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jueves, 3 de noviembre de 2016

La Otra Mitad de la Memoria

A últimos años se ha hecho un esfuerzo a nivel global para sacar de la oscuridad el aporte que han hecho las mujeres a la evolución social de la humanidad.

Euskal Herria, con vestigios actuales que nos hablan de un matriarcado tardío inserto en el dominante y violento patriarcado europeo, no podía ser la excepción.

Aquí les presentamos este reportaje publicado en Noticias de Navarra:


Rosa y Ana Iziz han empeñado cinco años en investigar la vida cotidiana de las mujeres de Euskal Herria entre la prehistoria y el siglo XVI. El resultado es un completo volumen editado por Txalaparta que se presenta mañana en el Archivo General

Ana Oliveira Lizarribar

Divulgar una parte de la historia poco o nada conocida, de una manera sencilla y amena, pero con mucho rigor y abundante apoyo documental y numerosos elementos gráficos. “Y abrir un camino para que otras y otros lo continúen”. Son los objetivos que perseguían las hermanas Rosa y Ana Iziz cuando hace cinco años se lanzaron, casi a ciegas, a una investigación que, después de infinitas visitas a archivos, museos, iglesias, monumentos y de consultar centenares de libros, consigue arrojar luz sobre la vida de las mujeres en Euskal Herria desde la Prehistoria hasta el final del Reino de Navarra. Una aportación a la historiografía inédita hasta la fecha que ofrece valiosa información sobre los roles que ejercieron las mujeres en distintos momentos de la historia de esta tierra, y en cuyas voces, vivencias y problemáticas está, seguramente, la raíz de muchos de los conflictos que todavía hoy afectan a la mitad de la población.

Bajo el título de Historia de las mujeres en Euskal Herria. Prehistoria, Romanización y Reino de Navarra, Rosa Iziz y Ana Iziz presentan el primer tomo de una colección que tanto ambas autoras como la editorial Txalaparta esperan que continúe con otros dos o tres volúmenes.

El segundo se referirá a los siglos XVII y XVIII y lo está elaborando Charo Roquero (Historia de la prostitución en Euskal Herria); el tercero volverá a ser obra de las hermanas Iziz, “aunque nos gustaría que entraran más autoras”, y analizará el siglo XIX. Y probablemente habrá un cuarto tomo para completar esta historia de “la mitad invisible”, dice Rosa, convencida, al igual que Ana, de que este trabajo “era necesario”. Y es que, como recoge la sinopsis del libro, desde la matrilinealidad originaria hasta la subyugación heteropatriarcal a la que se vieron sometidas en los siglos posteriores, la situación de las mujeres en Euskal Herria ha variado cualitativamente sin que haya un estudio riguroso que recoja el pensamiento, la situación, las esperanzas y los miedos de las vascas de tiempos pasados. Hasta ahora.

Nada de reinas y princesas 

A Rosa, historiadora, y a Ana, licenciada en Derecho, siempre les ha gustado andar entre legajos y hacer “excursiones de carretera y manta” hacia lugares donde encontrar una evidencia o un vestigio del tema que están estudiando. Y durante esas pesquisas, “nos dimos cuenta de que las mujeres no aparecían por ningún lado”, si acaso mencionadas en documentos de escribanos, clérigos o alguaciles, y casi siempre en situaciones negativas (castigos, multas o denegación de derechos). “Y nos preguntamos dónde estaban, qué hacían, cómo vivían fundamentalmente en la Edad Media en Euskal Herria y especialmente en Navarra”, cuenta Ana. Y se lanzaron en busca de respuestas. Pronto vieron que los puestos públicos les estaban vedados, y “quisimos descubrir si su participación en el ámbito privado había dejado rastro”, de ahí que rastrearan en los procesos civiles y en las ordenanzas municipales y demás normativa “con el propósito de recoger toda noticia que pudiera visibilizarlas”. De este modo fueron averiguando cómo la mitad invisible compartía con la otra mitad tareas agrícolas, textiles, comerciales e incluso los trabajos de construcción y reparación de castillos, murallas y puentes. Las Iziz también han traído hasta nuestros días, “en un lenguaje asequible”, artículos del Fuero General de 1237 y otros reglamentos referidos a la vida de la villana, la noble, la viuda, la casada, la doncella, y a otros aspectos como las relaciones familiares y vecinales, la violación, el rapto, los contratos matrimoniales, los matrimonios clandestinos, la bigamia, la separación y divorcio, las pruebas de doncellez, viudedad y herencia, barraganía y amancebamiento y las diferentes maneras de agresión física y psicológica.

