Les compartimos esta nota publicada en Gara:
La manifestación supera las previsiones y reactiva la búsqueda de soluciones para la enquistada situación de los presos. «No podemos dejar de aprovechar esta oportunidad», dice la coalición
Ramón Sola
El éxito de la manifestación de Bilbo, abarrotada con cerca de 115.000 personas pese a todos los mensajes políticos e incluso climatológicos que invitaban a desistir, resitúa en primer plano la cuestión carcelaria. Ayer fue día de reflexión sin apenas valoraciones, pero el eco obtenido de nuevo por el llamamiento de Herrira, superando incluso el histórico listón de hace un año, invita a pensar que la movilización será un auténtico reset para un conflicto bloqueado.
La situación impuesta por Madrid y París a los presos ha permanecido inalterada, como si se tratara de un ordenador «colgado», en este pasado 2012. Su número únicamente ha decrecido en torno a un 10% pese al cambio radical del escenario, y las condiciones de reclusión tampoco han mejorado, con un mantenimiento a ultranza de la dispersión (solo siete presos de 606 están en cárceles vascas pasados ya quince meses desde el fin de la acción armada de ETA). Además, en los últimos meses el asunto, ineludible para la resolución definitiva del conflicto, se ha evaporado prácticamente de la agenda política debido al desinterés de PP, PSOE y PNV. «El Gobierno no tiene prisa con los presos», resume Antonio Basagoiti, líder del PP vasco.
Frente a ello, el llenazo en las calles de Bilbo supone un aldabonazo. Contra lo que se podía prever en vista de la falta de movimientos y el enfriamiento de las expectativas (hay que recordar que la marcha de enero de 2012 se hizo «en caliente», solo diez semanas después de la Declaración de Aiete y la decisión de ETA), el sábado en Bilbo el volumen de manifestantes se mantuvo e incluso creció. La cabeza necesitó 55 minutos para llegar a Zabalburu, cuando lo habitual son unos 30. Como datos reseñables añadidos, el aumento del número de autobuses muestra que la movilización contó con impulso mayor en los pueblos, una extensión local más fuerte, que era uno de los retos marcados por Herrira hace un año según reflejó la convocatoria para llenar las playas en el mes de mayo. Por otro lado, la movilización llegaba lastrada por las declaraciones expresas de PSE, PNV, e incluso IU y Batzarre al unísono, de que no acudirían a la movilización, con lo que cerraban filas y vetaban la presencia de algunos líderes políticos destacados que sí pretendían acudir a Bilbo.
La movilización superó por tanto las previsiones, provocando un colapso humano que puede catalizar ahora movimientos a todos los niveles, sobre todo en el terreno político e institucional. El primero en posicionarse y en tender la mano fue ayer EH Bildu, con una comparecencia en Bilbo en la que subrayó que renace una oportunidad que debe ser aprovechada.
«Consenso mínimo»
Maribi Ugarteburu, Rebeka Ubera, Leire Pinedo y Diana Urrea, en representación de la coalición, destacaron que la movilización fue «colosal», pero subrayaron también su objetivo: «Fue a favor de la resolución, de la paz y, sobre todo, de los derechos humanos».
«La ciudadanía se expresó con claridad al exigir el fin del bloqueo y las excusas, al gritar que ya basta de usar la política penitenciaria y la vulneración de derechos como herramienta para sabotear la resolución del conflicto. Las calles también se pronunciaron para que deje de despreciarse la voluntad de la ciudadanía de Euskal Herria. Porque las reivindicaciones que se hicieron eco en las calles de Bilbo van mucho más allá de las siglas de los agentes políticos que hemos apoyado la convocatoria de Herrira y son asumidas por una gran mayoría».
Así las cosas, EH Bildu tiende su mano ya para gestionar políticamente ese deseo social mayoritario. «No podemos dejar de aprovechar esta oportunidad para lograr la resolución del conflicto y para construir la paz, una paz basada en la justicia y en el reconocimiento de todos los derechos -indicaron sus portavoces-. Y para ello, este país necesita alcanzar un consenso mínimo en torno a los derechos, tanto individuales como colectivos, de todas las personas», añade EH Bildu.
La coalición de izquierdas y abertzale alerta al resto de fuerzas de que «no podemos someternos al bloqueo del PP», al que observa «enrocado en contra de toda solución». Y como iniciativa concreta, anuncia que en los próximos meses «vamos a tratar de llevar y difundir a los cuatro vientos la Declaracion de Aiete, y apostaremos por desarrollar sus contenidos». Todo ello desde la convicción, reafirmada el sábado tarde en las calles atestadas de Bilbo, de que «en la consecuencia de esos objetivos contamos con la ciudadanía de este país y con la comunidad internacional, porque además de la voluntad y el ánimo tenemos una herramienta y una hoja de ruta como la Declaración de Aiete».
El resto de formaciones, que no se habían sumado a la manifestación, optaron ayer por el silencio ante la constancia de que supuso un éxito. Las únicas excepciones fueron UPyD y la AVT, que no ocultaron su desazón por la enorme cantidad de personas en las calles.
El Gobierno español es el primero que no ha querido hacer valoración alguna al respecto, ni antes ni después. No obstante, el ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, usó una entrevista a "La Razón'' para recalcar que no habrá lo que denomina como «beneficios a los presos de ETA» ni siquiera en el caso de que la organización se disolviera: «La disolución es una obligación de la banda con el Estado de Derecho y las penas que están cumpliendo los presos son por delitos ya cometidos».
