Desde Noticias de Navarra traemos a ustedes esta entrevista en la que Bakartxo Ruíz responde a preguntas tanto del ámbito estatal como del ámbito de Euskal Herria.
Adelante con la lectura:
Bakartxo Ruiz: "No se puede utilizar una mayoría de izquierdas para hacer políticas de la derecha"
Barkartxo Ruiz afirma que EH Bildu está cumpliendo con los objetivos que se fijó para la legislatura. Lamenta sin embargo la falta de ambición del Gobierno y pide al PSN que deje de mirar a la derecha
Itxaso Mitxitorena e Ibai FernandezAdmite la portavoz de EH Bildu que la pandemia "ha condicionado la acción del Gobierno de Navarra" en sus dos primeros años de mandato, pero considera que hay aspectos "muy mejorables". Bakartxo Ruiz Jaso (Pamplona, 1977) pone como ejemplos el "excesivo seguidismo de Madrid" en materia sanitaria, la política lingüística o una política fiscal "conservadora", y recuerda al PSN que no puede aprovechar una mayoría parlamentaria de izquierdas "para hacer las políticas que haría la derecha". Subraya no obstante "la capacidad de entendimiento" que está logrando la mayoría progresista, y confía en que siga siendo así. "Si algo le doy valor en esta legislatura es a seguir teniendo Navarra Suma absolutamente desnortada y sin capacidad de influencia", subraya Ruiz.
¿Qué sensación le dejan estos dos primeros años?
–Una sensación agridulce. Ha habido medidas que han sido acertadas desde el punto de vista de la protección social. Pero más allá de eso, ha habido mucho marketing y poca medida real. La valoración final va a depender mucho de la ambición que demuestre a partir de ahora para cumplir su propio acuerdo programático.
¿La pandemia no justifica el incumplimiento de algunos compromisos?
–Es verdad que la pandemia ha condicionado la acción del Gobierno. Pero hay cosas que se podían haber hecho bastante mejor. Me sorprenden algunos mensajes excesivamente triunfalistas.
¿Ve al Gobierno autocomplaciente?
–Mucho, y con bastante poca capacidad de autocrítica. La pandemia no puede ser una excusa para no afrontar muchos retos y problemas que ya estaban antes, y que siguen ahí.
Sorprende esa lectura tan crítica por parte del principal socio parlamentario del Gobierno. ¿No son corresponsables de la gestión?
–EH Bildu tiene muy claro cuál es su objetivo en esta legislatura: tener a la derecha y a sus políticas lo más alejadas posible del Gobierno. Es el compromiso que adquirimos en la investidura y sabíamos que no iba a ser fácil. Pero que tengamos una posición constructiva no quiere decir que esté exenta de crítica.
Han apoyado toda la normativa aprobada durante la crisis sanitaria. ¿Han estado justificadas todas las restricciones?
–Hemos intentado paliar, en la medida de lo posible, las consecuencias económicas y sociales de la pandemia. Es verdad que en algunas cuestiones hemos tenido dudas, pero ante esas dudas la prioridad ha sido siempre la protección de la salud.
¿Las elecciones de Madrid son un primer aviso del desgaste que supone la gestión de la pandemia?
–No lo sé, pero parece que el PSOE cree que sí.
¿Observa un cambio de discurso tras las elecciones madrileñas?
–Hay un antes y un después tanto por parte del Gobierno del Estado como del Gobierno de Navarra. De alguna forma, ha calado el individualismo y la idea de la libertad mal entendida, y eso se ha traducido en mensajes contradictorios y triunfalistas que tienen mucho que ver con un cálculo político y electoral. Pero eso es difícil de conjugar mientras se apela a la responsabilidad ciudadana.
¿Cómo es la relación de EH Bildu con el PSN?
–La relación política está absolutamente normalizada. Al inicio de la legislatura hubo mucho postureo, pero al final la realidad se ha acabado por imponer, y ya nadie entendería que el Partido Socialista ahora volviera a los discursos excluyentes del pasado. Y creo que eso es positivo, porque favorece también la normalidad democrática y permite configurar una mayoría alternativa a la derecha.
