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sábado, 19 de enero de 2013

La Pifia de Estrasburgo

El sábado pasado mientras esperábamos la información acerca de la marcha en Bilbo por los presos, les compartimos un texto muy interesante y conmovedor acerca del batallón Eusko Indarra liderado por Kandido Saseta. En el mismo se menciona repetidamente a la formación política a la cual pertenecían los gudaris de este heroico grupo de combate; Acción Nacionalista Vasca.

Todavía no se secaba la tinta en el papel cuando el miércoles 16 hacíamos pública nuestra indignación por la decisión de Estrasburgo de validar el sádico juego de desgaste desplegado por Madrid ante el escenario de diálogo abierto por la sociedad vasca, con la complicidad de París claro está. Ese mismo día en Facebook uno de nuestros contactos también mostraba su malestar preguntando si acaso el gobierno de el lehendakari José Antonio Aguirre también había sido un peligro para la democracia, o si las acciones bélicas en contra del fascismo como las relatadas en el texto "El Pradón de los vascos" también podían considerarse un atentado en contra de los principios democráticos.

La respuesta es clara, tal vez presionados por la caverna madrileña, tal vez por inercia, Estraburgo volvió a errar. Pero los de ANV no se amilanan, como muestra esta nota publicada en La Haine:


Sare Antifaxista
Antxon Gómez, ex-secretario de EAE-ANV: “EAE-ANV volverá a ser legal, en un Estado vasco independiente” porque “sólo la independencia y un Estado propio traerá a los vascos la garantía de nuestros derechos nacionales, civiles, sociales y políticos”, que “son pisoteados una y otra vez por parte del Estado español”. Antxon y vari@s ex-militantes de EAE-ANV han valorado, en rueda de prensa en Bilbo, la reciente sentencia del Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo, que confirmó la ilegalización de EAE-ANV.
“Se trata de una sentencia fundamentalmente política, con la que queda otra vez claro que la ley de Partidos sigue vigente en contra de los derechos de esta sociedad y de las ganas de normalidad política. Esta legislación continúa siendo “una amenaza no sólo en Euskal Herria, sino que “ahora también se está agitando como un espantajo contra partidos independentistas en Catalunya e incluso frente a una izquierda anti-kapitalista en el Estado”.
En la sentencia ha primado “la razón de estado y las presiones” de españa. El argumento de que el partido es “una amenaza” para la “democracia española y la convivencia social en Euskal Herria” es “un verdadero disparate” para “cualquier persona que conozca la realidad de este país”.
El ciclo de ilegalizaciones no ha terminado
“Mucho dicen que ha terminado el ciclo de ilegalizaciones, pero se ha demostrado que eso no es así. Para que se termine ese ciclo, hay que suspender la Ley de Partidos”. “En Euskal Herria todavía hay 40.000 personas contaminada por la ilegalización”.
¿Estrasburgo con los demócratas o con los nazi-fascistas?
Los tribunales europeos no tienen ningún problema en avalar formaciones neonazis y fascistas como perfectamente legales y, en cambio, avalan la ilegalización de un partido político con una larga trayectoria de lucha democrática, incluso fuera de Euskal Herria, combatiendo a los nazis en la resistencia francesa”.


O sea, Estraburgo premia al régimen borbónico que tiene a la cabeza a un monarca seleccionado por Francisco Franco, aliado de Benito Mussolini y Adolph Hitler. Este tal Juan Carlos I utiliza como mascareta pseudo-democrática al Partido Popular (PP), formación política estrechamente relacionada con el franquismo. 

Y encima, Estrasburgo legítima la draconiana y anacrónica Ley de Partidos, que no es mas que un remedo de las leyes del Apartheid practicado en Sudáfrica.

Así pues en la Europa del revés, ganadora del Premino Nobel de la Paz, ser fascista de siempre es premiado mientras que ser militante de partidos políticos que han luchado en contra del fascismo te gana la etiqueta de "peligro para la democracia".

Pero bueno, los europeos pueden estar tranquilos, ya ven, Washington a declarado a los hacktivistas de Anonymous como terroristas. ¿A dónde iremos a parar?



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