He aquí una opinión desde la diáspora vasca en Argentina:
Cuando la paz y la normalización política dependen de un delicado hilo de seda
El alto el fuego de ETA ha instaurado una nueva ilusión en la sociedad vasca, la cual aprecia que la paz y la normalización política del país se encuentran al alcance de la mano. Esto será posible, siempre y cuando todos y todas abonen la tesis de que a partir del diálogo se pueda llegar a unos presupuestos mínimos, y avanzar hasta donde la sociedad vasca (sujeto de derecho), así lo determine.
La ilusión, constituye una luz al final del túnel, de un conflicto que podemos situar en el siglo XIX con la pérdida de las Leyes Viejas (Fueros), una vez finalizadas las guerras carlistas. Mucho tiempo ha pasado desde entonces, en el cual el pueblo vasco, con altas y bajas ha mantenido su cultura, como así también, preservado los derechos históricos inherentes a toda Nación de la tierra.
Hoy nos encontramos al comienzo de un proceso donde ETA ha dado un primer e importante paso al declarar un alto el fuego, atendiendo de alguna manera, a un viejo anhelo y clamor de la sociedad y los partidos políticos vascos, los cuales han puesto muchas veces como condición necesaria para iniciar un proceso de negociación dialogada, la existencia de un escenario de total ausencia de violencia.
El presidente Zapatero, Rajoy y compañía, han anunciado en estos días que aún están verificando esta posibilidad del alto el fuego, mientras que la violencia al menos desde el lado de ETA, se encuentra en una moratoria indefinida y no deben existir más dudas sobre ello.
El paso dado por ETA, implica una contrapartida por parte de los estados francés y español, a quienes les corresponde mover la próxima ficha, poniendo en marcha una mesa generosa de diálogo, sin entrar en demoras propias del arte milenario de marear la perdiz, con el argumento, de que aún no se ha verificado el alto el fuego de ETA, o sobre quien debe conducir el proceso de normalización política.
Entiendo, que ETA no pretende tutelar, ni condicionar el proceso de negociación, el que debe iniciarse de una vez por todas. Pero tampoco comparto la idea, de que las definiciones sobre el conflicto vasco se deberán tomar en Madrid y París unilateralmente, sino en Euskal Erría.
Será en Madrid donde ETA y Zapatero se tendrán que reunir en una mesa, con el fin de acordar los “rituales pertinentes” del definitivo cese del accionar de ETA, mientras que en Euskal Erria, serán los partidos políticos los protagonistas, y aún si se quiere ser más generoso y democrático, se deberían incluir otros colectivos en el proceso de diálogo y normalización política.
Pero ante este panorama, que parece ser tan claro y que solamente necesita de un urgente inicio de las negociaciones antes planteadas, desde Francia y España, se continúa con las mismas políticas de persecución y represión sobre ciertos colectivos vascos. En este sentido, se ha extraditado a seis ciudadanos vascos desde México, requeridos estos, por la justicia española. Además, se ha informado sobre robos de automóviles en Francia, los podrían ser utilizados por ETA o su entorno. También han sido convocados a declarar por la Audiencia Nacional: Juan Aldasoro, Arnaldo Otegi y Pernando Barrena entre otros, acusados de haber hecho declaraciones y valoraciones en nombre de la ilegalizada Batasuna, en referencia al alto el fuego de ETA.
Estas actitudes, no hacen más que retrasar el reloj de la historia, y montar un escenario previo a los anuncios de ETA. Humildemente entiendo que tanto Madrid como París deberían haber realizado claros gestos que demuestren su interés en participar en el proceso que se inicia. Primero implicándose de lleno en el mismo, y a continuación, convocando a escenarios de solución dialogada, suspendiendo además, las persecuciones jurídicas a militantes abertzales, ya sea en Euskal Herría como en el exterior. Cuando uno quiere producir gestos políticos en una dirección, los hace con contundencia. En este sentido, el acercamiento de los presos a Euskal Herría hubiera constituido un buen gesto a favor de la normalización política y la paz.
En fin, mientras el PSOE debate internamente que es lo que más conviene de cara a las próximas elecciones, y el PP se aferra al Estatuto de Gernika y al Pacto Antiterrorista, el pueblo vasco espera, como ha esperado muchísimos años, lo lamentable sería que se pierda nuevamente una oportunidad, de las pocas que hemos tenido en nuestra historia para resolver el contencioso vasco. Mientras tanto, las horas y los días se suceden, y seguimos inmersos en un laberinto del cual parece que no sobemos o no queremos a salir, por ahí sin tener plena conciencia, de que la paz y la normalización política dependen de un delicado hilo de seda.
Prof. César Arrondo
Universidad Nacional de La Plata/ Argentina
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