Iñaki Errazkin nos muestra con este escrito hasta donde llega la hipocresía de José Luis Rodríguez Zapatero y sus compinches del PSOE quienes andan muy ocupados estos días orientando la artilleria pesada en contra de el colectivo de presos políticos vascos representado en la persona de Iñaki de Juana.
Fueron (y son) muchos los crímenes cometidos por altos miembros del PSOE, auténtico terrorismo de estado. Pero lo que no hace el españolito de a pie si que lo hace el aparato de "justicia" borbónico, diferenciar bien entre españoles y vascos. Lo que hace un español cuenta con el silencio cómplice del tinglado PP-PSOE-Corona-Iglesia-Falsimedia, lo que hace (o deja de hacer) un vasco es siempre un delito en contra de la Una y Grande.
He aquí pues el escrito publicado en inSurGente:
Fueron (y son) muchos los crímenes cometidos por altos miembros del PSOE, auténtico terrorismo de estado. Pero lo que no hace el españolito de a pie si que lo hace el aparato de "justicia" borbónico, diferenciar bien entre españoles y vascos. Lo que hace un español cuenta con el silencio cómplice del tinglado PP-PSOE-Corona-Iglesia-Falsimedia, lo que hace (o deja de hacer) un vasco es siempre un delito en contra de la Una y Grande.
He aquí pues el escrito publicado en inSurGente:
Enaltecimientos del terrorismo
Iñaki Errazkin
Finalmente, el juez Eloy Velasco ha aceptado la petición de la Fiscalía de la Audiencia Nacional y ha solicitado, a través de un exhorto, a los juzgados de San Sebastián que localicen y citen al ex preso político Iñaki de Juana Chaos para que declare en calidad de imputado de un supuesto delito de enaltecimiento del terrorismo relacionado con la carta leída durante el homenaje que se le tributó en esa ciudad el día de su excarcelación.
El hecho de que la Guardia Civil no haya podido determinar aún la autoría de la misiva es irrelevante, pues se trata de “construir imputaciones”, siguiendo a cualquier precio la nueva moda político-judicial que impera en en el complejo Rubalcaba. Una aberración jurídica de tomo y lomo que deja meridianamente clara la catadura de esta democracia orgánica y de sus gestores.
La nueva imputación que han construido se basa en que en la carta de marras se hablaba favorablemente del dirigente de ETA Txomin Iturbe, fallecido accidentalmente en Argelia en 1987, y eso es enaltecer el terrorismo. El activista por la actividad. La parte por el todo.
Pero leo y releo la carta con una potente lupa y la única alusión (implícita) al Sr. Iturbe se encuentra en la frase siguiente: “Sólo quiero recordar las palabras de un gran hombre y, por suerte, amigo de este pueblo: Aurrera bolie! (literalmente: “Adelante la pelota”, peligrosísima expresión empleada habitualmente por Txomin, que, en su juventud, había sido portero de los equipos de fútbol Unión Deportiva Aretxabaleta y Mondragón C.F.)”.
Así, quien quiera que haya escrito el texto que sirve ahora de coartada al Tribunal de Orden Público, y suponiendo que, efectivamente, se refiriera a él, afirma que Iturbe Abasolo fue un gran hombre y un amigo del pueblo vasco. Eso es todo, amigos, que diría Bugs Bunny.
No soy jurista, pero el sentido común me dicta que el asunto es baladí si lo comparamos con otros enaltecimientos registrados en el reino borbónico no hace tantos años. Me refiero a lo acontecido junto a la prisión de Guadalajara en la tarde del 10 de septiembre de 1998, cuando varios miles de personas convocadas por la dirección del PSOE (político-militar) rindieron homenaje a los terroristas convictos José Barrionuevo y Rafael Vera. Allí se dieron cita, entre otros, su jefe Felipe González, Joaquín Almunia, José Luis Corcuera, Narcís Serra, Ramón Rubial, Alfonso Guerra, José María Benegas, Manuel Chaves, José Bono y Juan Carlos Rodríguez Ibarra. En muchos pechos, un pin rezaba “Yo también soy Pepe Barrionuevo”. Pero lo mejor estaba por llegar. Según una inolvidable crónica de Raúl del Pozo, «de pronto, apareció el general Galindo, con corbata verde. Eran las 18:20 horas. La gente acorraló al militar y le aplaudió a coro: “Galindo!, ¡Galindo!, ¡Galindo!”». Enrique Rodríguez Galindo, sí, un criminal que ya por aquellas fechas estaba procesado por el secuestro y posterior asesinato de Joxi Zabala y Joxean Lasa y que sería condenado a 75 años de cárcel por esos hechos.
Y los enaltecimientos no tuvieron lugar sólo en tierras manchegas. Los apoyos explícitos a los asesinos por parte de los jefes de Ferraz fueron constantes en toda la piel de toro. El mismo señor X -ése que salió de rositas gracias, entre otros actos de corporativismo de Estado, a la permisividad cómplice del Partido Popular-, durante la presentación en Madrid del libro 2.001 días en Interior, escrito por José Barrionuevo, se dirigió al autor, a Rafael Vera, a Rodríguez Galindo y a los generales Alonso Manglano y Sáenz de Santamaría en los siguientes términos: “Gracias por lo que hicieron por España. Hoy me toca decirles con claridad que estoy aquí para dar la cara, y quería darla para que ustedes no tuvieran que darla, porque no lo merecen.”
Si el juez Eloy Velasco, perseguidor de enaltecedores, quiere verdaderamente hacer justicia, no tiene más que tomar nota de lo que aquí se cuenta o acudir a la hemeroteca y revisar, por ejemplo, el artículo de Antonio Rodríguez Almodóvar en el diario El País de aquel 10 de septiembre de 1998, en el que está negro sobre blanco la siguiente dedicatoria para la posteridad: “A Vera y Barrionuevo, luchadores por la libertad”. Aurrera bolie, o sea.
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