Es de todos sabido que al dejar todo atado y bien atado, la joven democracia ha sido muy exitosa en cuanto a fagocitar a los representantes de la clase obrera. Que mejor muestra que las declaraciones de un tal Antonio Pino, quien refugiándose en las posturas new age muy en boga, alerta sobre el "peligro de los extremos". Muy equidistante él, lo que hace en realidad es anunciar a viva voz que es un traidor y que va a vender a los obreros que (supuestamente) le eligieron para defenderles. Lean ustedes esta nota publicada en inSurGente:
Antonio Pino, secretario general de CC.OO en Asturias, se mostró muy preocupado por las consecuencias que puede generar en la sociedad estos «fenómenos de corrupción», ya que pueden influir en el «desafecto de los ciudadanos con la clase política y sindical». Y advirtió sobre las consecuencias de «cómo se cuentan las cosas», porque «si bien pueden ser verdad, la forma en que se cuentan está envenenando la situación».Pero lo peor, a entender de Pino, es que «este proceso de desafecto de la política y sindicatos, aunque haya cosas que sean criticables, que hagamos mal y que tenemos que corregir, acaba abriendo la puerta a organizaciones y movimientos muy peligrosos, bien sean por la extrema izquierda o derecha». Y puso un ejemplo práctico: «Miren a Grecia, es un ejemplo real de lo que puede ocurrir».
Hombre Antonio, desde La Zarzuela te aplauden.
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