Queda claro, pues, que las autoras decidieron desde el principio “alejarnos de reinas y princesas”, para centrarse en las mujeres anónimas. Ahí es donde está la gran aportación de este libro, que bebe de la tendencia que apoyan historiadores como Mary Beard, y que apuesta por extraer los conocimientos históricos de los usos, las costumbres, las leyes, la religión, las relaciones, etcétera, de los ciudadanos de cada época. Es lo que algunos, los más puristas, han relegado durante siglos al término de intrahistoria. Así que las autoras de este volumen optaron por el recorrido más difícil, el de las mujeres anónimas.

Desde el principio trazaron “un esquema inicial” con seis grandes temas que equivalen a los seis grandes capítulos del tomo: Prehistoria y Romanización; El ideal de la feminidad en la Edad Media: la misoginia; Legislación vasca relativa a las mujeres medievales. Las mujeres en los fueros; El día a día de las mujeres en la Edad Media. Oficios y ocupaciones cotidianas; Brujería. Persecuciones y procesos inquisitoriales bajo acusaciones de herboleras, faytilleras, brujas o sorgiñas, y El vestuario femenino en la Edad Media. Cada uno de estos apartados da cuenta de la tremenda labor de investigación que hay detrás, con viajes asiduos a archivos de distinta titularidad de Navarra, Gipuzkoa y Bizkaia, a museos y colecciones, a iglesias de Euskal Herria y también Aragón y otros territorios, para encontrar información sobre esos temas “e ir encajando las piezas como en un puzzle”.

Y si bien durante todos estos siglos la mujer ocupó un lugar inferior al hombre en la sociedad y en la familia, este estudio deja claro que “las mujeres medievales eran mucho más libres de lo que pensamos”. Existía una gran permisividad sexual y hasta los clérigos se casaban o tenían barraganas e hijos. Hasta el Concilio de Trento (1564), cuando los reinos europeos “empezaron a regular hasta el más mínimo detalle de la vida de nuestras antepasadas”, explican las autoras, que reflejan de manera muy clara estos datos en el capítulo dedicado a la vestimenta. Y es que las mujeres debían vestirse de manera que de un simple vistazo se supiera su estado civil y su clase social, “y se ponían multas si se denunciaba que una prostituta, por ejemplo, se vestía como una soltera”.

Las Iziz también dedican capítulos especiales a las conocidas como sanadoras, perseguidas en distintos siglos por hacer competencia a los médicos oficiales o por ser consideradas brujas y enemigas de la religión. Precisamente, la vida religiosa y espiritual también fue refugio de muchas mujeres, aunque más bien se podría hablar de cárcel por casos como los de las emparedadas de Artajona.

Vocación divulgativa 

A lo largo de 500 páginas de textos e imágenes -más de 600-, se van intercalando pequeños despieces con historias de mujeres con nombres y apellidos con las que las autoras se han ido encontrando en este largo camino. Existieron. Y Rosa Iziz y Ana Iziz nos las dan a conocer a través de este volumen que llega a las librerías “con una vocación divulgativa ambiciosa”. “No queremos que se quede en las estanterías, vivimos para compartir lo que hemos estudiado, con este trabajo hemos abierto una brecha y esperamos que otras personas la aprovechen”. Como dicen al final del prólogo, la historia de las mujeres “interesa porque ilustra e ilumina el origen y los precedentes de los problemas contemporáneos que se dan en las relaciones entre hombres y mujeres, también entre las distintas clases sociales, en un proceso ya viejo de toma de conciencia colectiva de la subordinación social en la que todavía nos encontramos”.






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