Sin embargo, el Gobierno insiste en que su voluntad de negociación está a ambos lados del arco parlamentario
–El Partido Socialista sigue actuando con absoluto complejo ante la derecha. Quiere visualizar una pretendida centralidad, cuando la situación es muy clara. O se pacta con la derecha o se busca una alternativa a la derecha. Y el PSN se tiene que decantar. Lo que no puede pretender es aprovechar una mayoría parlamentaria de izquierdas para hacer las políticas que haría la derecha.
¿Lo dice por la política lingüística?
–Por ejemplo. Es insultante escuchar a un portavoz socialista apelar a una mayoría parlamentaria que no es la que sostiene la acción del Gobierno para justificar que el euskera no se valore como mérito en la zona no vascófona. Ya vale de presentar el euskera como un problema, como un factor que discriminación. Aquí el que tiene un problema es el PSN, que pone sus intereses partidistas y particulares por encima de los derechos de la sociedad.
¿Esta cuestión puede condicionar la mayoría parlamentaria?
–Para nosotros es un tema fundamental. El PSN debe reflexionar y debe rectificar su posición que es inasumible para una parte muy importante de la ciudadanía. El Gobierno de Navarra tiene que plantearse muy seriamente esta cuestión, porque no es solo una cuestión de valoración de méritos. Esta legislatura tenemos muchos ejemplos en los que se trata a los euskaldunes como ciudadanos de segunda.
La posición del PSN tampoco es nueva. En esta cuestión no ha engañado a nadie.
–El PSN ha hecho un viraje en términos políticos que se tiene que traducir también en la acción política. No puede pretender que aceptemos una política lingüística propia de gobiernos de la derecha. Porque entre quienes apoyamos al Gobierno somos muchos más quienes apostamos por una política más proactiva y garantista respecto a al euskera.
¿Qué harán si eso no ocurre?
–Nos vamos a oponer a cualquier medida que suponga dar pasos atrás respecto a lo avanzado en la legislatura pasada. En esta y en cualquier otra materia.
¿Se opondrán también a los presupuestos?
–Faltan meses para negociar los presupuestos, y ya veremos en qué términos presupuestarios y políticos nos encontramos entonces. Dependerá de la voluntad del Gobierno para seguir conformando una mayoría alternativa a la derecha. Pero evidentemente cuestiones como esta nos alejan.
¿La cuestión lingüística es el principal escollo entre ustedes y el Gobierno?
–Es un escollo importante, pero no es el único. Están también la exclusión sindical, o el tren de alta velocidad. Y por supuesto tenemos profundas discrepancias en materia fiscal donde nos hemos encontrado con una actitud muy conservadora.
¿Qué tipo de discrepancias?
–El Gobierno de Navarra está haciendo una política de pan para hoy y hambre para mañana. Está fiando la financiación exclusivamente a la deuda y a los fondos europeos. Pero como no sea capaz de adoptar medidas estructurales, a medio plazo tendremos problemas para mantener unos servicios públicos de calidad.
Y sin embargo han apoyado los dos presupuestos de la legislatura.
–Esta es una cuestión que hemos puesto encima de la mesa en ambas ocasiones, pero apenas hemos avanzado. Es la realidad. Tenemos el compromiso de que a partir de septiembre volveremos a tratar el debate fiscal, y ahí vamos a seguir planteado una reforma en profundidad.
¿Cómo es la relación de EH Bildu con el PSOE en Madrid?
–En Madrid, al igual que en Navarra, se ha abierto la oportunidad de configurar mayorías alternativas a la derecha y a la ultraderecha. En el Estado también hay dificultades, pero que partidos independentistas y soberanistas como Euskal Herria Bildu alcancen acuerdos en beneficio del conjunto de la ciudadanía del Estado es producto de la normalidad democrática.
Da la impresión de que en los acuerdos entre EH Bildu y el PSOE tiene más importancia la imagen, en cuanto a supone romper la política de veto, que su concreción material y presupuestaria.
–No lo veo así. Ambas cuestiones son importantes. Lo es que EH Bildu sea una fuerza determinante en el Congreso que permita aprobar avances sociales en Madrid, pero también lo son las inversiones que se han conseguido para las cuatro provincias. En el caso de Navarra, hemos logrado tres millones en ayudas al desarrollo del Pirineo o mejoras en las carreteras.
¿La marcha de Pablo Iglesias, uno de los principales defensores de los acuerdos con EH Bildu, complica el diálogo con el Gobierno de España?
