Para despejarnos un poco después de haber leído las palabras viles y abyectas de Mario Vargas Llosa, aquí un texto de Daniel C. Bilbao en inSurGente con respecto al atroz comportamiento del heredero de Francisco Franco:
¿Por qué no te callas?
Daniel C. Bilbao
En ronda, todos de la mano, en medio del jolgorio, cantan y bailan los hijos de Franco (los de derecha y los de izquierda) festejando lo que el Borbón alcanzó a farfullar ante un presidente latinoamericano elegido por su pueblo, con el 70% de los votos, guste o no guste.
Convengamos en que el discurso del monarca no fue muy extenso. (Es que si no se lo escriben...) Pero en su descargo, digamos que fue conciso y explícito, valores que son de ponderar en estos tiempos que corren. Time is money.
Los críticos también elevaron su voz y llenaron páginas para criticar al monarca votado por nadie e impuesto por un dictador. Las reminiscencias de la orden real, formulada a manera de pregunta, nos remontaban a doscientos años atrás, y algunos sintieron otra vez el galope del caballo de Bolívar y el clarín de los Granaderos de San Martín. Cientos de artículos rechazaron el esperpento de un don nadie asomándose para tratar de silenciar a un presidente, cosa que tampoco consiguió.
Sonó a mandato imperial el «¿Por qué no te callas?» del mantenido por el estado al presidente Hugo Chávez. Pero acaso ¿no es coherente que alguien a quien se le reconoce el carácter de "rey", por estúpida y anacrónica que parezca la decisión, trate de ejercer el poder que le conceden? En ese mundo de maravillas que es la España monárquica y su arrodillada "democracia", es posible. A tal punto, que así lo creyó el Borbón y esputó su frase.
Pero si al estado español lo calificamos de "democracia", como hacen los periódicos "progres" de todo el mundo; si dejamos que impunemente se autodenominen "demócratas" los que emergieron de las entrañas del franquismo en la Transición ¿es coherente tolerar el "por qué no te callas" del Gobierno español a los ciudadanos?
Cuando el Gobierno español persigue, proscribe, ilegaliza, clausura, tortura, criminaliza, amenaza, prohíbe ¿no le está diciendo a los vascos "por qué no te callas"? La escena es la misma, sólo que de un lado no está el esperpento real sino un presidente electo -Rodríguez Zapatero-, y del otro, un pueblo que mayoritariamente quiere tener el derecho a decidir su destino.
¿Qué diferencia de fondo hay con lo ocurrido en la Cumbre Iberoamericana, cuando Paulino Luesma ordena a un conjunto de ciudadanos que no digan lo que piensan del Tren de Alta Velocidad en una consulta popular? La palabra del pueblo «vulnera el ordenamiento jurídico». Así le dice el Gobierno español, con total desparpajo, a los habitantes de Elorrio. De esta manera, si democracia es por definición el "gobierno del pueblo", queda claro que el "ordenamiento jurídico" español es lo contrario a la democracia.
El "por qué no te callas" no es un exabrupto monárquico, sino una política de estado. De una forma u otra, con discursos, legislación o porras en la mano, repiten esta frase todos los agentes del estado: gobernantes, diputados, jueces, guardias civiles y todos los cagatintas a su servicio. Desobedecer esa orden es causa de tortura, proceso y cárcel para miles de vascos. A salvo están los que se callan, claro está.
Como escribiera Bertold Brecht, los golpes y las derrotas de los que no se callan «lo único que demuestran es que somos pocos los que luchamos contra la infamia. Y de los espectadores, esperamos que al menos se sientan avergonzados.»
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