienes tienen la misión de proteger a la población sean sus agresores más repudiables resulta desolador, no lo es menos que el organismo que los envía en sus misiones reaccione ante las denuncias de semejantes desmanes con una actitud rayana en la indiferencia e incluso el encubrimiento. El presidente francés, François Hollande, prometía ayer sanciones «ejemplares» en caso de confirmarse que sus soldados violaron a niños en la República Centroafricana; sin embargo, será necesario algo más que sanciones para erradicar una práctica tan habitual y consentida.
°
No hay comentarios.:
Publicar un comentario