Desde el PNV, su nuevo presidente, Andoni Ortuzar, desde "Deia'', se dirigió a la izquierda abertzale -y no al PP- cuando fue preguntado por la movilización. «He ido a manifestaciones del 18/98 o 'Egunkaria', pero más como expresión de solidaridad que con la sensación de lograr algo. La izquierda abertzale tiene que hacer algo más que manifestaciones. Hablar claro a su gente y ser más valiente».
Agenda vasca e internacional
Habrá que ver en los próximos días si la manifestación de Bilbo hace variar algo estos mensajes previos y estereotipados. Otra de las novedades de la situación actual son las dinámicas de contactos puestas en marcha desde los presos y sus familiares. Etxerat avanzó la pasada semana que volverá a tocar puertas en búsqueda de compromisos. Y la interlocución externa de Euskal Preso Politikoen Kolektiboa (EPPK) reveló la existencia de reuniones con múltiples partidos, entre ellos el PSE, y otros agentes, que están sirviendo para cruzar opiniones y también propuestas. En su último comunicado hace dos semanas, EPPK reiteraba su disposición a dar pasos en la medida en que se vayan creando condiciones. Todo ello puede quedar favorecido por el gran paraguas de la movilización.
Otro tanto ocurre con la comunidad internacional, consciente de que tras la Declaración de Aiete había dos grandes escollos a solventar para avanzar hacia el cierre del conflicto: legalización y presos. El primero se ha encarrilado en este 2012 con la luz verde a Sortu -si bien aún perviven muchas de sus consecuencias judiciales-, pero el segundo sigue atascado.
Además, él éxito de la movilización puede ejercer de contrapeso a las presiones del Estado español al Tribunal de Estrasburgo, que en marzo verá el recurso de Inés del Río y probablemente meses después dará un veredicto de gran impacto, quizás todo un punto de inflexión en la política carcelaria estatal.
Gallardón a Estrasburgo: «Sería un perjuicio grave»
En una entrevista a "La Razón'', el ministro de Justicia español, Alberto Ruiz Gallardón, fue preguntado sobre qué ocurrirá si la Gran Sala del Tribunal Europeo de Derechos Humanos rechaza el recurso del Gobierno del PP por el caso de Inés del Río y tumba definitivamente, con ello, la doctrina que permite alargar las condenas. En la respuesta queda clara tanto la preocupación del ministro como el afán de presionar a Europa haciéndole ver que podría provocar una situación caótica: «Supondría que, además de muchos terroristas, muchos delincuentes abandonarían los centros penitenciarios, y por lo tanto sería un perjuicio severo grave a la sociedad española», sostiene.
La Marcha Patriótica colombiana emplaza a los gobernantes europeos
Uno de los posicionamientos internacionales con motivo de esta manifestación es el de la Marcha Patriótica colombiana, un amplio movimiento político y social que está adquiriendo gran trascendencia en el contexto del proceso de negociación Gobierno-FARC. Su declaración apunta que «la realidad de los cientos de prisioneros políticos vascos no es desconocida por nosotros», ya que recuerda que en Colombia hay 9.500 presos «del movimiento popular».
Además de expresar su solidaridad a los vascos, la Marcha Patriótica se dirige a «los gobernantes europeos que dan lecciones a muchas naciones en materia de derechos humanos y que ostentan el Nobel de la Paz. No pueden seguir sometiendo a las y los prisioneros políticos vascos a tratos crueles, discriminación y alejamiento; no pueden desconocer sus derechos humanos, ni soslayar la obligación de atender las enfermedades graves que algunos padecen. Por más duros que sean los conflictos, las sociedades deben superarlos con el respeto absoluto de las condiciones humanas», considera.
«The Washington Post» destaca que la dispersión sigue y remarca su alcance
En los medios vascos, estatales e internacionales la movilización de Bilbo tuvo un reflejo inferior al que le correspondía por su volumen de participación. En Euskal Herria llamó la atención el escaso impacto en los medios del Grupo Noticias, que le dedicaron una página o incluso menos pese a calificarla de «marea humana». En cuanto al Estado, se le otorgó menos atención que a la de enero de 2012, probablemente porque la cuestión vasca está bastante relegada en sus prioridades de agenda. Como detalle, resultó significativo que para "El Mundo'' lo más importante fuera la presencia de ERC: "Los socios de CiU, en la marcha en pro de los asesinos etarras'', tituló en primera página. En cualquier caso, tanto aquí como allí nadie puso en duda el éxito de la movilización: «Multitud» o «multitudinaria» son los términos más utilizados para definirla.
En cuanto a los medios internacionales, que en buena parte se alimentan de sus corresponsalías en Madrid y por tanto participan de estas mismas inercias, el evento de Bilbo quedó solapado por otras noticias o desapareció directamente. Una de las excepciones fue "The Washington Post'', en cuya web apareció una crónica elaborada con información de agencia y elementos propios de su corresponsal en la capital estatal.
La información tiene el valor añadido de subrayar el alcance de la dispersión, una política que explica que se sucede «desde hace más de dos décadas» al amparo de una legislación construida «en 1975» y justificada para «evitar que los militantes vascos se comuniquen entre ellos fácilmente para planificar estrategias subversivas». Apunta que hay cerca de 700 presos y «solo alrededor de dos docenas están en cárceles vascas» [en realidad son menos y quizás "The Washington Post'' incluya a quienes están en casa en prisión atenuada por enfermedad].
"The Washington Post'' (con una tirada en papel de casi 900.000 ejemplares los domingos) destaca que la dispersión sigue tras la decisión de ETA de dejar la lucha armada y cita que esta organización se ha mostrado abierta a hablar sobre el desarme, «como ocurrió con el IRA en el Norte de Irlanda».
La noticia da paso a un foro en el que se debate vivamente sobre la dimensión de la marcha de Bilbo en comparación con la población total de Euskal Herria.
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