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El antiguo 'dolare' de Arizkun prensa miles de kilos de manzanas
un total de tres toneladas y media hacen el mosto que fermentará hasta enero
La 'Kirikoketa Besta' reúne la tradición, la gastronomía y el folclore en el lagar barroco de la casa Gamioxarrea
Lander Santamaria
Arizkun. El dolare (lagar) de estilo barroco de la casa Gamioxarrea de Arizkun volvió a ponerse ayer en funcionamiento y prensó con plena efectividad 3.400 kilos que en unos meses se convertirán en rica sidra para acompañar sabrosos chuletones o simplemente para refrescar el gaznate. El festejo Kirikoketa Besta, que es redundancia entre castellano y euskera, y que tiene complicada traducción, repitió éxito y atrajo a decenas de participantes y de curiosos por conocer la forma más auténtica de elaboración sidrera.
La sidra es un gran invento que data de siglos y que ha calmado mucha sed y aliviado muchos calores, y ahora, como a la búsqueda del tiempo perdido, vuelve a ser bebida solicitada y de creciente popularidad, y otro tanto ocurre con el proceso del que surge. En Arizkun, ayer, los jóvenes y no tan jóvenes pero igual de entusiastas de Jo ala Jo Elkartea, trocearon y machacaron tres toneladas y media de manzanas a la vista de padres que deseaban enseñar el viejo trabajo a sus hijos, de curiosos y de practicantes fieles del culto a la sidra.
La fiesta, a la que también DIARIO DE NOTICIAS ha contribuido un poco, va a más cada año, despacio pero pronto y bien, y Jo ala Jo Elkartea está trabajando cada vez más seria y organizadamente, y una edición supera a la anterior. La kirikoketa es la onomatopeya del ritmo con que se machacan las manzanas, y el que da nombre a una atractiva y bonita labor.
Y Gamioxarrea (que podría ser la nativa de Goyeneche el viejo , el fundador de Nuevo Baztan) en la calle Larrainkarrike, acogió ancestrales sonidos de alboka y txalaparta, de txistu y gaita, y hubo dantza y una copiosa y animada comida.
La sidra es mujer fresca y joven
Esto, lo del troceado y machacado de las manzanas, era antes un trabajo y una obligación como tantos otros que tocaban en los caseríos y en la vida rural. Y también una necesidad porque en caso contrario no había otra cosa que beber, que el vino apenas llegaba desde la Ribera y costaba lo suyo, que aunque vulgar y peleón sólo era cosa del día del patrón y de grandes ocasiones que no abundaban. A la luz mortecina de las velas o de desfallecidas bombillas, en cada casa, en cada dolare (lagar) se juntaban mayores, mozos y quizás también mozas, y, con el ingenio y la inocencia del que ninguna otra cosa tiene, hacían virtud del trabajo y del trabajo, diversión. Y así, a ritmo de kirikoketa , golpe va, golpe viene, troceaban el fruto del manzano que era árbol apreciado, y hacían brotar el mosto que luego sería doméstico regalo y alivio de calores y de sed. Ahora, los jóvenes también hacen fiesta del trabajo, y crean a esa mujer que es la sidra, fresca y joven. >l.m.s..... ... .
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