En esta misiva publicada en la sección El Correo Ilustrado de La Jornada se expone al servil presidente mexicano Vicente Fox como un auténtico represor, siendo la criminalización de la solidaridad internacionalista una de sus mayores obsesiones.
En el mismo, se menciona la detención con lujo de violencia, incomunicación y deportación de Ainoa Subina e Israel Alonso, los dos integrantes de la plataforma Komite Internazionalistak que han terminado por sufrir en México lo que muchos vascos han sufrido en su propio terruño.
Adelante con la lectura:
Represión contra solidarios extranjeros
Tom Hansen | México Solidarity Network
Señora directora: El 21 de agosto la administración Fox deportó a una joven pareja del País Vasco por haber participado en una movilización dirigida por miles de ex braceros en Tlaxcala. Los dos expulsados eran huéspedes de la Central Nacional Urbana y Campesina. A fines de mayo, la administración Fox expulsó a ocho extranjeros supuestamente por su participación en demostraciones alrededor de un encuentro entre líderes europeos y latinoamericanos en Guadalajara. Sin embargo, la mayoría de los extranjeros no fueron detenidos en la demostración sino acorralados horas después en hoteles y cafés. Estos incidentes recientes reflejan tres áreas de una creciente preocupación.
Primero, la administración Fox está aislando los movimientos populares de apoyo y solidaridad internacional. Para una administración que proclama favorecer la expansión de la democracia, la contradicción no puede ser más brutal. Mientras los extranjeros sufren la indignidad de la expulsión, y generalmente no son capaces de volver a México por algunos años, las organizaciones populares de México sufren la violación directa de sus derechos de formar amistades y alianzas internacionales. En ese sentido, las expulsiones son un ataque directo a las organizaciones populares que tal vez no estén de acuerdo con la agenda Fox, y un ataque directo a la democracia.
Segundo. Fox quiere ser un jugador internacional. Iniciativas internacionales, por ejemplo los encuentros de la Organización Mundial de Comercio en Cancún o la pasada cumbre en Guadalajara, ayudan a las elites corporativas de México pero perjudican al resto del país (y el mundo). Si quiere ser anfitrión de reuniones internacionales con ramificaciones políticas que se extienden mucho más allá de las fronteras mexicanas debe aceptar el derecho de la comunidad internacional de expresar allí sus opiniones. Tanto América como Europa se ven directamente afectadas por la cumbre de Guadalajara. Si la administración Fox está comprometida con la democracia, las ciudadanas y los ciudadanos del mundo tienen derecho a la palabra durante esos encuentros.
Tercero, la misma administración que liberalmente aplica el artículo 33 de la Constitución para expulsar a extranjeros que no concuerdan con las políticas neoliberales está comprometida a entregar grandes partes del patrimonio mexicano al comercio internacional. Históricamente, la prohibición constitucional no pretendía impedir que organizaciones populares desarrollaran relaciones internacionales de amistad y solidaridad, sino impedir la misma intervención extranjera que la administración invita de poderes imperialistas como el gobierno estadunidense, corporaciones trasnacionales como Repsol y Wal-Mart, y agencias internacionales como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la Organización Mundial de Comercio. ¿Cómo puede justificar el presidente Fox a los representantes de FMI y BM que emiten comunicados de prensa abogando por programas de ajuste estructural e iniciativas de políticas macroeconómicas mientras expulsa a ocho extranjeros por haber participado en una manifestación? ¿Cómo puede justificar el apoyo oficial a las corporaciones trasnacionales como Costco en Cuernavaca o Wal-Mart en Teotihuacán, mientras prohíbe el apoyo personal a ex braceros? Aparentemente ha hecho una decisión consciente sobre lo que significa la democracia ¿derechos ilimitados para corporaciones transnacionales, pero espacios políticos escasos para el pueblo mexicano?. Si esta es la Presidencia del cambio, México, y la comunidad internacional, tienen una razón grave para preocuparse.
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