–Pablo Iglesias ha tenido un papel determinante en la configuración de un Gobierno inédito en el Estado Español, que por primera vez tiene ministros de un partido que está a la izquierda del PSOE. Iglesias no está, pero Podemos sigue en el Gobierno, y la relación siendo igual de fluida.
¿Qué le parece que la derecha les utilice siempre como ariete contra los gobiernos de Sánchez y Chivite?
–Es un argumento recurrente sí, pero está ya muy manido, y solo prueba la incapacidad que tiene la derecha para situarse en este nuevo escenario. La manifestación de Colón es otro despropósito más de una derecha que todavía no ha superado el franquismo.
¿Le ha sorprendido que UPN apoye la convocatoria?
–Para nada, era algo absolutamente previsible. Sinceramente, yo ya no sé qué diferencia pueden encontrar los ciudadanos entre Javier Esparza y Santiago Abascal. Los portavoces de UPN cada vez se parecen más a los de Vox, en el fondo y en las formas.
¿Entiende la decisión de ERC de renunciar a la vía unilateral a cambio de los indultos?
–Entiendo la dificultad que tienen las fuerzas políticas catalanas para dar cauce a la demanda de la independencia. Lógicamente, lo deseable sería un referéndum pactado. Pero si eso no es posible, las mayorías sociales y políticas tienen en su mano articular los mecanismos que les parezcan oportunos para dar cauce a esa demanda ciudadana.
El problema es que el Estado nunca va a aceptar un referéndum que cuestione la unidad territorial, y la unilateralidad ya hemos visto cómo acaba.
–Es muy difícil sí, pero también es lógico que se intenten apurar todas las posibilidades para que ocurra. En todo caso, ni el Estado ni el PSOE pueden seguir con al cabeza debajo de la tierra. Los conflictos políticos se resuelven por cauces políticos y democráticos. Lo deberían saber ya.
¿La experiencia catalana es un baño de realidad para el independentismo vasco?
–El caso de Euskal Herria es diferente. Aquí tenemos mucho camino por recorrer todavía. En cualquier caso, sí creo que Catalunya nos deja una lección muy importante. Un proceso soberanista de estas características se debe articular de abajo a arriba, configurando mayorías sociales y políticas lo más amplias y plurales posibles.
EH Bildu acaba de finalizar su segundo proceso congresual. ¿Qué conclusiones deja?
–Fundamentalmente dos. Por un lado, EH Bildu va seguir desarrollando un proyecto soberanista con vocación de Gobierno. Y por otro, consolida a EH Bildu como un movimiento político más amplio de lo que puede ser una coalición electoral al uso. Abierto a la participación de la ciudadanía sin necesidad de militar en ninguno de sus partidos.
Ese giro orgánico ha sido muy criticado por una parte muy importante de Eusko Alkartasuna, que teme su desaparición como partido. ¿Cómo lo ve?
–No voy a entrar a valorar el conflicto interno que tiene Eusko Alkartasuna como partido. Pero la decisión de abrir EH Bildu a personas que no estuvieran afiliadas a EH Bildu se tomó en el congreso de 2017. Y creo que eso nos ha dado mayor amplitud y mayor pluralidad. Ahora solo se ha ratificado.
¿EH Bildu se puede abrir a nuevos sectores de la sociedad sin una lectura más crítica del papel de ETA en el pasado?
–En el tema de la convivencia se está avanzando mucho y en muchos ámbitos. EH Bildu es una fuerza cada vez más amplia y con mayor capacidad para llegar a sectores de izquierdas no soberanistas, y en esa línea vamos a seguir trabajando.
La nueva coordinadora de EH Bildu en Navarra será Miren Zabaleta. ¿El cambio en la dirección territorial implica un cambio en la estrategia en Navarra?
–Es posible que la nueva coordinadora del herrialde tenga mayor relevancia pública, junto con las personas que vamos a formar parte de la mesa política en Navarra. Pero en cuanto a la línea política, se trata de un relevo continuista. Así que en ese sentido no va a haber cambios.
¿Y qué papel le queda a partir de ahora a Bakartxo Ruiz?
–Llevo 10 años contribuyendo, junto a mucha otra gente, al cambio en Navarra. Así que estoy ya en la recta final de mi actividad parlamentaria. Lo tengo bastante claro, la verdad.
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