Este artículo ha sido publicado en el periódico "El Siglo de Torreón":
Los charros los enseñaban a “florear la reata”
Juan Recaredo
Aunque varios países la utilizan como unidad monetaria, el dólar es una de las figuras más representativas de Estados Unidos... bueno pues, espero no causarle un trauma si le digo que el dólar no nació en Estados Unidos.
En todo caso más traumático aún nos resulta saber que la palabra charro no nació en México y que La Cumparsita, el tango que es como un símbolo de ese género musical, no tiene la nacionalidad argentina, sino que fue compuesto por Gerardo Matos, uruguayo. La palabra dólar nació en unas minas de lo que es hoy la República Checa.
Ahora con su permiso le voy a revelar y ya le estoy revelando, que el charro, la figura folclórica más representativa de México, tiene un nombre extranjero.
La palabra charro viene del vasco y quiere decir tosco, rústico o defectuoso. O sea que aquello de los líderes charros tenía su razón de ser.
Sucede algo parecido o tal vez peor con los “cowboys”, que incluso han dado origen a un género cinematográfico arraigadísimo en el público que es el western o película del oeste, en donde el muchacho es bueno y noble y tiene una franca disposición hacia la heroicidad.
Además todo el tiempo anda muy bien rasuradito, muy limpio y se comporta muy educado.
La realidad es muy diferente. El vaquero o cowboy –cowboy proviene de cow vaca y boy muchacho- era un tipo solitario que se pasaba la vida errabundo, montado en su caballo, esperando la oportunidad propicia para asaltar una granja y robarse el ganado.
Dicen que, después de la guerra entre México y Estados Unidos, los cowboys aprendieron las costumbres, el modo de vestir y el modo de hacer las cosas de los vaqueros mexicanos. Que los nuestros fueron los que les enseñaron a florear la reata, dicho sea sin ánimo de alburear.
Les enseñaron también a manejar el lazo y el hierro de marcar ganado. También a montar en silla española e incluso los vaqueros de Estados Unidos incorporaron a su vocabulario algunas palabras del español como “estampida” a la que ellos llaman stampede y también las chaparreras, que se llaman así porque son para protegerse de los chaparros... ¡Ay, y de los “altos” quién nos salva! Preguntó alarmado un muchacho de ésos muy delicaditos.
Los chaparros son arbustos llenos de espinas que rasguñan mucho al jinete. A las chaparreras los vaqueros del otro lado les llaman chaps, porque ya ve que ellos siempre están abreviando todo.
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